Archivo de la categoría: ACTION

ACTION: Capítulo 20

action20

 

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) RenMinhyunAronJR y Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

Capítulo vigésimo

Camino a su lado, en silencio, ya habrá tiempo para hablar luego.

– ¿Dónde me llevas Baek?

– Ya verás – le respondo sonriendo, intentando parecer calmado – no seas impaciente.

Sacude la cabeza sonriendo un poco. Los moratones de su cara ya empiezan a amarillear, la costra en su frente se ha secado y casi no se ve bajo su flequillo rubio. Que hermoso, y pensar que ya me había enamorado de él antes de verle…

Le tiendo la mano y él me la coge, enlazando nuestros dedos, y seguimos andando.

¿Se puede saber dónde cojones me lleva? ¿Para qué quiere que estemos solos tan lejos de los otros? ¿No será que…? No, imposible, Baekho es muy lento para estas cosas. Aunque si estamos solos a lo mejor puedo aprovechar… ¿Si le beso? ¿Creerá que vamos demasiado rápido? ¿Supongo que no será de esos que esperan al matrimonio, no?

Aunque claro, no hace ni una semana que nos conocemos, a lo mejor es que yo voy demasiado rápido. Pero somos adolescentes, es normal ¿No? Además, si contamos con las cartas hace mucho más que nos conocemos, está justificado.

Sigue andando detrás de mí, y me voy girando de vez en cuanto para verle, sin poder evitar sonreír cada vez que le veo…

Parece tan pequeño y frágil… aunque ya he comprobado que no lo es, es más, creo que sin contar a Aron, que tiene ventaja por su poder, es el más fuerte del grupo, lo que no deja de ser desconcertante… Todos nos sorprendimos la primera vez que le vimos apartando cajas para despejar la zona de nuestro refugio como si nada. Supongo que debe ser el resultado de todas sus peleas con los guardias…

Minhyun, Aron y Lime han estado entrenando con él esta mañana, parecía muy emocionado con la idea. De mientras JR me ha acompañado a buscar más pasillos escondidos. Hemos encontrado tres, ninguno cerca de la habitación e los niños donde pensábamos ir primero. Seguiré buscando. Pero ahora no, ahora me merezco un descanso. Y quiero enseñarle a Ren lo que he encontrado.

Vuelvo a mirarle, le saco la lengua y él se ríe alzando las cejas. Que mono…

Y ahora me saca la lengua, seguro que lo hace para poner a prueba mi autocontrol.

Como no me bese muy pronto le voy a besar, estos dias he estado ocupado pero en cada uno de mis minutos libres no he podido dejar de pensar en eso. En sus labios.

¿Puede que eso tuviera algo que ver con el hecho de que se me diera tan mal con las porras? ¿Por estar pensando en el mientras entrenábamos?

No, no creo, soy un inútil con las porras con Baekho cerca o sin. Aron y la zorra esa han tenido mucha paciencia, eso sí, pero creo que no han tardado demasiado a darme por caso perdido. Yo con una porra soy más peligroso que JR con ganas de abrazar… En cambio ellos parece que hayan hecho esgrima toda su vida, vale que a esa la han entrenado para esto, para luchar y apalizar pero los otros simplemente lo han pillado en seguida. Todos menos yo, como siempre.

Suerte que el atontado ha tenido la luminosa idea de probar con las pistolas. Eso sí que mola. Después de mi penosa actuación con las porras creo que todos estaban tremendamente sorprendidos de ver que soy capaz de disparar. Y no solo eso, puedo disparar y hacerlo BIEN. Mejor que los otros (excepto Min, que es todo un profesional).

Por primera vez en mucho tiempo me siento útil, que puedo hacer algo que los otros no pueden, que soy bueno en algo y no una carga. Así que mientras ellos se dedican a pegarse con las porras, yo y Min practicamos en dianas improvisadas. Es divertido y todo, si no fuera porque tampoco podemos malgastar municiones me pasaría horas practicando.

Cuando volvamos le diré a Min que me enseñe a disparar con dos a la vez, una en cada mano, molará. Hablando de volver, ¿dónde estamos? Creo que por esta parte de almacenes todavía no había pasado, ¿se puede saber que está pasando? Como no me dé explicaciones pronto voy a empezar a hacerme ilusiones de que no es tan lento como parecía y sí que quiere lo mismo que yo.

O a lo mejor es un romántico… y yo no lo soy, el hecho de que vayamos cogidos de la mano y que este nervioso solo por eso no significa nada, no somos como esas repelentes parejitas acarameladas. No me gustaría tener una cita en un parque de atracciones ni ir con ropa de pareja… ni que me regale chocolates por San Valentín…

Que carita tan mona que ha puesto… ¿Que estará pensando?

– ¿En qué piensas?

Le enfoco con la linterna para verle mejor. Se queja y retrocede tapándose los ojos con el brazo. ¿Será para protegerse de la luz? ¿O para que no vea que se ha sonrojado?

Me río, pensando otra vez en lo guapo que es, y sigo caminando.

Al despertar esta mañana lo primero que he visto ha sido a Ren durmiendo, con las largas pestañas sobre su mejilla proyectando largas sombras a la poca luz del farol, con el cabello brillante reluciendo como plata, con sus labios de corazón entreabiertos en un gesto relajado. Ni rastro de la arruga de su frente, ni rastro del cansancio y la preocupación.

Como los demás ya estaban todos levantados le he despertado con cuidado. Ha entreabierto los ojos, me ha sonreído, y ha murmurado «hacía años que no dormía tan bien». Y me ha abrazado largo rato, muy largo rato.

Este simple gesto me da fuerzas para seguir adelante el resto del día.  

 Después, caminando con JR por almacenes me he dado cuenta de que debería hacer algo. Decidir exactamente qué somos, qué relación tenemos. En ningún momento he intentado mentirme diciendo que somos solo amigos, pero por otro lado… Se hace extraño pensar en nada más, y más sin conocer su opinión al respecto. El consejo de JR ha consistido en que, sencillamente, hable con él, y me parece que he encontrado la forma perfecta para hacerlo.

Mientras recorríamos almacenes con Baekho hemos estado discutiendo opciones, que si este pasillo, que si estas escaleras. Técnicas de defensa, de ataque, como escondernos, como evitar que nos encuentren. Planes y más planes. Sinceramente estoy preocupado por lo que pueda pasar. Una parte de mi mente no descansa repitiéndome una y otra vez todo lo que puede salir mal. Por más que nos pasemos horas puliendo los detalles, no tenemos idea de que va a pasar cuando salgamos. Pero no puedo decir eso en voz alta. Todos sabemos que no sirve de nada planear tanto, cuando estemos arriba y nos crucemos con el primer grupo de guardias habrá que pelear, porque no hay otra opción, y nadie sabe qué puede pasar en una pelea.

Le muerte es tabú. Esa posibilidad no se considera.

Pero si alguien muere, se queda atrás.

Es cruel, pero necesario, sino moriremos todos. A la que salgamos de aquí será una batalla constante, supongo que por eso seguimos refugiándonos, escondiéndonos, por eso nadie ha propuesto aun la opción de irnos.

Rasca, rasca, rasca. Afilar cuchillos con una piedra no es la mayor de las diversiones, pero debo reconocer que va bastante bien contra el mal humor.

Lime nos ha dicho que los cuchillos que encontramos el otro día son viejos y no están afilados, que no cortarían ni un trozo de papel, y que si queremos hacer algo útil con ellos deberíamos afilarlos. Nos ha dado piedras de afilar y ella, JR y yo nos hemos puesto manos a la obra.

Rasca, rasca, rasca. Realmente desahoga mucho. Rasca, rasca, rasca.

– Esto… Aron… Creo que este cuchillo ya está afilado, si sigues así vas a quedarte sin cuchillo y sin piedra…

Cállate, estoy de mal humor por tu culpa. Le lanzo a JR una mirada fulminante, y él me mira atónito sin comprender. Claro, finge que no sabes de qué va la cosa. Lo que me faltaba.

Miro mi cuchillo. Vale, tiene razón, creo que éste ya ha tenido suficiente. Suspiro y cojo otro cuchillo para seguir afilándolo.

El día ha comenzado de forma rara. Me ha despertado Min al levantarse súbitamente mientras estábamos abrazados. He abierto los ojos pesadamente, tenía la sensación de que todavía era muy temprano, y me he encontrado a Min sentado a mi lado, temblando y respirando entrecortadamente; tenía muy mala cara.

– ¿Min? ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

– Sí… Sólo ha sido… una pesadilla…

– Tranquilo, sea lo que sea no era real, ya ha pasado… Ven…

Le he abrazado de nuevo y le he tumbado a mi lado. Sí, sé que a lo mejor debería haber tratado de hablar con él y que me lo contara, pero la verdad es que estaba tan somnoliento que no he sido capaz de hacer más. A los pocos segundos he vuelto a dormirme.

Cuando he despertado de nuevo Min ya no estaba. Le he buscado con la mirada y le he visto un poco lejos de los colchones, sentado en el suelo y cuchicheando con JR. Para variar. No oía lo que decían pero se reían. Y otra vez me han invadido esos malditos celos. Los mismos celos que me  han hecho quedarme tumbado fingiendo estar dormido para ver qué hacían cuando yo no estaba presente.

Han hablado un rato y luego Min ha cogido una de las mochilas que llevábamos cuando llegamos a almacenes, ha hurgado en ella buscando algo y al final ha sacado el melón. Mi melón. Nuestro melón. Lo ha mirado con sorpresa y luego ha exclamado, suficientemente alto como para que yo pudiera oírlo: “¡Guao! ¡Un melón! ¡Me encantan los melones!” He sonreído, estaba seguro de que le gustarían.

Pero luego JR le ha cogido el melón de las manos y lo ha abierto con un cuchillo. Han hecho trozos y han empezado a comérselo. Mi melón. NUESTRO melón, de Min y mío. Debíamos comérnoslo juntos, ¿por qué se lo come con JR?

JR le ha ofrecido un trozo a Min y cuando éste iba a pegarle un mordisco se lo ha apartado y luego se ha reído de ver cómo mi chico cerraba los dientes en el aire. Min, en venganza, ha fregado un trozo contra la mejilla de JR, y luego contra su nariz, para dejarle la cara mojada de jugo. Ambos reían de sus bromas y sus juegos, y cómo hacía ya unos cuantos días que lo cogí de la cocina el melón estaba muy maduro, y por lo tanto tenía mucho jugo, así que ambos han quedado con las manos y la cara completamente empapadas de melón. Y sus carcajadas iban en aumento.

Tengo que reconocer que Min empapado de melón es la cosa más sexy que he visto jamás. Me entraron ganas de lamer todo ese jugo de su cara, y no sólo de su cara… Pero me molestaba que fuera a JR a quién estuviera mostrándose en ese estado, que alguien más que yo pudiera verlo así, que jugueteara con él de esa forma tan… sensual.

Hasta que a JR se le ha quedado un trocito de melón en el labio. Min se lo ha quitado despacio, acariciando sus labios con los dedos, que luego se ha llevado a la boca para comerse el trocito de melón y lamérselos de forma demasiado sexy. ¿Por qué, Min? ¿Por qué le haces eso a él? ¿Es verdad, pues, que no querías nada conmigo por JR? Ayer me dijiste “te quiero”, pero… ¿le quieres más a él?

Luego han acabado de comerse mi melón y han seguido charlando animadamente después de limpiarse un poco. Y yo no me atrevía a levantarme, no podía enfrentarme a ellos. Otra vez esa duda, ese miedo; miedo de que ya no me quiera.

No me he levantado hasta que he visto que Lime lo hacía y que Baekho empezaba a removerse en el colchón. Y luego con los entrenamientos de la mañana he intentado distraerme, pero las dudas no paran de asaltar mi mente. Los celos me comen por dentro. No lo soporto.

No sé yo si esto de afilar cuchillos es muy útil, pero desahoga. Mientras paso una y otra vez esta piedra rasposa contra la hoja metálica vuelven a mi mente todas las dudas de los últimos días, y no son pocas. Como le dije a Minhyun, creo que mi cerebro intenta recuperar el tiempo perdido y ahora piensa demasiado.

Básicamente, llevo todo el día dándole vueltas a lo mismo.

Según el principio de la utilidad del filósofo inglés Jhon Stuart Mill una acción es buena cuando promueve la felicidad del máximo de personas.

Y no dejo de plantearme. ¿Estamos haciendo una buena acción?

Si hago recuento, de forma objetiva, sé que no. La felicidad de nosotros cinco, si es que conseguimos salir los cinco vivos de aquí, contra la felicidad de todos los guardias a los que ya hemos matado, a los que aún vamos a tener que enfrentarnos. No es un buen equilibrio.

Según Baekho es posible que lo que estamos haciendo no esté objetivamente «bien», es probable que nuestras vidas no valgan por todas las que hemos arrebatado, pero él dice que seguirá siendo un poco egoísta y que prefiere mirar por su felicidad antes de mirar por la felicidad de sus verdugos, que no descansará hasta ver libre a Ren. Muy loable, y está claro que también quiero protegerles a ellos, pero no puedo dejar de considerar todo lo demás.

Según Ren, y en sus propias palabras «esos monstruos no merecen que consideres su felicidad, tenemos que salir de aquí y cargarnos a cuantos podamos en el camino». Y lo peor, es que parecía plenamente convencido de eso.

Solo puedo especular acerca de la opinión de Aron, pues en cuanto me he acercado a preguntar a empezado a hacer crujir los nudillos de forma para nada amistosa.

Me interesa la opinión de Lime, ya que puede ser un punto de vista interesante y diferente, pero realmente no sé cómo planteárselo.

Pero las palabras de Minhyun son, sin duda, las que más me convencen. Y ni siquiera he tenido que planteárselo yo. Me ha visto con esa mirada perdida que ya me conoce y ha venido a sentarse a mi lado a preguntarme con que nuevo reto mental me peleaba.

Me hubiera reído si no fueran tan oscuros mis pensamientos.

– ¿En qué piensas? – me ha preguntado.

He dudado en como planteárselo, en si debía decírselo, pero al final se lo he soltado tal cual, su opinión me interesaba.

– … Pensaba que… Tal vez deberíamos rendirnos. – Ha abierto mucho los ojos, sorprendido, y me he visto obligado a explicarme – Es que… Siento que es egoísta escapar así, que está mal…

– ¿Pero cómo va a…? – se ha reído, nervioso, y yo le he cortado para explicarme mejor.

– Según el principio de la utilidad de Mill una acción es buena cuando promueve la felicidad del máximo de personas. Nosotros somos cinco, que si conseguimos escapar, en teoría seremos felices. ¿A cuántos guardias hemos matado? ¿A cuántos hemos hecho «infelices»? ¿Puede compensar eso nuestra felicidad?

He dejado las preguntas en el aire, sin esperar realmente una respuesta concreta.

– ¿Vas a condenarte por algo que dijo un filósofo hace siglos en el otro lado del mundo?

– Estoy de acuerdo con sus ideas. La felicidad de muchos pesa más que la felicidad, o incluso la vida, de pocos.

Se ha quedado callado unos instantes, pensándolo, como hace siempre, y luego me ha preguntado si tenía hambre y se ha puesto a rebuscar en una de las bolsas. Ha sacado un melón, que ambos nos hemos partido mientras seguíamos meditando.

Al final me ha respondido, entre mordisco y mordisco y con el jugo de la fruta, demasiado madura, cayéndole por la comisura de los labios. Argumentaba que nuestra huida no nos hace felices solo a nosotros.

– Tal vez no sea nuestro caso, pero ellos tienen familias, familias que serán felices si vuelven. – ¿Tendrían familia los guardias a los que hemos matado? – También dice Lime que hay guardias que están de nuestro lado, y tampoco creo que toda la gente que trabaja aquí sea «feliz» con su trabajo. Ellos serían felices si escapamos.

Recuerdo a Nara, que nos ayudó cuando capturaron a Ren, a Lime, que nos está ayudando ahora, a Alice, que me cuidó durante todo el tiempo que estuve aquí, que parecía realmente preocupada por mí. Y como se lo pagué…

Tal vez si, tal vez ellas, y más guardias, estén de nuestro lado. Y yo sigo preguntándome: ¿Compensa eso?

Si hago recuento por mí solo tengo mi propia felicidad contra la vida de los tres guardias que he matado. No me compensa.

Y, de nuevo, su respuesta me ha dado mucho que pensar.

– No puedes contar solo por tu felicidad ahora Jonghyun. Tu vida ahora condiciona la felicidad de, mínimo, cuatro personas. Nosotros seríamos infelices si tú mueres.  

Pero sigue sin convencerme.

– Está bien – me ha dicho al fin. – Si no te convenzo con mis propios razonamientos seguiremos con la filosofía…

La filosofía, eso que nos ha unido des que nos dimos cuenta de las ideas que compartíamos. Es algo extraño en alguien de mi edad, pero siempre me ha gustado. Mi madre me leía las obras de filósofos clásicos, me preguntaba para que sacara mis propios razonamientos, aunque yo siempre me decanté más por la filosofía moderna. La ética, la moral…

Mi madre… como le echo de menos… como me duele saber que no volveré a verla…

Pero, precisamente porque es algo extraño, me sorprendió que Minhyun supiera de que le hablaba cuando en nuestras charlas empecé a  citar a antiguos eruditos.

– Mi padre me obligó a estudiar política des de pequeño. – Me respondió al preguntarle – La parte de la filosofía era lo mejor. Era un palo y lo odiaba, pero bueno, se me quedaron cosas, y ahora lo valoro.

– Tienes ideas interesantes.

– He tenido mucho tiempo para pensar aquí. – añadió sonriendo triste.

Vuelvo a centrarme en las reflexiones de esta mañana, cuando discutíamos sobre nuestra huida. Después de un buen rato replicando mis teorías con sus ideas me ha respondido citando a otro filósofo.

– Según Locke en el momento en que alguien te priva de tus derechos, la vida o la libertad, pierde su humanidad, así que tal vez su infelicidad no pese tanto como la tuya.

Pero eso sigue sin convencerme.

– Pero eso es venganza, y no me gusta.

– No, no lo es. Luchas para recuperar un derecho que te han quitado. Y que te han quitado de forma injusta. Eso no es venganza, es justicia.

– ¿Y también es justicia matar para conseguir tus propósitos?

Ha suspirado, y me ha mirado directamente a los ojos al responder.

– JR, intentas ser un héroe en una situación de la que no puedes salir impoluto. A veces las cosas no se limitan a que está bien y que está mal, a veces la situación exige medidas más drásticas, y ahora mismo, las únicas opciones son matar o morir, porque no creo que se aparten y nos dejen ir si les vamos con palabras bonitas.

– Tal vez prefiero morir que matar. – Su mirada era triste, reprochadora, como si me culpara de no querer seguir luchando. – lo siento, pero yo no me veo capaz de seguir viviendo siendo consciente de que hay gente que ha muerto por mi culpa. Des de luego no de seguir estando cuerdo, eso ha quedado demostrado…

No ha insistido más en ese punto, hemos seguido hablando, y al rato me he dado cuenta de que era lo que fallaba, de que era lo que no me convencía.

No culpo a los guardias.

Ellos no me han encerrado aquí, no puedo culparles de mi encierro, solo lo aceptan, igual que hacíamos nosotros. Nos retienen aquí porque es su función, porque alguien les ha ordenado eso. No por su voluntad.

– ¿A quién culpas entonces? – me ha preguntado Minhyun.

Y por un momento he vuelto a estar en mi casa, disparos, yo bajando corriendo por las escaleras, las luces aún apagadas. Mi padre en el suelo. Sangre. Mi madre gritando. Otro disparo. Más sangre. Alguien que me arrastra, los brazos de mi madre extendiéndose hacia mí. Más sangre. Oscuridad. Y una cara.

– Al que mató a mis padres. – Mi voz era apenas un murmuro. – Un hombre trajeado.

Minhyun ha sonreído triste, continuando con mi explicación.

– Con bigote y ojos grises.

He asentido.

– Ojos de acero.

Me ha contado que él también le recordaba, que era el que le había comprado, que fue ese hombre el que nos fue a buscar uno a uno, a todos. Y decidimos que le odiamos. A él y a quien sea que dirige esto, quien sea que da las órdenes para retenernos aquí. Ellos tienen la culpa. Y decido para mí mismo que esos si merecen morir, pero nadie más.

– ¿Ni que sea para defenderte? – he seguido negándome, convencido de que no me iba a convencer. – ¿ni que sea para defendernos a nosotros? – Le he mirado, y él me miraba fijo a los ojos también. – Dices que tu felicidad no te compensa. ¿Te compensa la nuestra?

He apartado la mirada para dar una ojeada a nuestros compañeros durmiendo aun en los colchones.

Ren y Baekho, ambos dispuestos a darlo todo el uno por el otro, que se niegan a dar un paso atrás, que son la fuerza él uno del otro y gracias a los cuales estamos aquí. Aron, que aunque parezca odiarme es importante para Minhyun, y por tanto es importante para mí también. Y Minhyun, que se ha convertido en mi mejor amigo, el único que me comprende, que de alguna llena el vacío que la muerte de mis padres me ha dejado.

Si, por ellos merece la pena matar.

Mientras sigo afilando mi cuchillo me giro para mirar a Min. Está tumbado en un colchón, no ha venido a ayudarnos porque ha dicho que le dolía la cabeza. Tiene la mirada vacía, perdida en algún punto del infinito, y realmente no tiene muy buena cara. Parece muy distraído en sus propios pensamientos.

Me preocupa. Es cierto que estoy un poco dolido con él; bueno, dolido no, confundido… o tal vez desilusionado… No sé, simplemente me duele el hecho de que le haga más caso a JR que a mí. Pero me duele todavía más verle triste, o ver que se encuentra mal. Y ahora mismo su carita me da mucha pena…

– Esto… ¿Os importa si voy a hablar un momento con Min?

– Claro que no, adelante. Le gustará que le hagas compañía si está malo.

JR me sonríe. Por muy sincera que parezca tu sonrisa sé que mientes. No finjas que mi relación con Min te importa, no hagas como si no estuvieras intentando quitármelo; maldito hipócrita. Deja de comportarte como si no entendieras por qué te fulmino con la mirada de nuevo.

En fin, no tengo ganas de discutir, así que le asiento, finjo sonreír y me voy al lado de Min.

– Hola –le saludo al sentarme a su lado.

– Hola –al verme parece despertar de su ensoñación, se incorpora y me dedica una enorme sonrisa. Parece contento de verme a su lado, qué feliz me hace.

– Min… ¿Te encuentras bien? Tienes muy mala cara, me tienes preocupado.

Sonríe otra vez, parece contento de que me preocupe por él. Pero luego su preciosa sonrisa se convierte en una mueca de tristeza.

– Aron… es que yo… tengo miedo…

Tímidamente agarra mi brazo, como intentando buscar mi protección. Y yo sin dudarlo le acerco más a mí, le rodeo con mis brazos, le pego con fuerza a mi cuerpo. El suyo tiembla ligeramente.

– No tengas miedo, estoy aquí contigo. Es normal que te asuste lo que nos espera, pero yo no permitiré que te hagan daño. Te protegeré, te lo prometo, y los demás harán lo mismo. Conseguiremos salir de aquí todos juntos, ya lo verás.

– No… -se separa un poco de mi abrazo para poder mirarme a los ojos. Los suyos están húmedos.- No me asusta lo que pueda pasarnos aquí dentro. Tengo miedo de salir…

¿Cómo? No me esperaba esa respuesta. ¿Cómo se supone que debo interpretar eso?

Ese sueño, esa pesadilla se repite en mi mente una y otra vez. Ahora entiendo por qué Ren no conseguía dormir por culpa de una pesadilla. No es por el sueño en sí, sino por los miedos que representa, miedos que estaban ocultos en mi corazón y en los cuales intentaba no pensar; ahora no pensar en ellos me es imposible…

En el sueño yo estaba en mi celda. Quería moverme pero mi cuerpo no respondía. Por mi alrededor pasaban guardias, turistas, y aunque estaba rodeado de gente me sentía muy solo. Ellos me miraban pero era como si no me vieran, fijaban sus ojos vacíos en mí y su mirada fría me atravesaba.

Poco a poco las paredes de mi celda han ido desapareciendo, como si se convirtiesen en niebla. Me he encontrado por fin fuera de aquí. Los guardias y los turistas han dejado de pasar por mi lado, han seguido sus caminos y se han ido lejos, muy lejos… En su lugar, había otra gente se movía por mi alrededor. Gente anónima, de la calle, simples desconocidos. Éstos ni siquiera me miraban, sólo pasaban a mi lado ignorándome. Yo intentaba hablar con ellos pero mi cuerpo seguía sin poder moverse.

Hasta que he visto a mi padre. Estaba muy lejos pero le he reconocido. A su lado estaban mi madre y mis hermanos, pero sólo él me miraba. Ha sacado una mano del bolsillo de su americana con un fajo de billetes. Lo ha mirado, luego me ha mirado a mí, luego al fajo de nuevo. Ha sonreído, me ha dado la espalda y todos se han ido, alejándose de mí. Quise gritar, pedirles que no me dejaran, pero mi voz se negaba en salir.

Al poco rato ha aparecido Aron. Me ha abrazado por detrás y ha depositado un besito en mi mejilla. Yo me sentía muy feliz a su lado… Pero mis labios eran incapaces de pronunciar un “te quiero” y mis brazos de moverse para agarrarle y mantenerle a mi lado.  Y se fue, sonriéndome, y diciéndome adiós con la mano. Sin que yo pudiera impedírselo. Y de nuevo me he encontrado perdido entre un cúmulo de gente anónima que no me veía. Pero poco a poco ellos han dejado de pasar por mí alrededor y me he ido quedando solo. Por fin he conseguido mover mi cuerpo. Pero allí ya no había nadie. He corrido, de un lado para otro, durante mucho rato, pero no he encontrado a nadie. Estaba solo, por fin podía moverme pero estaba completamente solo. Al final he llegado a un puente muy alto. Me sentía muy triste, demasiado solo. Y me he tirado, porque no tenía a dónde ir, no tenía absolutamente a nadie ni nada. Prefería morir.

Y entonces me he despertado. No he podido volver a dormirme, no he logrado tranquilizarme ni siquiera entre los acogedores brazos de Aron. Me he levantado cuando he visto que JR lo hacía, y durante todo el día he sido incapaz de dejar de darle vueltas a lo mismo. He estado hablando con JR, y luego hemos estado entrenando; eso me ha distraído un poco. Pero ahora que he vuelto a quedarme solo con mis pensamientos esta idea no para de atormentarme. ¿Qué será de mí cuando salgamos de aquí? No tengo nada, ni a nadie, ni un lugar al que volver. ¿Viviré en la calle como un mendigo? ¿Qué voy a hacer si me quedo solo?

Aron se ha quedado atónito con mi respuesta. Antes de que pueda decir nada se lo cuento. Todo. El sueño, la forma en la que mis padres me vendieron, ya que recuerdo que él no estaba el día que se lo conté a los chicos… y también mis miedos a quedarme solo.

Aron me escucha, se asombra de mis explicaciones, me tranquiliza con sus gestos y con sus palabras. Es un encanto. Creo que su presencia es suficiente para hacerme sentir mejor. Me dice que nunca estaré solo porque el siempre estará a mi lado. Ojalá pudiera creerle.

Me siento mal por haber estado tan distante con él recientemente. Creo que con esto le he mareado un poco y no se lo merecía. ¿Pero qué más podía hacer? Le amo, con todas mis fuerzas, es la única persona con la que quiero estar. Y por eso no podía permitir que pasara nada entre nosotros. Porque le quiero demasiado y por nada del mundo quiero perderle.

Dejo lo que estoy haciendo y miro hacia la pareja, Minhyun y Aron sentados abrazados en los colchones. Sonrío. Se ven tan bien juntos… Ojalá se dejaran ya de tonterías.

Entiendo los motivos de Minhyun, pero ya le he dicho que no vale la pena pensarlo tanto, que es contradictorio con lo que quiere, y que así solo consigue marear a Aron. Si hablase con él y le dejara las cosas claras…

– ¿No vas a hacer nada?

Me giro hacia Lime, sorprendido.

– ¿Hacer qué?

– Bueno… – Responde como nerviosa – Minhyun y tu… No sé, ¿No te pone celoso verles juntos?

– ¿Celoso? – me rio – no, para nada. Min solo es mi amigo, me alegro por él. Sonrío, les hecho un último vistazo y me pongo de nuevo manos a la obra.

Esto empieza a ser cansino…

No sabía todo eso sobre el pasado de Min. Me ha dado mucha pena saber que sus padres lo vendieron, y que cuando salgamos no tiene a donde ir. De hecho… hace días que quiero proponerle algo, pero con sus cambios de humor conmigo y con JR por en medio no me he atrevido a hacerlo. No puedo proponerle algo así si no estoy seguro de que me quiere… pero ahora mismo está muy cariñoso conmigo, parece el Min de siempre. Creo que puedo intentarlo.

– Oye Min… Me  gustaría que cuando salgamos de aquí vinieras a vivir conmigo, ¿qué me dices?

Me hace mucha ilusión oír eso, me encantaría vivir con él. Pero no quiero que sea de esta forma. Ren también me dijo que si no tenía a donde ir me acogería a su casa. Claro, ¿qué van a decir? Pero no quiero que nadie me acoja por pena. No quiero vivir de invitado en casa de otro porque les da lástima que no tenga a dónde ir.

– Aron, es mejor que no. No quiero que tú y tu familia me acojáis en vuestra casa como si fuera un perro abandonado, sólo porque os doy pena.

– ¿Cómo? No te propongo nada porque me des pena, y en ningún momento he hablado de vivir con mi familia.

– ¿Eh?

– Te estoy pidiendo que vayamos a vivir juntos. Tú y yo solos, como pareja, simplemente porque nos queremos. Incluso podríamos casarnos, en mi país es legal.

¡¿Eh?! ¡¿CASARNOS?! ¡¿Cómo que podríamos casarnos?! ¡Y lo dice muy convencido! ¡¿Cómo coño vamos a casarnos?! ¡¿Es que se ha vuelto loco de remate?!

– ¡NO! ¡No, no, no, ¿qué dices?! ¡NO!

De repente le cambia la cara. Mierda, la he liado.

No esperaba esa negación tan radical, menudo rechazo. Veo que me he precipitado, no debería habérselo pedido. Soy imbécil. Imbécil, imbécil, imbécil. Está claro que algo falla entre nosotros, al final debe de ser cierto que no me quiere de la misma forma que yo lo hago.

Las lágrimas se amontonan en mis ojos; no, no voy a llorar, no delante de él.

Fuerzo una sonrisa que sea de lo más creíble posible y suelto una risilla histérica.

– Era broma, era broma, no le des más vueltas –no, no era broma, y lo sabes tan bien como yo.- Perdona, creo que voy a ir a dar una vuelta.

Me levanto evitando cruzarme con su mirada y me largo, sin darle tiempo a contestar. Porque ya no lo soporto más.

– ¡Aron! Aron, espera… -es lo último que oigo detrás de mí, seguido de un sollozo.

Necesito alejarme de aquí, quiero estar solo. Esto ha sido un golpe demasiado duro. ¿Por qué, Min, por qué? Ojalá supiera lo que piensas. Ojalá supiera lo que sientes. Ojalá supiera qué ha cambiado entre nosotros.
– Baekho, ahora en serio, ¿dónde vamos?

No, no tengo paciencia, o llegamos ya a dondesea que me lleva o le empotro contra la primera pared que encuentre.

El me mira y sonríe, ah, esa sonrisa…es como si ahora esta enorme sala oscura fuera un poco más luminosa.

– Ya queda poco Rennie, ya lo veras, espera cinco minutos ¿vale?

– Está bien…

Aprieta un poco más el agarre de nuestras manos y acelera el paso sin soltarme ni un segundo. Suerte que no me mira porque entre mis hormonas y todo este rollo de parejita azucarada me estoy poniendo más rojo de lo que creía posible.

Y por fin, después de muchas vueltas, se para de golpe. El sitio no parece nada especial en este rincón a primera vista, pero hay un pequeño detalle que lo hace diferente.

Un tragaluz. Es tan pequeño y mal situado que apenas ilumina la sala y no lo habíamos visto hasta ahora; pero se ve el cielo.

– Así que es de día…

Me quedo embobado sin decir nada, después de años sin ver la luz del sol me hace consciente de muchas cosas: de la magnitud de mi cautiverio, de lo cerca pero a la vez tan lejos que esta la libertad, de lo bonito que es el cielo, las nubes… cosas que hasta que no te ves privado de ellas no valoras lo suficiente.

– Quería enseñártelo. – Le hablo bajito, casi no me atrevo a romper el silencio, como si intentase «sentir» el exterior también con mis oídos – Te prometí que veríamos juntos el sol un día. Ahora no se ve el sol, pero estamos un poco más cerca, ¿no te parece?

Asiente en silencio, emocionado. Sin palabras, igual que me he quedado yo al encontrarlo esta mañana. Tenía que enseñárselo. Pero no es solo eso.

– También… Quería decirte algo – lentamente aparta la vista de la diminuta ventana y me mira a mí, y yo aparto la mirada de sus ojos, cohibido.

Se muere el labio de una forma muy sensual mientras mira el suelo fijamente, nunca le había visto tan nervioso. Pero al final empieza a hablar, aun con la mirada baja.

– Puede que te parezca precipitado, porque… bueno, en persona no hace ni una semana que nos conocemos pero… creo que yo… – Que mono, ¿todo esto para declararse? Siempre consigue que me sienta como una colegiala… – creo que nos hemos vuelto muy próximos, ya lo éramos con las cartas pero… – ¿Porque se enrolla tanto para decir algo tan simple? ¿Próximos? ¿En serio?  – ahora siento que no quiero perderte, que quiero protegerte, aún más, que no lo soportaría si te pasara algo, y que quiero sacarte de aquí, hacerte feliz y… – ¿Porque cada vez que para se muerde el labio? Joder, es demasiado sexy, ¿Porque no deja de hablar y me besa?  – aunque no tenga muy claro lo que esto significa, sé que no soportaría perderte, y… Me importas mucho Ren, demasiado, creo que más de lo que sería normal entre dos hombres… – ríe nervioso y se rasca la cabeza, que mono… ¿Pero porque habla tanto? Baek, cielo, o vas al grano o te como la boca para que te calles – aunque viendo a Minhyun y Aron ya no sé si es raro o no… Es algo que nunca me había planteado antes de entrar aquí, de conocerte, aunque claro, hay muchas cosas que no me había planteado hasta entonces, – ¿es que no va a parar nunca de hablar? Baek,  cállate de una vez, ¿por qué no te callas y me besas? vamos, cómeme la boca, venga, por favor, no dejas de darle vueltas a lo mismo, ¿no ves que me muero por besarte? ¿es que no lo ves, joder? vale, ya me he cansado, si no lo haces tú lo voy a hacer yo, ¿me oyes? quiero comerte la boca, ¿no lo pillas? y voy a hacerlo, vamos cállate, no aguantare demasiado, cállate y bésame – supongo que era muy joven, y no sé qué hubiera pasado di te hubiera conocido fuera de aquí, no puedo saberlo, solo sé que cuando te “vi” aquí, bueno, te percibí, te sentí, lo que sea, me enamoré de ti des del primer momento… vaya, al final lo he dicho, no me atrevía, porque me costó darme cuenta, y aún más aceptarlo, y claro, tampoco sabía que sentirías tu…

Apenas le veo saltar hacia mí, cerrar los ojos y presionar sus labios sobre los míos.

Mi corazón se dispara, desbocado. No puedo creerlo…Tan fácil… cierro los ojos y me concentro en sentir, en sentir su tacto suave, sus manos detrás de mí cuello, su cintura delgada entre mis brazos…

Apenas dura unos segundos, se separa y nos miramos a los ojos. Se sonroja y esconde la cara en mi cuello, yo le abrazo y sonrío, tanto que me duelen las mejillas, no puedo reprimirlo.

– Vaya… no pensé que… ¡Aish! Rennie… yo… – me tapa la boca con dos dedos, se separa y me mira a los ojos riéndose.

– ¿Siempre hablas tanto cuando estás nervioso?

– Creo que sí…

Le oigo reírse, y me río yo también. Le oigo murmurar “que mono…” y siento como me besa otra vez. Creo que mi corazón va a salirse disparado.

Se separa y me mira a los ojos otra vez, terriblemente sonrojado (como yo) pero determinado a no esconderse, y yo le aguanto la mirada, ambos conteniendo la risa.

– Bueno pues… – empieza – quiero oír eso que ibas a decirme – ¿eing? – sin rodeos ni que te estés hablando media hora, quiero oírte diciéndolo…

Pensaba que no podía sonrojarme más, ya veo que me equivocaba… Vamos Baek, son solo dos palabras, no debería costarte tanto… Pero me mira, fijamente, con esos ojos tan preciosos que tiene, sonriendo un poco, esperando…

Bajo la mirada al suelo, respiro hondo y vuelvo a subirla a sus ojos.

– Te quiero…

Es apenas un murmullo, pero provoca que su rostro se ilumine con la sonrisa más enorme que he visto jamás. Se acerca y me besa otra vez, y cuando se separa le abrazo y se lo impido, buscando sus labios. Tan dulces, tan suaves.

– No importa lo que pase, – murmuro aún contra sus labios – aquí, ahora, estoy feliz de estar contigo.

Sonríe aún más, me abraza con más fuerza y me da otro beso corto.

– Baek… – murmura – Te quiero… – Mi corazón se hincha, latiendo desbocado, y miles de mariposas revolotean en mi estómago –  Gracias por quererme, por darme la fuerza necesaria para seguir luchando.

Cojo su rostro entre mis manos, apartando de su frente el flequillo, resiguiendo su mejilla con mis dedos, sus labios, su cuello…

– Gracias a ti, por darme una razón para seguir viviendo.

Y nos quedamos abrazados, besándonos una y otra vez, apenas rozándonos, pero incapaces de separarnos.

Action llega a twitter!

Pues si, hemos decidio hacer una cuenta conjunta en twitter para que os sea mas facil enteraros de las actualizaciones y por si quereis incordiar o insistir para que publiquemos de una maldita vez xD

La cuenta es @Action_Fanfic asi que seguidnos! ^^

Pues eso, y disculparnos porque el capitulo 20 todavia tardara un poquito, hace dias que no le vemos el pelo a la pobre Aoiko y Shiroko apenas tiene vida (si, Kuroko ya ha escrito su parte y vive bastante bien xDDDD)

hasta pronto!

ACTION: Capítulo 19

banner cap 19

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) RenMinhyunAronJR y Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

Capítulo decimonoveno

No sé cuánto tiempo debemos llevar entrenando, pero tengo la sensación que han pasado un montón de horas. Con Baekho entrenamos muy en serio, y aunque me hago el fuerte tengo el cuerpo dolorido de los golpes. Me van a salir un montón de moratones… Pero me anima que él debe de estar igual o peor que yo.
Min no ha parado de dedicarle sonrisitas a JR, ambos se han pasado el rato riendo y charlando, y no lo he visto mirarme en ningún momento. Me da rabia que se lleven tan bien. Vale, sé que Min también se lleva muy bien con Ren, pero no sé, no es lo mismo, Ren está con Baekho y no supone ningún peligro, pero JR…
¡Aaaarg! ¡Ya estoy emparanoiándome otra vez!
Estoy cansado y hastiado; de Baekho, de los entrenamientos, de no poder tener a mi chico para mí solo de una vez. ¿Hasta cuándo va a durar esto?
– Em… chicos, escuchad… ¿Sabéis que nos estamos quedando sin comida? Tal vez alguien debería ir a buscar…
Las palabras de Lime suenan como música en mis oídos. Por fin una excusa para acabar con esto. No voy a desaprovechar la oportunidad.
– ¡Ya voy yo!
– Vaya, ¿es que ya estás cansado? Aguantas muy poco…
– Eso tú. Si lo hago es porque te veo demasiado agotado como para pasarte un buen rato caminando y cargando comida.
– No empecéis otra vez, por favor… – Lime se apresura a detener nuestra nueva discusión. – Está bien que vaya Aron, no hace falta discutir por eso…
Perfecto, vía libre para escapar un rato. Pero no pienso hacerlo solo. Me acerco a Min y JR, que están examinando minuciosamente una pistola; a saber qué deben de estar mirando.
– ¡Min! Me voy a buscar más comida, que se nos está acabando. ¿Te vienes conmigo?
Sonríe ante mi idea y abre la boca para responder pero se detiene antes de pronunciar ningún sonido. Duda. ¿Por qué duda? Piensa durante unos segundos. ¡¿Qué rayos estás pensando, Min?!
– Yo… estoy un poco cansado, casi preferiría quedarme aquí…
¿CÓMO?
No sabría cómo definir la cara que se le ha quedado a Aron ante mi respuesta. Es una mezcla de incredulidad, decepción, incomprensión y… ¿tristeza? Me siento mal, no quería que se pusiera triste. Pero es que no quiero quedarme a solas con él. La última vez, si Ren no nos hubiera detenido, no sé yo hasta dónde habríamos llegado. Y yo no quiero. Con Aron no.
Vale, Aron, tranquilízate. Dice que está cansado. Y si dice que está cansado debe de ser porque  lo está. ¿Por qué debería mentirme? Es Min, mi Min, él no me mentiría. Claro, lleva mucho rato entrenando, es normal que esté cansado.
Respiro hondo y pongo mi mejor sonrisa.
– Tranquilo, llevaré yo la comida, tú no hace falta que cargues con nada.
– Ya… pero es que estoy entrenando con JR…
JR, JR… Sí, he visto que estás entrenando con JR, y que te lo pasas muy bien con él. ¿Es por eso que no quieres dar una vuelta conmigo? ¿Por estar con él? No, no puedo decirle esto. Mantén la calma.
– ¡Llevas un montón de rato entrenando con JR! Ya es hora de descansar un poco, ¿no? – Creo que he levantado demasiado la voz. Debo controlarme mejor. Suavizo un poco el tono y me giro hacia JR. – ¿No piensas lo mismo, JR?
Me mira un poco asustado y asiente sin decir nada. Genial, estoy quedando como el novio celoso. Pero es que lo estoy, y no lo soporto.

No insistas más, por favor. Me duele decirte que no. Me duele ver que te hago daño. Pero es que no puedo hacer otra cosa, lo siento.
Aron respira profundamente, intentando tranquilizarse. Y me mira fijamente esperando una respuesta. Mierda, no sé qué excusa poner ahora. Qué mal se me da mentir.
– Yo… es que yo no…
– Min, te quiero, y me muero de ganas de estar un rato a solas contigo. ¿A ti no te apetece estar conmigo?

Me rindo. Cuando me mira con estos ojos, cuando me pone esta voz dulce y tierna, soy incapaz de negarme.

– Claro que quiero estar un rato contigo…
Sus labios dibujan una enorme sonrisa y me abraza, pegando mi cuerpo contra su pecho. Y yo le correspondo el abrazo, tímidamente; no puedo hacer otra cosa.
Aron coge una enorme bolsa y nos vamos en dirección a sala frigorífica de dónde sacamos los alimentos. Queda un poco lejos de nuestro campamento, por lo que tenemos que andar un poco. Estoy un poco tenso, tengo miedo de que Aron intente algo. Lo miro; él sonríe contento. Me gusta verlo sonreír. No parece tener intención de hacer nada raro. Me relajo un poco.

Aron y Minhyun se alejan, casi parece que le arrastre. Pobre Min.
Sacudo la cabeza y suspiro.
Baekho, al haber perdido a su contrincante vuelve al lado de Ren y se sienta junto a él, observándole. Yo miro a Lime, sin saber muy bien qué hacer. Ella le da vueltas al arma en su mano de forma distraída. No creo que pueda conseguir esa destreza en uno o dos días, pero por intentarlo…
Le pido que me enseñe y ella me da cuatro nociones básicas sobre la postura y el agarre y luego empezamos a intercambiar golpes. Lentos y sin fuerza, pero precisos, aprendiendo poco a poco.
Nuestro guía vuelve a unírsenos, y al poco rato esto ya casi parece una pelea de verdad. Baekho y yo contra Lime. Pronto me doy cuenta de que molesto a mi compañero más que ayudarle, pero él no se queja, al contrario, se ríe cuando mi arma interfiere en la trayectoria de la suya, cuando chocamos entre nosotros, cuando tropiezo con sus pies y caigo al suelo.
No puedo evitar reírme, uniéndome a las carcajadas de Baekho. Lime ríe también. Ha sido patético. Y hacía demasiado que necesitaba algún motivo para reír.

– Des de luego tienes un don  innato para la lucha – suelta Baekho sin dejar de reírse.
– Y un sentido del equilibrio envidiable. – añade Lime.
– ¿Si verdad? – les sigo el juego – Yo no lo he dudado ni un instante…
Nos reímos aun más. Realmente no sé porque estoy riendo. Mi caída ha sido, ciertamente, cómica. Pero ¿hay para tanto? No, para nada. Solo es una excusa, una excusa para liberar toda la tensión de estos días de huir y escondernos, de todo este tiempo de  reclusión. Necesitábamos volver a reírnos.
Pasa el ataque y acepto la ayuda de mi compañero para levantarme del suelo. Tendré que empezaré a considerarle amigo además de compañero. Y es una consideración que nunca me tomo a la ligera.
De repente Baekho se gira buscando a Ren con la mirada.
– ¿Sigue dormido? – le pregunto preocupado de repente. Espero que no le hayamos despertado.
– Si, aun duerme.
– Estos sedantes son bastante potentes. Y tiene que recuperar cuatro días de sueño…
Sin duda estará aun unas cuantas horas durmiendo.
– Tardará aun en despertarse – supongo – ¿os parece si de mientras os comento algo que se me ha ocurrido?
Enseguida capto la atención de ambos.
Respiro hondo, intentando calmar los nervios. Siento en mi mano el peso del arma, el tacto del metal frío. Me agacho, preparado, fijando la vista en mi objetivo.
Y salto. Corro hacia él, enarbolando la porra dispuesto a atacar. Él se agacha, preparado, levanta junto a su pecho las manos desnudas, esperando mi ataque.
Y descargo el arma, la barra de metal desciende directa a su cabeza. Él se aparta, levanta una mano, coge el arma y esta se desintegra entre sus dedos. Retrocedo.
Un chispazo azul hielo, y una nueva porra entre en mi campo de visión directo a las costillas de JR. Este se gira, esquivando.
Saco otra arma de mi cinto en el momento en que el arma de Lime se desintegra. Antes de que las virutas de metal lleguen al suelo yo vuelvo a estar encima de él atacando, mas mi arma queda reducida a polvo también.
El nuevo ataque llega en forma de proyectil, un trozo de metal vuela en dirección a su cabeza, lo detiene con la palma desnuda, nuevo ataque por mi parte y en cuanto se gira a encararme otro proyectil impacta contra su espalda.
– ¡Eh! ¡Estaba con Baek ahora! – se queja.
Lime solo se encoge de hombros, con el cejo fruncido.
– ¿Y qué? ¿Cuando estés ahí arriba también les pedirás que se pongan en fila y ataquen uno a uno?
JR abre la boca para responder a eso pero no parece ocurrírsele nada porque vuelve a cerrarla con un «ya…».
– Pues a mi me ha impresionado. – les digo – solo llevamos… ¿Qué? ¿Media hora? Realmente no creo que necesites un arma.
– No, ¿verdad? A mi también me pareció que sería más efectivo así.
– Solo tendrás problemas a distancia – interviene la chica. – Porque no creo que pueda detener una bala así…
JR se vuelve hacia ella, con una ceja levantada.
– Eres muy positiva ¿no?
– ¡Solo intento ayudar! – exclama ella algo avergonzada. JR rompe su máscara de sarcasmo y se ríe de su expresión.
– Lo sé, lo se… – la tranquiliza riéndose. – Baek, crees que podrías…
– Puedo intentarlo. – aunque sea realmente difícil – no prometo nada.
– Pues intentémoslo. – me sonríe.
Se aleja de mi, retrocediendo unos pasos y le hace una seña a Lime. Esta desenfunda su pistola.
– ¿Preparado?
Asiento.
Dispara, hacia las cajas, unos metros a mi derecha. Grito, mi voz envuelve la bala, la empuja. Consigo desviarla unos centímetros antes de que impacte en las cajas de madera.
– Vuelve a intentarlo. – me grita Lime un segundo antes de disparar de nuevo.
Empujo otra vez con toda la fuerza de mi mente, subiendo la tonalidad de mi grito.
Esta vez la he alejado un poco más. Pero no es suficiente.
Lo repetimos cuatro, cinco, seis veces, y si bien cada vez consigo retirarla más mis progresos no son suficientes.
– Creo que no estás suficientemente motivado – Suelta de repente Lime. Y apenas tengo tiempo de girarme hacia ella antes de que dispare, apuntando en dirección contraria, apuntando a Ren.

No. A Ren no.
Lo que suelto no es un grito, es un alarido desesperado. La bala frena en el aire, se detiene, y cae al suelo con un repiqueteo metálico.

¿Qué demonios haces loca? – el grito de Baekho retumba en mis oídos, potente como una tormenta de verano – ¡no vuelvas a hacer algo así! ¡NO VUELVAS SIQUIERA A APUNTARLE CON UN ARMA!
La fuerza de su voz me obliga a taparme los oídos. Cada una de sus palabras se clavan en mi mente y el grito tiene un timbre extraño, como si saliese de un abismo profundo.
A mi lado Lime chilla. Me giro a mirarla y veo como, con los brazos pegados al cuerpo y la espalda arqueada se estira hasta levantarse unos centímetros del suelo.
Con los ojos como platos miro a Baekho, cuyo rostro descompuesto es la cara misma del odio y la rabia. Tengo que detenerle.
– ¡Basta! – le grito – ¡Detente Baekho!!! – Corro hacia él, intentando ignorar la voz que me taladra. – ¡Para! ¡Para!
Le empujo hacia atrás, abrazándole, cualquier cosa para que se calme. Y al fin deja de gritar. Parpadea y cierra la boca, pero sigue mirando a Lime con ojos asesinos.
Me aparta de su lado y se acerca al rubito para sentarse a su lado, acariciándole el pelo con aire protector.
Oigo gritos. Ruido. ¿Qué pasa? Lentamente ese grito sin palabras me saca de mi inconsciencia, ese grito… lo conozco, conozco esa voz, es Baekho. ¿Qué está pasando? ¿Estoy soñando? Hago un esfuerzo por abrir los ojos pero no quieren hacerme caso
De repente el grito cesa, oigo otra voz… ¿El loco? Y alguien se sienta a mi lado, abrazándome y acariciando mi pelo con delicadeza…
Por fin puedo abrir un poco los ojos, parpadeo para enfocar y confirmo mi teoría, era Baekho.
Me acomodo mejor entre sus brazos y le sonrío sin dejar de observarle, realmente es el hombre más guapo del mundo.
-Baekho… ¿Qué ha pasado?
– Nada Rennie, sigue durmiendo.
– Vale…
Me acaricia el pelo con sus manos. Tiene unas manos muy fuertes, y grandes… Me siento seguro, y cálido… Su cuerpo es cálido.
Me pego aun más a él y oigo como tararea una canción. Que agradable, hacía años que no me sentía tan bien. Pasaría así toda mi vida, entre sus brazos, oyéndole cantar para mí… Nunca me había fijado pero huele bien, amargo y dulce a la vez, grabo ese olor en mi memoria y dejo que su voz me acune suavemente. Y por fin, después de mucho tiempo, puedo cerrar los ojos sin necesidad de drogas ni sedantes, solo su voz y la calidez de su pecho.

Yo me acerco a Lime, que ha caído de rodillas al suelo en cuanto la voz de nuestro enamorado guía ha dejado de sostenerla.
– No quería matarle. – murmura con la voz rota cuando me acerco a ella. – ni siquiera le hubiese tocado. No le apuntaba a él…
Suspiro, porque aunque sé que dice la verdad y no intentaba hacerle daño no puedo considerar la reacción de Baekho como desproporcionada. Porque él realmente le ha visto morir en ese instante.
– Esta bien – la tranquilizo agachándome a su lado – Ya sé que no intentabas matarle, pero mejor no vuelvas a intentar algo así ¿vale?

Ella traga saliva visiblemente nerviosa y asiente. Le ofrezco mi mano para levantarse, pero la ignora y se pone en pie ella sola.
– Em… Gracias – murmura – por salvarme. Por calmarle.
Sonrío, en parte para tranquilizarla, en parte porque sus palabras me parecen graciosas. ¿Cuántas veces me ha «calmado» Baekho a mi?
– No me des las gracias por eso. – le respondo quitándole importancia. – Después de lo que has hecho tu por nosotros no tendría sentido.
Su reacción es extraña. Asiente, aunque no muy convencida, y murmura de forma casi inaudible «no quiero deberte nada», antes de alejarse con paso decidido entre la oscuridad de almacenes.

Creo que la hemos asustado de verdad.

Pasamos todo el camino hablando de trivialidades, de vez en cuando suelta un comentario romántico que me hace sonrojar, e intento disimularlo sin demasiado éxito. Luego entramos a la sala frigorífico y nos ponemos a husmear en los estantes para decidir qué nos llevamos. Cuando tenemos la bolsa llena salimos de allí y reprendemos el camino de vuelta a la base. Estoy contento porque no ha pasado nada.
– Min… espera.
Aron se ha detenido, deja caer la bolsa en el suelo y me agarra del brazo para impedirme seguir andando. Mierda, creo que he cantado victoria demasiado rápido.
– ¿Q… qué? – pregunto dudoso.
Me mira con una sonrisa seductora. Mierda.
– No querrás que volvamos ya, ¿verdad? Ahora que por fin hemos conseguido estar solos… Sin que nadie nos moleste…
– Yo…
No me deja terminar la frase, me calla presionando mis labios con los suyos e introduce su lengua en mi boca con brusquedad, para encontrarse con la mía y acariciarla frenéticamente.
No, no quiero. Detente.

Sólo el tacto de sus labios me hace desear más. Es como una droga para mí. Nunca dejaría de besarlo.
Pero no me corresponde el beso. Tira un poco la cabeza hacia atrás para alejarse, pero yo coloco una mano en su nuca y se lo impido. ¿Qué le pasa? ¿No quiere besarme? ¿Por qué?
Vacila un poco, pero al fin siento su lengua acariciando la mía. Lleva sus manos a mis mejillas y me acerca a él, para pegar nuestros cuerpos y profundizar el beso. Sonrío entre nuestras bocas. El beso es tan pasional como de costumbre, tenía miedo de que hubiera cambiado algo entre nosotros. Veo que no.
Cuelo mis manos debajo de su camiseta para acariciar la suave piel de su espalda. Él gime al sentirlo. Sin romper el beso lo tumbo bocarriba en el suelo de forma que yo quedo encima de su cuerpo. Acaricio su tripa y voy subiendo hasta su pecho.
– Mmmmng…
Parece que quiere decir algo pero con mi lengua en su boca lo tiene difícil. Y necesito demasiado este contacto como para dejar de besarlo. Se remueve bajo mi cuerpo. De pronto agarra mis brazos con sus manos y los separa de su cuerpo, para impedir que siga acariciándolo. Me empuja y separa nuestras bocas. Ambos jadeamos en busca de aire.
– Aron, detente. No quiero.
Está serio. ¿Que no quiere? ¿No quiere que lo bese? ¿No quiere que lo toque? ¿Por qué? No lo dice en serio, ¿verdad? No, debe de estar bromeando.
– ¿No quieres…? – le digo en un tono seductor. – A lo mejor necesitas que yo te convenza…
– ¡No…!
Vuelvo a besarlo sin dejarlo hablar. Intenta empujarme con sus brazos pero se los cojo con mis manos y se los inmovilizo contra el suelo. Patalea un poco sin demasiado éxito. Soy mucho más fuerte que él y este juego me divierte. Suelto una de sus manos para poder usar la mía para acariciar su mejilla. Es tan suave…
De pronto algo golpea con fuerza mi mejilla. Me incorporo sorprendido y abro los ojos. Min me mira fijamente con el ceño fruncido, los ojos llorosos y una mano alzada, la mano que acaba de golpearme. No lo entiendo. ¿Por qué?
Me empuja para echarme a un lado y no me resisto. Cuando ha logrado quitarme de encima de su cuerpo se levanta, se pone bien la ropa, se aleja un par de pasos y respira hondo. Yo lo miro incrédulo. Él se gira sin ser capaz de mirarme a los ojos.
– Yo… lo siento. No quería golpearte. Es que… no me apetece. Lo dejamos por otro día, ¿vale? Será mejor que volvamos con los demás.
Empieza a caminar con dirección al campamento, sin esperarme y sin mirar atrás. Y yo me acaricio la mejilla enrojecida, aún sin creerme lo que acaba de pasar. Era verdad que no quería. No quería mis besos ni mis caricias. Y yo he intentado forzarlo, creía que no lo decía en serio. Me siento fatal por ello. Pero es que creía que él deseaba estar conmigo tanto cómo lo deseo yo. Veo que no es así. Es cierto que algo ha cambiado entre nosotros, está claro que ya no le gusto como antes. No me ama con la pasión con la que lo amo yo. Nada volverá a ser como antes, se ha acabado. Siento como si me quemaran el corazón.
Se me humedecen los ojos. No, no voy a llorar. No delante de él.
Me hago el fuerte y me levanto. Cojo la mochila del suelo y sigo a Min. Camina despacio y lo alcanzo pronto. Me pongo a caminar en silencio sin atreverme a mirarlo, avergonzado por lo que ha pasado.
Él tampoco dice nada pero sí me mira. Y me sonríe. Otra vez su preciosa sonrisa, como para decirme que todo va bien, pero con una pizca de tristeza en sus ojos que antes no estaba. No, nada va bien. ¿Qué te ha pasado, Min? ¿Qué ha cambiado? No me atrevo a preguntárselo porque tengo miedo de la respuesta. Así que seguimos andando en silencio hasta llegar a la base. JR se acerca a recibirnos.
– ¿Cómo ha ido?
– ¡Genial! Traemos un montón de comida – responde Min sonriendo, como si nada hubiera pasado.
JR le susurra algo al oído y él suelta una carcajada. Lo que me faltaba. Ambos van a sentarse juntos contra una pared.
¿Por qué le haces caso a JR? ¿Por qué a mí no? ¿Es por él, pues? ¿Por eso ya no me quieres cómo antes? En cada sonrisa que le dedicas a él siento como si me arrancasen una parte de mi corazón. Y duele horrores.

Vuelven Minhyun y Aron, y es evidente que ha pasado algo entre ellos. Por la forma en que Minhyun sonríe casi histérico y corre a esconderse detrás de JR, por la forma en que Aron frunce el cejo y les fulmina a ambos con la mirada. ¿Ya no son la parejita apasionada de antes? Pues no voy a quejarme, si no tengo que ver como se meten la lengua hasta la campanilla tanto mejor.

Y aun así no puedo evitar compadecerme del enano, porque sé lo que estaría sufriendo yo si Rennie le sonriera a otro como Minhyun se comporta con JR. Aunque mi relación con Ren sea muy distinta, puedo comprenderlo.
Y… ¿Cuál es mi relación con Ren?
Le observo dormir entre mis brazos, y no soy capaz de extraer ninguna conclusión, solo sé que es precioso.
Así dormido, con los ojos cerrados y esa expresión de placidez parece un niño, un niño abrumadoramente hermoso. Incluso con los moratones, cicatrices y costras dispersos sobre su piel. No hay nada que pueda hacer palidecer su belleza.
Resigo con mis dedos la costra de su frente, allí donde se golpeó cuando mi voz le tiró al suelo para que Minhyun pudiese disparar, cuando él me creía muerto. Aun tardará unos días en irse, eso si no deja cicatriz. Espero que no. Ya tiene demasiadas cicatrices. Bajo mis manos a sus muñecas, donde las marcas de los grilletes son perfectamente visibles. No se irán nunca. Por más años que pasen, esta marca es permanente. Pero no es la peor de todas. Por debajo de todas las marcas de su piel hay una marca más profunda, una marca que no es visible, pero que se siente, una marca que todos nosotros tenemos, que nos hace diferentes a los demás y que nos une. Nunca borraremos eso. Aunque consigamos salir de aquí. Eso lo tengo muy claro, pero… ¿Dejara de doler algún día? Si conseguimos salir, si saco a Rennie de este sitio de pesadilla, si volvemos a retomar nuestras vidas y dejamos de sentirnos como objetos. ¿Podremos dejar de sentir ese vacío?
Sacudo la cabeza y acaricio otra vez su pelo platinado.
Como sea, no quiero pensar en eso ahora. Viéndole dormir tan relajado lo único que quiero es tumbarme a su lado, cerrar los ojos y abrazarle fuerte, muy fuerte, y quedarme dormido junto a él.
Así que les digo a mis compañeros que estoy cansado, y como todos tienen tantas ganas como yo de hacer nada decidimos dar por concluido este día.
Comemos algo de la bolsa de provisiones y nos despedimos sin muchos ánimos.
Lime ha regresado hace unos minutos y parece sentirse incomoda cerca de mi. Minhyun no quiere ni mirar a Aron y éste no aparta de él la mirada asesina.
Desde luego este ambiente tenso es agotador. Suspiro y les doy las buenas noches a todos. Me tumbo junto a mi rubito y le abrazo, y aunque está profundamente dormido me devuelve el abrazo y se acurruca junto a mí.
No necesito nada más para ser feliz.

Asco de día. Estoy cansado de entrenar, de que el tonto ese del pelo rubio me grite porque no estoy concentrado, de que la chica del pelo azul me diga que si quiero aprender debo ponerme en serio… De que Min pase olímpicamente de mí y esté sólo pendiente de JR. Le hace más caso a Ren, que está dormido, que a mí. ¿Cómo voy a concentrarme así? No ha vuelto a hablarme desde que volvimos de buscar comida. Debe de estar molesto por lo que pasó, y harto de mí. Me siento fatal.
Baekho propone irnos a dormir ya, y yo no podría estar más de acuerdo con él, estoy asqueado, lo único que quiero es irme a dormir…  Al menos así no voy a verlo y no voy a sentir que me ignora. Ojos que no ven, corazón que no siente; o al menos eso dicen.
Me retiro hacia dónde están los colchones y me tumbo en ellos, de espaldas a los demás. Cierro los ojos con fuerza intentando alejarme de allí, al menos mentalmente. Ya no lo soporto más.
Por fin un poco de tranquilidad…
Al poco rato noto algo que se abre paso entre mis brazos y se acomoda contra mi pecho. Calor humano. Reconozco su tacto y su olor. ¿Pero qué…? Abro los ojos y veo a Min pegado a mi cuerpo. Es más alto que yo pero está hecho una bolita y parece querer esconderse entre mis brazos. Tiene los ojos cerrados y una expresión de tranquilidad. Ahora sí que no entiendo nada.
– ¿Min?
Abre los ojos de golpe y me mira sorprendido. Se ruboriza y tarda un poco en reaccionar.
– Yo… perdona, no quería despertarte.
– No estaba dormido.
– Ah…
Debo decir algo. Debo disculparme. Decirle que me importa. Que le quiero. No me salen las palabras, parezco idiota. Finalmente es él el que empieza a hablar, no sin antes dudar un poco.
– Aron… Siento mucho lo de antes. No quería pegarte… Lo siento, de verdad…
Con una mano me acaricia suavemente la mejilla que me golpeó; de forma muy dulce.
– Soy yo quien debe disculparse. Tú no querías, y yo te forcé. Me siento fatal…
– No importa… Ambos nos hemos equivocado, ¿verdad? ¿Te parece si lo olvidamos? Como si nunca hubiera pasado.
– Por lo que a mí respeta, ya está olvidado.
Me sonríe dulcemente. Me pierdo en la forma de sus labios, que pronto se curvan para pronunciar esas dos palabritas que saben a gloria:
– Te quiero.
Y me besa. Con lengua, con pasión. Con un ritmo dulce, lento y tremendamente agradable. Tengo la sensación de que pasan minutos y más minutos mientras me pierdo en el tacto de sus labios.
Cuando se separa de mí boca se acurruca contra mi pecho y cierra los ojos. Pronto noto como su respiración se vuelve monótona y rítmica. Me encanta verlo dormir. Me encanta que esté entre mis brazos. Me encanta seguir notando el sabor de su lengua.
“Te quiero”, me ha dicho. No es la primera vez que me lo dice, pero había algo extraño en sus ojos. Como si estuviera ocultándome algo. ¿De verdad me quiere? Prefiero pensar que dice la verdad. Me dolería demasiado que me mintiera. Demasiado…

Miro a Baekho, abrazando al pequeño Ren, acunándole contra sus fuertes brazos. No muy lejos Minhyun y Aron duermen hechos un lío de brazos y piernas, imposible saber dónde termina uno y empieza el otro. Siento una punzada en mi corazón que reprimo enseguida.
Lime está tumbada también con los ojos cerrados, pero no duerme. Está inquieta des que Baekho la ha atacado. ¿Será por miedo? ¿Culpabilidad? Me ha costado convencerla de que intentase dormir, y algo en su mirada me hace pensar que esta aparente tranquilidad empieza a resquebrajarse. Hemos pasado estos cuatro días en nuestra pequeña burbuja de calma, pero fuera nos buscan, esto no va a durar para siempre, tenemos que irnos de aquí.
Irnos, «volver a casa» ¿Volver a donde?
Veo morir a mi madre de nuevo. La sangre, la oscuridad, más sangre y sus gemidos agonizantes. Y más sangre, roja, caliente…
Abro los ojos, me aguanto la cabeza y me concentro en respirar. Otra vez no Jonghyun, ora vez no…
La permanente oscuridad de este sitio no ayuda mucho, pero me concentro en la débil luz del farol, amarillenta y parpadeante, y me relajo poco a poco.
¿Donde ir? No lo sé, no pensare en ello hasta que esté fuera, de todos modos ¿quién sabe si lo conseguiré?
Con un último vistazo a mis compañeros apago la luz y me tumbo a dormir sobre el colchón, echándome una manta por encima.
Acurrucado y acochado, como si volviera a estar en casa.

Abro los ojos sobresaltado. Está todo oscuro. El farolillo que había dejado al lado del colchón se ha apagado. ¿Me he dormido? Entonces… ¿Lo de que Min haya venido a dormir conmigo ha sido sólo un sueño?
Algo se remueve entre mis brazos. Su cuerpo delgado sigue junto al mío, frunce el ceño en sueños y me abraza con fuerza. No, no ha sido un sueño. Bueno, de hecho sí. Estar aquí con mi chico es mi mejor sueño hecho realidad.

 

SHIROKO KUROKO AOIKO

ACTION: Capítulo 18

action18

¡Hola! Antes de empezar queremos decir algo importante. Sabemos que ya estamos en sábado, pero nuestra idea era publicar este capítulo el viernes porque era 15 de mayo. ¿Y qué tiene de especial el 15 de mayo? Pues toda buena L.O.Λ.E. debe saber que hace un año exacto que NU’EST debutó. Con sólo un año estos chicos ya nos han demostrado que son maravillosos. Por esto queremos dedicar este capítulo de forma especial a tod@s l@s L.O.Λ.E.s, ¡porque seguiremos apoyando a NU’EST con todas nuestras fuerzas!

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) RenMinhyunAaronJR y Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

Capítulo decimoctavo

¿En serio Ren está hablando con Baekho? ¿De verdad le ve? Min y yo estamos totalmente desconcertados. Habrá que decírselo, ¿no? Y como mi chico no parece tener intención de dar el paso me decido a romper el hielo.
– Esto… Ren, allí no hay nadie. Baekho no ha vuelto todavía.
Me mira incrédulo, con cara de no entender de lo que le estoy hablando.
– ¿Pero qué dices? ¿Es que no lo ves? Esta allí.
– No es cierto, aquí sólo estamos nosotros tres.
– Tiene razón, rubia. ¿Qué es lo que ves?
Por fin Min sale en mi ayuda. Se lo agradezco, porque tal y como Ren me mira no creo que pueda convencerlo yo solo. Nos hace una mueca reprochante.
– ¿No tenéis nada mejor a hacer que tomarme el pelo? Baekho, quieren que crea que estoy loco, ¿has visto cómo se aburren?

Vaya par de tontos, ¿cómo no va a ser él? Es Baekho. Es él. Su sonrisa cálida, su pelo rubio medio despeinado, esos ojos oscuros, sus labios… Esos labios apetecibles que me muero por probar. ¿Si voy allí y le beso se creerán que es real? Aunque no sé cómo se lo va a tomar, a lo mejor no quiere todavía…

¿Que le tomamos el pelo? Genial, sigue sin creernos. Incluso empiezo a dudar de que sea cierto lo que nos dice. ¿En serio se supone que tengo que creerme que ve fantasmas? A lo mejor le incomodaba la conversación y no se le ha ocurrido nada mejor para desviar el tema. Sí, puede que sea eso. Lo veo más razonable que el hecho de que realmente vea a Baekho.
– ¿Qué? ¡Pero si eres tú el que nos está tomando el pelo! ¡No finjas que ves cosas que no están!
– ¡No finjo nada! Baekho, ¿por qué no dices algo?
¿Hasta cuándo va a durar con esto? Se está pasando, y está empezando a mosquearme.
– ¿Cómo va a hablarte alguien que no está? Vamos, déjalo ya, no tiene gracia.
– Estás empezando a preocuparme… ¿En serio estás viendo a Baekho?
Min sí parece preocupado de verdad. Él y Ren se han hecho muy amigos, mi chico siempre adivina lo que pasa por su cabeza. Si él está tan asustado puede que sea verdad que Ren no está fingiendo.
– ¿Co… cómo no voy a verle? Está allí…
Ren parece cada vez más asustado. Vale, lo admito, me equivoqué, no está fingiendo. Me siento mal por haber pensado que nos tomaba el pelo. Debemos demostrarle que Baekho no está.
– Allí no hay nadie y te lo demostraré – me levanto y me pongo delante de Ren, más o menos en el lugar donde supuestamente está Baekho. – A ver, ¿dónde ves a Baekho? ¿Por aquí?
– Em… un poco más a la derecha… ¡A mi derecha, no a la tuya! Un poco más para atrás…
– ¿Aquí?
– Sí, estás justo delante de él… ¿Pero qué pretendes…?
Perfecto. Levanto las manos y las sacudo con fuerza, dando puñetazos en el aire en el lugar en el que “está” Baekho. Evidentemente mis manos no chocan contra nada porque allí no hay nada. Me giro hacia Ren, que me mira con los ojos abiertos.
– ¿Ves?
– Pero… yo…

No le salen las palabras, empieza a balbucear incoherencias, asustado. Ahora me da pena.

No. No puede ser. ¿Qué está pasando? Joder, ¿de verdad no hay nadie allí? ¿Y por qué yo le estoy viendo? ¡Yo le veo! Es tan real… ¡¿Cómo puede ser?! ¿Me estoy volviendo loco? ¿Me voy a morir? No quiero morir todavía, tenemos que salir de aquí, ¡ni tan solo he besado a Baekho aún! Tengo miedo… vuelve Baekho ya, vuelve y dime que todo va a estar bien, que no estoy mal de la cabeza.

No acabo de entender lo que está pasando, pero nunca había visto a la rubia así. Parece totalmente desconcertado. Y yo también lo estoy.
– ¿Tenías una alucinación? ¿Sigues viéndole?
Ren asiente con la cabeza. Debe de ser muy extraño eso de ver algo que no está. Nunca me ha pasado. Y sólo con pensarlo me entran escalofríos. ¿Por qué le está pasando esto? No lo entiendo, y me estoy asustando. A lo mejor no es la primera vez.
– ¡¿Cómo puede ser que tengas alucinaciones?! ¿Has tenido alguna más a parte de esta?
– ¡¿Cómo voy a saberlo?! ¡Para mí es real!
Tiene razón, es lógico. A veces tengo la sensación de que debería pensar antes de decir las cosas. No tenemos forma de saberlo. Pero tenemos que descubrir el porqué. Joder, me estoy poniendo nervioso.
– ¡Mierda! ¿Por qué te pasa esto? ¿Puede ser por algún golpe que te hayas dado en la cabeza? ¿Te has tomado alguna pastilla rara sin fijarte en los efectos secundarios?

– ¡Y YO QUE SÉ!
Se rasca la cabeza con furia, parece al borde de un ataque de nervios. No sé qué podemos hacer. ¡No sé qué hacer, joder! ¿Cómo se supone que debo solucionar esto? Si es por culpa de algún tipo de daño neurológico tendremos un problema muy grave.
– Yo… me suena haber oído en clase que a partir de las 100 horas sin dormir’ acostumbran a aparecer alucinaciones. Puede que sea eso…
Se me iluminan los ojos al oír la explicación de Aron. ¡Falta de sueño, claro! Tiene sentido. Respiro hondo, eso me deja mucho más tranquilo. Tiene fácil solución.

– ¿Si? No lo sabía. ¡Un motivo más para que te duermas de una vez!
– Oh, sí, claro, estoy súper relajado ahora mismo como para ponerme a dormir, ¿no te jode?
Vale, tiene razón, es cierto que no lo veo como para echarse una siesta, pero ¿qué vamos a hacer sino?
– Por lo menos podrías intentarlo…
– Sí, y así nosotros terminamos lo que empezamos antes…
¿CÓ-MO? No puede ser que haya vuelto a sacar el tema. No puedo creer que piense en eso en un momento como éste. En un segundo noto mi cara arder de nuevo. ¿No hay algún lugar en el que pueda esconderme? Muero de vergüenza.

Me encanta ver a Min sonrojado. En serio, es lo más adorable que he visto en mi vida. Debo reprimir las ganas que tengo de morderle los labios de nuevo. No, no, no, cálmate, no es momento para pensar en esto. Estábamos hablando de cosas serias. Tengo que controlarme.

– ¡Cállate de una vez! ¡No es momento de hablar de eso!
Al fin Min consigue articular alguna palabra, no le ha sido fácil. Aunque haya sido para gritarme. Y tiene toda la razón del mundo, pero es que no he podido evitarlo.

 – Lo siento, tienes razón… – respiro hondo y vuelvo a centrarme en el tema. – De verdad, Ren, deberías intentar dormirte…
– ¡Ya os he dicho que no!
¿Cómo puede ser tan testarudo?

Se oye un ruido y los dos dirigen su mirada hacia el lugar donde Baekho y los otros han de volver. Unas figuras se acercan lentamente. La mujer me es familiar… ¿Mamá? ¡Es mamá! Voy a levantarme corriendo pero esta vez paro a tiempo. No puede ser. Ren, céntrate. Estamos en almacenes, no en casa. Mamá no está aquí, está muy lejos. Pero la mujer no desaparece, no puedo quitar mis ojos de ella y de la niña lleva de la mano. MiNa.
Cierro los ojos con fuerza. No es real, no es real. Céntrate Ren, allí no hay nadie, nadie. Ellas están lejos, muy lejos. Estas encerrado aquí, no en casa. Son imaginaciones. No son reales.

Al regresar al “campamento” lo primero que me llama la atención es que Ren vuelve a estar despierto. ¿Por qué demonios esos dos no han ido con más cuidado de no despertarle? Con lo que me había costado…
Pero enseguida me doy cuenta de que algo no va bien. Clava la mirada en algún punto detrás de mí y al instante sacude la cabeza sosteniéndola con las manos. Los otros dos le miran preocupados, intercambian miradas angustiadas, luego nos miran a nosotros. Algo no va bien…  
Me acerco corriendo hacia él, preguntándole que le pasa, intentando abrazarle, pero su reacción me sorprende. Se aparta, asustado, enredando los dedos con fuerza en su cabello, al borde del colapso.
– ¡Aparta! – Me grita – ¡No eres real! ¡No existes!
¿Qué? ¿Qué le pasa? ¿Qué está pasando aquí?
– Ren… sí está. – Le responde Minhyun – Está teniendo alucinaciones por la falta de sueño. – me explica a mí.
Ren levanta la vista a mirarme, alarga la mano para tocar mi brazo, como para asegurarse de que estoy ahí.
– ¿Está aquí de verdad? – le pregunta temeroso a Minhyun. Éste asiente, y Ren salta a mis brazos sollozando, agarrándome con fuerza.
Le abrazo también, preocupado.
– ¿Dices que es por el sueño? – le pregunto a Min.
– Eso creemos – me responde encogiéndose de hombros.
– ¿Pero no se había dormido?
– Lo fingió.
– ¡Ren! – le reprocho. ¿Cómo que lo fingió?
– No quería preocuparte… – susurra con un hilo de voz.
– ¿Y crees que así no me preocupas?
– No quiero dormir.
– Pero… – niega con fuerzas, con la cabeza enterrada en mi pecho. Le agarro por los hombros y le separo, obligándole a mirarme.  – Te prometí que te sacaría de aquí sano y salvo, pero ¿cómo voy a protegerte si tú mismo insistes en hacerte daño? – No responde, solo baja la mirada avergonzado. – Vamos a dormir ¿vale?
– No quiero dormir… – sigue testarudo.
– No te lo estoy preguntando. – Insisto. – ¿No te das cuenta del daño que te haces así?
– ¡Es que no puedo! – se separa y se abraza a sí mismo. – Si cierro los ojos tengo pesadillas. Imagino que llegan y que nos cogen, que os matan uno a uno y que yo me quedo inútil en un rincón sin poder moverme, sin poder hacer nada para ayudaros. Veo cómo te disparan, como hace unos días, no puedo… – la voz le tiembla, se tira del pelo con fuerza y mueve los ojos ansiosos a todas partes. Suspiro y le abrazo con fuerza.
– Está bien, todo está bien. Estoy aquí… – le susurro a oído. – No nos pasará nada. Pero necesitas dormir.
– Creo que si después de cuatro días no se ha dormido será difícil… – murmura JR a mi espalda.
Sé que tiene razón, pero si no lo intenta seguro que no lo conseguirá. Aron parece encontrar la solución, y me maldigo a por no habérseme ocurrido a mí antes.
– Igual encontramos alguna clase de somnífero.
– No voy a tomarme un somnífero. – Insiste. Voy a replicarle, pero la respuesta de Minhyun parece alarmarle.
– ¿Quieres que te lo dé yo? – Ren le mira asustado, ¿de qué va esto?
– No te atreverás.
– Que te crees tú eso. – Le mira con suficiencia, ¿puede alguien explicarme de qué va esto?
Mientras yo intento descifrar el significado de su disputa JR vuelve a interrumpir.
– ¿Chicos, tenemos somníferos?  
– No – respira Ren aliviado.
– Creo que lo único que tenemos son las jeringuillas de los sedantes. – Murmura Aron.
– Podría servir.
– ¿En serio vais a sedarme? – exclama incrédulo.
– Ahora mismo haría lo que fuera con tal de que te durmieras – le respondo firme. – Lo necesitas, aún si es sedado necesitas dormir.
Desvía la mirada incómodo, pero puesto que los demás parecen estar de acuerdo con la idea Aron se acerca a la mochila y busca la caja que cogimos.
– ¿Quién va a hacerlo? – pregunta sosteniéndola en el aire.
Nadie responde. Una cosa es clavársela a un guardia a media batalla, a Ren… me da miedo hacerle daño. Al final Lime suspira y la coge.
– Ya me encargo yo.
– Sí, claro, que lo haga Lime, que ya tiene experiencia – responde Ren sarcástico. – ¿Te enseño dónde está la vena o te acuerdas de la última vez…?
Lime le ignora y se arrodilla a nuestro lado.
– ¿Preparado? – le pregunta.
Ren niega, asustado, y me mira aún suplicante de que sea yo el que diga que no.
– Lo necesitas – insisto.
– Pero me sentiré un inútil si me pongo a dormir ahora.
– Tienes que descansar. Te prometo que no haremos nada hasta que despiertes.
Le respondo a Lime asintiendo y ella le pincha con estudiada facilidad.
– No quiero ser un carga… – insiste aunque los ojos ya se le cierran.
– No lo eres – le respondo abrazándole cuando se desvanece entre mis brazos. Le beso la frente y añado para mí. –  Eres lo único que me impulsa a seguir.

Y después el loco soy yo, espero que se le pase pronto, sino terminaremos formando un precioso dueto en cualquier hospital psiquiátrico… en fin.
Espero unos segundos a que se calme el ambiente y todos se relajen y vuelvo a llamarles la atención para centrarnos otra vez en los temas importantes, que ya parece que estemos de vacaciones.
– ¿Nos explicas lo que has visto Baekho?
Me mira unos instantes, ubicándose, luego asiente y rebusca en sus bolsillos para sacar un lápiz y un trozo de papel que extiende sobre el suelo.
– A ver, esto es el edificio – empieza trazando un rectángulo y unas cuantas líneas sobre la hoja.
– Qué bien dibujas… – comenta Aron sarcástico.
– ¿Prefieres ir a mirarlo por ti mismo? – responde envarándose. Vamos, ¿es que tienen que pelear por todo?
– Ya me callo – responde Aron después de unos segundos de enfrentamiento visual, reconociendo que tiene las de perder. Baekho sonríe, satisfecho.
– Mejor. – Aron se envara, sacando pecho, pero por suerte el otro le ignora y sigue hablando. – Estamos aquí, aquí están las escaleras por donde entramos, y aquí las puertas principales. – Va marcando, al decirlo, cada uno de los sitios. – No está lejos pero solo se pueden abrir las puertas desde la sala de controles, aquí.
– Entonces hay que llegar a la sala de controles. – Interrumpe Minhyun.
– Sí – asiente nuestro guía. – Pero eso está en el piso superior, hay muchísima vigilancia allí.
– Lo comentaste… – recuerdo. – ¿Qué opciones hay?
– Bueno, no podemos subir por la escalera principal, eso está claro, así que hay que encontrar otra manera de subir. Hay varias entradas digamos… más discretas, aquí, aquí y aquí – marca de nuevo sobre el improvisado mapa. – Seguro que hay más, tengo que buscarlas.
– Hay un par más por aquí – añade Lime señalándolas – pero si yo las conozco los demás guardias también, estarán vigiladas – admite resignada.
– Bueno, así las descartamos – le respondo animándola. Después de todo lo que ha hecho solo faltaría que se sintiese inútil…
– Mmm… – sigue Baek mordiendo el lápiz distraídamente – ¿De los tres que he dicho yo tu conocías alguno? – le pregunta a Lime aún con el lápiz entre los dientes.
– Éste me suena – responde Lime señalando el improvisado mapa – pero los demás no los conocía.
– Entonces podemos suponer que no estarán vigilados.
– ¿De los otros dos a ti cuál te parece mejor opción Baek?
– Éste – responde sin dudar señalándonoslo.
– Pues parece que está más lejos – observo yo.
– Sí, pero los pasillos por los que tendríamos que pasar son más directos y menos concurridos – nos explica. – De todos modos buscaré más por la zona, ninguno de los dos es una gran opción…
Vuelve a meterse el lápiz en la boca y se hace el silencio.
– ¿Y los niños?
Baekho se sorprende al oír eso y pone una mueca.
– Ah. ¡Ya no me acordaba! – exclama. – Su habitación está por aquí – marca otro punto en el mapa, al otro lado de todas las marcas anteriores.
– Está lejos – murmuro.
– Al otro lado – responde él
– Pues adiós factor sorpresa. Si tenemos que ir primero a por los niños… No sé, habrá guardias, saltaran las alarmas, y volveremos a estar con lo mismo…  
– ¿Creéis que habrá mucha vigilancia en su habitación?
– Depende de si creen que iremos a por ellos.
– En teoría no sabemos que existen.
– En teoría no deberíamos haber podido salir de nuestras celdas.
La respuesta es obvia, no tenemos ni idea. Miro a Lime preguntándole con la mirada su opinión al respeto. Ella se encoge de hombros.
– No creo que haya muchos guardias, se supone que vuestra prioridad es escapar, centrarán sus fuerzas en las puertas y la sala de controles. Tal vez hay alguien pero… no muchos.
Entonces está claro, primero los niños, que podemos recoger sin llamar la atención, luego la sala de controles, donde seguro hay guardias esperándonos y de donde no será fácil entrar ni salir, y por último, las puertas, que estarán abiertas esperándonos.
Todos suspiran al llegar a esta parte del plan, que aunque sea abstracto y para nada definido es lo único que todos tienen realmente claro. Yo prefiero no pensarlo mucho y cruzo una mirada cómplice con Minhyun, a ninguno de los dos nos espera nada afuera.
Sabemos que va a ser peligroso, pero no queremos ni pensar en la posibilidad de fallar.
Baekho nos muestra nuevos pasillos y escondites, siempre añadiendo que hay más que tiene que buscar, y un par de veces se propone la opción de dividirnos para ir más rápido, unos a por los niños, otros a abrir las puertas, pero lo descartamos apenas se propone, tenemos que permanecer juntos.
Otro punto importante y que nos recalca Lime varias veces es que no estamos solos, que algunos guardias están de nuestra parte, que forman un grupo secreto al que pertenecen, entre otros muchos (no soy optimista respecto al número), ella y Nara, la guardia que nos ayudó arriba en «jaulas». Queremos contar con ellos, pero puesto que no podemos contactarles no podemos estar seguros de qué van a hacer.
– De todos modos – añade Aron después de varias de discusiones sobre los pros y contras de pasillos y escaleras que ninguno de nosotros ha visto – vayamos por donde vayamos encontraremos guardias ¿no?
– Seria demasiada suerte que no… – le responde Minhyun con una risita algo histérica.
– Entonces tenemos que prepararnos para eso. Aquí tenemos armas, pero tenemos que aprender a usarlas. Nuestros poderes también nos ayudan, pero seguro que podemos sacarles más provecho si practicamos, incluso podríamos hacernos algo parecido a una armadura…
– ¿Pero cómo vamos a hacer armaduras enano? – Ya estamos…
– ¡Te repito que soy más alto que tú!
– Aron… – Minhyun suspira, intentando detenerles.
– Más quisieras.
– ¡Ya! – les grito. – Sois los dos unos enanos chillones ¿ahora podemos seguir hablando como si fuéramos personas y no gallos de peleas?
Aron aprieta los puños y Baekho chasquea la lengua, molesto.
– Lo de las armaduras lo veo difícil – admite Minhyun – pero entrenarnos es una buena idea. Aunque no sea mucho cualquier cosa será una ayuda ¿no?
Asiento.
– Sí que es buena idea… – Admite Baekho a regañadientes.
Lime parece dispuesta a enseñarnos a manejar las armas, y descubrimos que Minhyun también es un tirador bastante bueno. “Práctica” nos dice encogiéndose de hombros. Nadie se atreve a preguntar más.

Nos ponemos de pie, ansiosos por hacer algo más útil que planear cambios inciertos sobre mapas indefinidos, pero nos detenemos antes de hacer nada. Ren sigue durmiendo, y le prometimos que no haríamos nada sin él.

Pasamos los siguientes minutos sin hacer realmente nada. Tenemos que esperar a Ren, se lo he prometido, pero si no encontramos nuevos pasillos no hay nada más que planear, y esta letargia obligada teniendo tantas cosas por hacer pone de los nervios.
Debería ir a buscar los pasadizos, hacer un escáner de la zona y buscar posibles accesos a la sala de controles pero… ¿Separarme de Ren? Para nada. ¿Y si despierta y no estoy a su lado? ¿Y si me necesita para algo?
En realidad no importa que me necesite o no, yo no podría estar tranquilo separándome de él ahora.
Y parece que no soy el único que no soporta sentirse inútil.
– ¿Creéis que se enfadara mucho si entrenamos mientras duerme? – Minhyun parece nervioso mientras habla, apartando con vergüenza las manos de Aron de su cintura.
Como mínimo el enano sí parece tener algo que hacer…
– Hablare con él – les digo – aunque se enfade, tampoco soporto no hacer nada.

Escogemos armas y empezamos algo que podrían llamarse “clases de lucha”, pronto descubro que se me da fatal, y que nos espera mucho trabajo…
– Oye radar – interrumpe de pronto Aron llamando a Baekho con el mote que le ha puesto des de hace un par de días. – Tú sabías esgrima o algo ¿no? Cuando fuimos a por comida estando en “jaulas” luchaste con uno como si las porras fueran espadas.
Baekho asiente.
– Hacía Kendo de pequeño – nos explica. – Cuando lo tuve delante me salió automático.
– Podrías intentar enseñarnos también.
Estoy casi alucinando, creo que es la conversación más civilizada que han tenido estos dos desde que se conocen.
– ¿Al fin admites lo patético que eres y me pides ayuda? – Ya decía yo…
– ¡Patético serás tú! – le replica envarándose. – Necesitarás enseñarme para que alguien te cubra las espaldas allí arriba.
– No necesito que me defiendas.
– ¿Te da miedo que termine siendo mejor que tú?
– ¿Siempre tenéis que terminar discutiendo? – esta vez es Lime quien les interrumpe. Y le doy las gracias mentalmente por eso. Estoy harto de gritar…

¡Maldito orgullo y malditas hormonas! ¿Es que no van a llevarse bien nunca? Se hace un incómodo silencio y ahora el ambiente es tan tenso que se podría cortar con un cuchillo. Que alguien diga algo, por favor.
Por suerte Lime pone orden esta vez, se les acerca y toma la iniciativa.
– Vosotros dos, venid conmigo. Si queréis luchar con las porras eléctricas al menos dejad que os enseñe cómo funcionan.
Ambos asienten sin apartar los ojos el uno del otro, da la sensación de que en cualquier momento van a pelearse de nuevo. Suspiro. ¡Hay que tener una paciencia! Siguen a Lime hacia donde dejamos las porras. Decido ir con ellos, así yo también aprenderé algo.
– Minhyun – JR me detiene cuando apenas he dado un par de pasos. Me giro para mirarle. – Tú sabes disparar, ¿verdad? ¿Me enseñarías?
– Claro.
Le sonrío. De hecho las espadas no se me han dado nunca demasiado bien, si me pongo a entrenar con ellos les molestaré. Mejor dejo que descarguen ahora ellos su testosterona y en otro momento ya le pediré a Aron que me ayude a entrenar.
JR y yo nos apartamos un poco del grupo, cogemos las pistolas y le enseño cómo disparar, usando como blanco una hilera de latas y botellas de cristal que hemos colocado encima de una especie de estantería de madera carcomida por los acares.
No se le da mal.

Lime nos explica cómo se consiguen las descargas eléctricas con la porra y cómo regular su intensidad. Luego nos cuenta cómo se coge la porra para golpear más fuerte, y nos explica las técnicas de lucha que ha aprendido cómo guardia. Baekho comenta que le será fácil combinarlas con sus conocimientos de Kendo, y por fin decide empezar a enseñarme los movimientos y posturas básicos.
Creía que Min vendría a entrenar con nosotros, pero se ha ido a practicar puntería con JR. Parece que se lo pasan bien. Hablan mucho entre disparo y disparo, y por sus enormes sonrisas no creo que hablen de pistolas. Ahora mismo querría estar en el lugar de JR, en vez de practicar Kendo con el radar rubio… Debería haber sido yo el que le pidiera a Min que me enseñara puntería. Podríamos estar solos y…
– ¡Au! – algo me ha golpeado la cabeza y me distrae de mis pensamientos. Baekho me mira desafiante con la porra en la mano. – ¿Qué haces? ¿Estás tonto? ¡Eso duele!
– ¿Que qué hago? ¡Eso tú, inútil! ¡No me estás escuchando! ¡¿Podrías dejar de mirar a Minhyun y concentrarte de una vez?!
Vaya, me ha pillado. Le contestaría con una insolencia pero sé que tiene toda la razón. Me muerdo el labio, me trago el orgullo y asiento en silencio.
Entrenamos durante un buen rato, por fin consigo concentrarme en lo que hacemos. Debo reconocer que Baekho sabe enseñar y es muy bueno con el Kendo. Con él parece fácil, aprendo rápido, realmente es un gran maestro. Aunque en un futuro negaré haber pensado esto.
Las sonoras carcajadas de Min y JR me distraen de nuevo. Mi chico parece estar pasándoselo muy bien con el loco… No puedo evitar volver a mirarlo, necesito verlo constantemente. ¿Por qué no le he visto mirar hacia mí ni una sola vez? Está tan distraído con JR que parece haberse olvidado de que existo…
JR le susurra algo cerca del oído y Min enrojece. Y sonríe. Con esa hermosa sonrisa que hasta ahora sólo me había dedicado a mí. Esa sonrisa de… enamorado. No puede ser. No, no, no, estoy viendo fantasmas dónde no los hay. Min sólo me quiere a mí, parezco un novio posesivo y celoso. Él y JR son amigos, es normal que le sonría. Están lejos y no les veo bien, seguro que no es una sonrisa de enamorado. Seguro que sólo están charlando.
Debo dejar de pensar estupideces. Concéntrate en el entrenamiento, vamos.

Que asco tener que estar aquí entrenando con el enano palurdo… ¡Y encima no me hace ni caso!
Le golpeo en la cabeza ligeramente, no queriendo hacerle daño, solo reclamando su atención.
– ¿Qué haces? – se queja malhumorado.
Abro la boca para replicarle, con palabras nada bonitas, que no me ignore, pero Lime se me adelanta.
– Concéntrate – le ordena. – Si lo coges así se te va a caer, además, estás tapando el interruptor de las descargas. Así no te sirve para nada.
Aron asiente a sus consejos y cambia el agarre, yo sonrío para mí mismo al ver al enano amonestado de esta manera.
– Y tú – sigue ella volviéndose hacia mí. – Esto no es una espada, no la cojas con las dos manos que no pesa tanto. ¿O es que todo ese musculo es solo de adorno?  
Su tono, tan parecido al de mi antiguo profesor de Kendo me hace sonreír. Es casi como haber vuelto a esa etapa de mi vida.
Casi. Con la ligera diferencia de que mi padre no me vendrá a buscar con el coche en cuanto termine la clase, que esta vez llegar a casa va a ser algo más complicado. Pero lo conseguiremos.

SHIROKO  KURUKO  AOIKO

ACTION: Aviso

Hola lector@s ^^

Como sabéis hemos tenido problemas estos últimos meses para terminar los capítulos a tiempo y parece que las cosas no mejoran, Shiroko esta en la recta final de Bachillerato y Aoiko y Kuroko tenemos mucho trabajo en la Universidad.  A pesar de todo no queremos dejar de publicar pero tampoco podemos comprometernos con publicar cada X tiempo así que a partir de ahora hasta que tengamos mas tiempo y estabilidad vamos a publicar cuando podamos pero intentando que no pasen mas de dos semanas entre capítulo y capítulo (si puede ser).

¡Lo sentimos mucho! ¡Mianhe!!

El 18 lo tendréis este viernes, sentimos el retraso ^^’

SHIROKO KUROKO AOIKO

ACTION: Capítulo 17

action17

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) RenMinhyun, AaronJR y Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

INICIO DE LA SEGUNDA PARTE

Capítulo decimoséptimo

Llevamos tres días en almacenes, o lo que parecen ser tres días, pues aquí las horas no tienen sentido…
Pasamos el primer día sin movernos en absoluto. Descansando, recuperándonos. Escogimos un rincón entre los montones de cajas y nos atrincheramos. Este sitio es enorme.
Pasado el primer día, o un número indefinido de horas que bien podrían haber sido veinticuatro, a Aron se le cerró la herida del brazo, a Ren se le pasaron por completo los efectos del poco gas que pudo haber inhalado y Baekho despertó. Y nos dimos cuenta de que las provisiones de comida no durarían mucho y que el agua se nos había terminado.
Entonces comenzaron las expediciones.
Nos dividimos y por grupos nos dedicamos a recorrer Almacenes, buscando cualquier cosa que pudiera sernos útil. Y no nos fue mal.
Encontramos lámparas y linternas, perfectas ya que todo aquí está oscuro, tampoco podíamos abusar más del poder de Ren, suficiente nos aprovechamos ya de su luz el primer día.
Encontramos más uniformes, por lo que pudimos proporcionarle uno a Ren, y aunque se negó a ponérselo, sí aceptó quedárselo por si debíamos camuflarnos de nuevo.
Encontramos armas, montones de porras ya sin nada de electricidad y cajas enteras de balas intactas. Nos quedamos las segundas.
¡Encontramos comida! Una sala frigorífica enorme, llena a rebosar, con un paso directo a las cocinas del piso superior que bloqueamos como pudimos.
Pero, sin duda, los hallazgos más importantes son dos.
El primero de ellos fue el agua. Lo encontró Aron cuando, no sé si por casualidad o desesperación, rompió una cañería. Por suerte acertó la del agua limpia, hubiera sido bastante asqueroso si no. El problema fue taparla de nuevo, y no lo hubiéramos conseguido de no ser por nuestros poderes. Minhyun contuvo el agua mientras Aron doblaba una placa de metal para taponarlo ayudado de la voz de Baekho. Una excelente chapuza.
Y el segundo, el que yo más valoro aunque pueda parecer menos importante, fueron los colchones. No tengo idea de para qué sirvieron antes, pero después de tantos meses durmiendo sostenido por una maraña de cables no me lo planteé, solo le di las gracias al dios que los hubiera dejado allí y me tumbé a dormir en el sitio más blando que había estado en mucho tiempo…

Intento no reír al ver a JR tumbándose otra vez en uno de sus amados colchones, desde que los descubrimos se tumba en ellos a la mínima oportunidad que tiene, parece un crio. Pero no soy el único que le observa, esa asesina también, seguro que está planeando como asesinarle. No me extrañaría que fuera a por él primero, supongo que debe ser el más peligroso para ellos.

Ella no aparta su mirada de nuestro loco, me pone de los nervios.

Me levanto y me siento en el colchón al lado de JR, no puede ser que yo sea el único que se dé cuenta que ella está planeando algo.

– Oye JR, la… ella, te está mirando mucho… seguro que planea algo

Él se gira para mirarme con una sonrisa burlona.

– Será que le gusto. Vamos, en serio Ren, deja ya de malpensar de Lime, no seas paranoico

Joder, lo sabía.

– ¡No soy paranoico! ¡Sois vosotros que estáis ciegos!

– Mira, entiendo que tú no has conocido a Nara y has tenido experiencias especialmente malas con los guardias pero eso no significa que todos sean crueles y despiadados, ¿vale?

No hay nada que hacer, no quieren ver sus verdaderas intenciones solo porque es una “chica mona”. Han pasado 3 días desde que llegamos y sigue haciéndose la buena persona. Estoy seguro que va a traicionarnos, nadie me cree pero yo cada día estoy más seguro.

Poco después de llegar a JR le volvió a subir la fiebre y descubrimos que la segunda caja de pastillas para la fiebre había desaparecido, intentamos que le bajara a base de paños con agua fría y no funcionaba pero no podíamos hacer mucho más así que fui a buscar una de las chaquetas de los uniformes que habíamos dejados tirados en un rincón para taparle mejor. Estaba revolviendo las chaquetas cuando del bolsillo de una de ellas cayó una caja. Las pastillas. ¿Qué hacían allí? ¿Quién las cogería y se las guardaría en el bolsillo? Alguien que no quisiera que las encontráramos, alguien que quisiera que JR empeorara. Lime. Esa. Ha sido ella. Lo sé.

Ella intenta acercarse a mí, quiere hacerme caer también en su trampa. El otro día investigando juntos almacenes, con su sonrisa de niña buena, simulando preocuparse por mí. 

Maldita zorra… me pone de los nervios verla tontear con el bobo de JR, además ya tengo suficiente dolor de cabeza. Me levanto para ir a hacer otra expedición por los alrededores. No tengo ganas de que piensen que soy un paranoico si me pongo a gritarle e insultarla y como siga sentado mucho rato más me voy a dormir… Necesito hacer cosas. ¿Qué más puedo encontrar que sea útil? Hmm… ¡Ah! puedo revisar los medicamentos que nos quedan. Sí, eso haré. 
Las ojeras se marcan profundas bajo sus ojos enrojecidos, apenas puede mantenerlos abiertos. Bosteza y se frota la cara intentando sacudirse el sueño, pero sigue diciendo que no quiere dormir.
No para quieto, siempre haciendo cosas. Yendo a buscar comida, arreglando nuestro improvisado refugio (que ya parece una cabaña dentro de esta sala inmensa), contando una y otra vez las reservas médicas, el armamento. Esto empieza a ser obsesivo.
– Rennie, tienes que dormir.
Él niega, con energías, como si quisiera demostrarme que está bien.
– No tengo sueño.
Eso no te lo crees ni tú.
– Pero yo sí… – respondo con un tono de voz más… ¿Sensual? ¡Ay dios! ¿Que estoy haciendo? – ¿no vienes a hacerme compañía?
Me tumbo sobre el colchón y doy unas palmaditas al espacio vacío junto a mí, llamándole. Dios, qué vergüenza. Sé que todos los demás me miran y… ¡No Baek, no te sonrojes!
Traga saliva, nervioso, pero al final se levanta y viene hacia mí, tumbándose a mi lado, escondiendo la carita sonrojada entre mis brazos.
Sonrío y le acaricio el cabello mientras empiezo a tararear una suave melodía, ignorando las miradas sorprendidas y divertidas de mis compañeros.
Cierra los ojos, su respiración se calma, el agarre de sus brazos se afloja. Está funcionando.
Minhyun me sonríe cómplice, JR sonríe también ante mi idea. Al fin nuestro rubito hiperactivo ha parado quieto.
Unos minutos más tarde cuando Ren ya está completamente dormido, JR se me acerca y me pregunta en voz baja si me veo con fuerzas para otra expedición.
– Queríamos mirar cómo están las cosas arriba, si nos están buscando, como podemos llegar a la sala de controles para abrir las puertas, que han hecho con los niños, etcétera.
Los niños, críos a los que han dopado con nuestros poderes para crear más magos como nosotros. Supongo que a esto estaban destinados los análisis rutinarios que nos hacían, a investigar nuestro poder para replicarlo. Y parece que ha funcionado, dos han sobrevivido a las pruebas, niño y niña. Y, evidentemente, no vamos a dejarlos aquí cuando nos vayamos.
– Sí, creo que puedo, ahora voy.
Se aleja y yo me despido de Ren con un suave beso en la frente, con mucho cuidado de no despertarle.
JR, Lime y yo nos alejamos, dejando a Minhyun y Aron cuidando del refugio y de Ren, y nos dirigimos a la zona bajo las oficinas principales para que pueda alcanzar a percibirlas.
Abusé de mi poder, lo forcé más allá de mis límites y me pasó factura. Por tres días me ha dolido la cabeza y me ha sido imposible abrir mi mente o controlar nada con la voz. Pero ahora parece que puedo usarlo de nuevo, al igual que mis compañeros me he recuperado, y ahora nos ponemos de nuevo en acción.

Cuando nuestros compañeros se van de expedición nos quedamos en silencio en el refugio. Minhyun está sentado con la espalda recostada en la pared y mira a Ren de forma tierna, fraternal, con una dulce sonrisa, satisfecho de que su amigo haya conseguido dormirse por fin. Me quedo embobado mirando sus bonitos ojos, sus oscuros cabellos, sus bien perfilados labios… Esos labios, me muero por probarlos de nuevo… Por morderlos, lamerlos, besarlos…
Espera. Estamos solos, ¿no? Bueno, con Ren, pero está dormido. Mis labios dibujan una sonrisa un tanto lujuriosa. Será cuestión de no despertarlo.
Me acerco a mi chico y me siento a su lado. Él gira la cabeza para mirarme y me dedica una hermosa sonrisa. Podría morir con esa sonrisa. Es lo más hermoso que he visto nunca.
Paso un brazo por detrás de su espalda para abrazarlo, él se acerca más a mí y apoya su cabeza en mi hombro. Me encanta sentir el calor de su cuerpo tan cerca de mí y su corazón acelerado. Cuando nos abrazamos tengo la sensación de que todo es perfecto, que sólo existimos nosotros, que todo saldrá bien.
Desde que llegamos a almacenes prácticamente no hemos tenido tiempo para nosotros. Primero porque estábamos demasiado hechos polvo, luego demasiado ocupados en explorar el lugar y buscar todo lo necesario para nuestro refugio.
– ¿Sabes? Tenía ganas de poder estar un rato a solas contigo.
Levanta la cabeza para mirarme a los ojos antes de responderme. Y siento que me pierdo en esos ojos oscuros. Luego aparta la mirada, sonrojado.
– Yo también quería estar a solas contigo. Te quiero.
Las últimas dos palabras las pronuncia en un leve susurro, como si tuviera miedo de que alguien a parte de mí pudiera oírlas.
Ya no puedo más. Abrazarlo no me basta. Es demasiado hermoso, necesito demasiado sentir el sabor de sus labios y el tacto de su piel. Cojo su barbilla con una mano y le obligo a levantar la cabeza para mirarme.
– Te amo Minhyun. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Antes de que pueda responder atrapo sus labios entre los míos y empiezo a masajearlos dulcemente. Él en seguida reacciona y me devuelve el beso, acelerando el ritmo. Siento como sus dientes traviesos muerden mi labio inferior y como después su lengua juguetona recorre la piel enrojecida por la mordida para mojarla de saliva. Me siento incapaz de detenerme. Abro la boca para que mi lengua se encuentre con la suya, ambas empiezan una húmeda danza de suaves y enérgicas caricias. Coloco una mano en su nuca para profundizar el beso, para poder meter la lengua por todos los rincones de su boca. Él no opone resistencia alguna y deja escapar un leve jadeo. Esto es demasiado.
Separo por un momento nuestras bocas y antes de que tenga tiempo de reaccionar lo empujo para que quede tumbado bocarriba sobre el colchón. Apoyo mis rodillas a ambos lados de su cadera y mis manos a ambos lados de su cabeza para quedar totalmente encima de su cuerpo. Y vuelvo a besarlo profundamente, mientras él me lo devuelve con la misma intensidad.
Sin dejar de besarlo cuelo una de mis manos debajo de su camiseta para acariciar sus abdominales. Se estremece un poco al notar mi mano fría sobre su perfecta piel, y eso me encanta. Le acaricio muy lentamente, casi haciéndole cosquillas, pero sin detenerme. Y estas caricias cada vez se vuelven más rápidas y más necesitadas. Me aseguro de no dejar un solo centímetro de su piel por recorrer, y cuando termino con sus abdominales me desplazo hasta su pecho. Al subir mi mano subo también su camiseta para dejar su torso al descubierto. Suelta algunos gemidos pero no se resiste, se deja hacer. Me encanta.
Separo al fin nuestras bocas para desplazar la mía hasta su pecho y empezar a lamer su piel y darle pequeños mordiscos. Le dejo algunas marcas rojas, en un intento de marcar este cuerpo como mío. Recorro su torso con mi lengua, me entretengo en sus pezones, en reseguir sus músculos. Y le oigo gemir, muy suavemente. Gime para mí.
Siento la lengua de Aron sobre mi piel, su aliento cálido, sus manos traviesas…
Soy incapaz de razonar si esto que estamos haciendo está bien o mal. Cada vez que me toca, cada vez que me besa, mi cerebro desconecta su parte racional y no puedo pensar nada que no sea que deseo que siga, que no se detenga, que llene mi cuerpo de caricias y besos… Adoro su calor, el sabor de su saliva, el tacto de sus manos sobre mi piel… Soy tan feliz ahora mismo que desearía que el tiempo se detuviera.
Placenteros gemidos quieren escapar de mi garganta, y aunque al principio intentaba detenerlos ahora mismo me veo incapaz y los dejo salir, cada vez más fuertes, cada vez más seguidos.
Me abandono totalmente al placer, incapaz de hacer nada, dejo mi cuerpo a su entera disposición. No quiero que se detenga.
– Antes que os emocionéis demasiado y me traumaticéis… que sepáis que estoy despierto.
No puede ser.

Me incorporo y abro los ojos del todo, dejando de hacerme el dormido. Min me mira totalmente rojo con la camiseta levantada y todavía tumbado debajo de Aron que tampoco ha reaccionado todavía y me mira como si hubiera visto un fantasma. De repente reacciona, se aparta de un salto de encima de Min y se recoloca la ropa con una risa nerviosa, el atontado tarda un poco más y cuando lo hace se esconde detrás de su novio intentando ponerse bien la camiseta. No puedo evitar reírme.
– Pe…Pero tú… ¡¿no estabas dormido?!
Intento dejar de reír para responderles pero no puedo, sus caras de desconcierto y vergüenza son demasiado. Hacía años que no reía de esta forma.
– ¡No te rías!
– Muy interesante tu forma de gemir, atontado.
Minhyun parece más rojo que antes si es que eso es posible pero a Aron le ha salido una sonrisa pervertida en la cara, tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no volver a reír.
–  Sí, ¿verdad? A mí también me gusta.
– ¡Ya vale! ¡Ese no es el tema! ¿Se puede saber por qué no estás durmiendo?
Tsk, vaya manera de cambiar de tema, no voy a olvidarlo tan fácilmente. Oír ruidos sospechosos, abrir los ojos preocupado y encontrarme con tal escena… oh no, no voy a olvidarlo. Además, ¿Qué les importa si duermo o no? Es mi cuerpo, mi elección.
– No quiero, y no tengo sueño
– ¿Cómo no vas a tener sueño si llevas 4 días sin dormir?
– Es cierto, rubia, llevas unas ojeras que te llegan hasta el cuello…
¡Que exagerados! ¿Cómo van a llegarme hasta el cuello? ¿No puedo tener tantas ojeras no? Espero no tener muy mal aspecto, solo son 4 días, no creo que sea tan grave.
Y no dormir tiene algo muy bueno también; puedo observar a Baekho mientras duerme. Analizar cada detalle de su cara, de sus labios, con esa sonrisa de satisfacción, aunque tenga que reprimirme con todas mis fuerzas para no besarle aprovechando que duerme.
– Solo estoy un poco cansado, aguantare… es solo que no quiero dormir
– ¿Un poco cansado? ¡Estás hecho polvo!
– Deberías dormir, hace días que no duermes, estás agotado y encima nos cortas el rollo.
– ¡Cállate, Aron! ¡He dicho que este no es el tema! – Minhyun parece tener ganas de ir a esconderse debajo de una piedra pero esta vez se controla e intenta poner cara seria. Ja, ¿Cómo voy a tomármelo en serio ahora? – A ver, Ren, ¿por qué fingías haberte dormido?
– ¿No es obvio? si no fingía dormir Baekho seguiría preocupado y no se habría ido, así de simple
– ¿Y por qué no quieres dormir? ¿Qué pasa?
Joder, que pesados. Lo que yo no entiendo es cómo pueden dormir tan tranquilamente, ¡Si les falta poco para ponerse a roncar!
– Yo… no puedo, todos vosotros confiáis ciegamente en esa, ¡tengo que asegurarme que no va a matarnos mientras dormimos! ¿Cómo voy a dormir con un guardia armado cerca?
– Pero Ren, Lime es buena, ¿para qué iba a salvarnos si lo que quería era matarnos? Hubiera podido hacerlo cuando nos encontró, estábamos destrozados.
Lime es buena, Lime nos ayuda… Claro, como la conocemos de toda la vida, ah, no, que solo la conocemos desde hace unos días y es un jodido guardia, un pequeño detalle sin importancia.
– Aron tiene razón, no tendría sentido que Lime nos traicionara ahora. Además, si éste es el problema ¿por qué no te has dormido ahora? Ella no está, y los demás estamos despiertos y somos suficientemente fuertes como para contraatacar si intenta algo.
– ¡Estaréis con la guardia baja porque os fiais de ella! Además, aunque quisiera… no puedo dormirme
– Si tanto te preocupa Lime prometemos estar más al caso de sus movimientos mientras tú duermas…
– Hay algo más, ¿verdad rubia? Hay algo que no nos has contado, no es sólo por Lime…
A veces no sé si es buena idea haberme hecho tan amigo de Minhyun, me conoce demasiado bien… Supongo que a él no puedo engañarle, aunque haya podido engañar a Baekho y a todos los otros. No va a darse por vencido supongo…
– No es nada, es solo que… cada vez que cierro los ojos…veo al guardia disparando a Baekho, y mi sueño, esas imágenes se repiten una y otra vez… tengo miedo a dormirme y volver a soñar, no puedo…
Minhyun se acerca y me abraza, yo me dejo hacer y apoyo mi cabeza en su hombro, lo agradezco pero no son sus brazos los que me gustaría sentir ahora. Además, él no lo entiende, no entiende hasta qué punto ese sueño podría hacerse real en un abrir y cerrar de ojos.
– Ren, sabes que eso no fue real, fue sólo una pesadilla… Baekho está bien, no le pasará nada malo, saldremos de ésta juntos…
– ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que en cualquier momento no van a entrar guardias a matarnos? o cuando salgamos de aquí… ¿Y si nos atrapan? No, hasta que no esté a salvo no podré descansar
– ¿Y prefieres quedarte despierto? Quién sabe cuánto vamos a tardar en salir de aquí, ¿es que quieres morir de…?
Dejo de escuchar al atontado y su novio cuando veo llegar a Baekho por fin, con una preciosa sonrisa y sano y salvo, hasta parece más sano, más feliz que nunca. ¡Ha vuelto!
– ¡Baekho! ¡Has vuelto! ¿Todo bien? ¿Algún problema? ¿Habéis encontrado guardias?

Creo que estoy alucinando. ¿Con quién demonios está hablando Ren? ¿Baekho? Pero… si Baekho no está. No ha vuelto todavía.
Ren sonríe amigablemente mientras mira hacia algún punto fijo de la sala. Pero allí no hay nadie. ¿Dónde ve a Baekho? No lo entiendo.
Miro a Min con ojos interrogantes para comprobar si es que me estoy volviendo loco y ya ni siquiera veo las cosas… Pero él también está mirando la escena y por su cara está alucinando tanto o más que yo.
Vale, no soy yo el que tiene un problema. Es Ren el que ve cosas que no están. Está… ¿teniendo alucinaciones?

Lime me ha estado contando cómo está estructurada la zona de oficinas. Creo que me he hecho una idea bastante precisa, pero aun así mejor que Baekho lo “vea” también. Cuatro ojos ven más que dos, y así veremos también que están haciendo allí arriba.
Esta chica nos está ayudando mucho. Sé que Ren sigue sin confiar en ella, y no entiendo por qué. No tenía ninguna obligación de ayudarnos y está haciendo tanto por nosotros…
Me mira, me sonríe, y su sonrisa me recuerda a otra más dulce. Alice… ¿Qué habrá sido de ella? Espero que se recuperara, ojalá esté bien. Pienso mucho en ella últimamente. Como me cuidaba, como la ataqué… recuerdo su grito, recuerdo la sangre, recuerdo su mirada cuando se fue esa preciosa sonrisa, y la sangre…
– JR… – una mano en mi hombro me hace despertar, parpadeo y veo a Baekho mirándome ya más curioso que preocupado. – ¿Estás bien?
Asiento.
– Si, perdón – le tranquilizo – odio que siga pasándome esto.
– Está bien – sonríe – cada vez te pasa menos y es más fácil despertarte.
– Si, por suerte.
Lime nos espera unos metros  por delante. Le sonrío y seguimos andando tras ella.
– Oye… – empiezo – gracias por… despertarme siempre…
Él se ríe.
– Anda, no me des las gracias, faltaría más.
– En realidad creo que tenemos mucho que agradecerte Baekho. Es decir, todos. Si no fuera por ti seguiríamos en nuestras jaulas
– De verdad, no me des las gracias por eso – me corta – la intención es lo que cuenta y en mi caso los motivos fueron un tanto… egoístas. Sabes que lo único que quería era sacar de aquí a Ren. No me malinterpretes, – añade algo nervioso – estoy muy feliz de haberos conocido a todos y sois los mejores compañeros que podría haber pedido pero… bueno, en un principio solo quería que fuésemos muchos para escapar y… me siento mal si me agradeces eso…
Sus palabras me hacen sonreír, resulta tierno disculpándose por algo así. Comprendo perfectamente lo que dice, no nos conocía, ¿Por qué debería querer liberarnos? Lo único que me ha hecho comprender su discurso es lo mucho que quiere al rubito, y eso me causa curiosidad.
– ¿Cómo conociste a Ren? Si no te importa contarlo, vaya…
– En absoluto – sonríe él – aunque no sabría por dónde empezar.  
>> En primer lugar sabes que tengo dos poderes. Relacionados entre ellos pero siguen siendo dos. Cuando llegué aquí, solo conocía el de la voz, e intenté utilizarlo para escapar infinidad de veces, consiguiendo solo que me vigilaran cada vez más, hasta que comprendí que era inútil, y que si quería escapar tenía que planear las cosas con cuidado. Me quedé quieto y callado, haciendo que se confiaran, y descubrí mi segundo poder.
– Chicos – nos llama Lime – creo que es aquí.
Señala el techo y Baekho cierra los ojos un segundo y asiente.
– Ya veo… – vuelve a abrir los ojos y sigue pasillo abajo – ¿sigo?
– Si no te distrae demasiado…
– No necesito concentrarme tanto. – Responde quitándole importancia – iba porqué descubrí mi segundo poder, y con un poco de práctica aprendí a sentir todo a mi alrededor. Por aquel entonces había dos personas más en jaulas, Aron y el chico del hielo, y me frustraron porque ninguno de los dos tenía ganas de luchar. Ambos se habían rendido. No podía creer que aceptaran estar aquí, que ni siquiera intentaran escapar. Y llegó Ren, causando problemas des del primer momento – sonríe – apenas conocía su poder, pero se defendía a mordiscos y patadas. Tuvieron que encadenarle, y ni así se rindió. Me impresionó su fuerza, sus ansias por salir de aquí, su negativa a rendirse. Me inspiró y decidí que saldría de aquí con él. Conocí a Nara, y encontré la forma de comunicarme con ellos. Mis notas nunca llegaron a Aron y el otro, completamente encadenado, tampoco podía responder. Pero Ren sí, Ren respondió mi nota, y así empezamos a hablar. Los aviones de papel volaban a diario, nos lo contamos todo, hicimos planes para cuando saliéramos de aquí y… bueno, el resto ya lo sabéis. ¿Volvemos?
– ¿Eh? – Su historia me ha absorbido y por un momento no recuerdo que estábamos haciendo. – ah… ¿no necesitas ver más?
Él niega encogiéndose de hombros.
– Los guardias siguen rastreando almacenes sin pistas de donde estamos, a los niños no les han tocado, siguen en su celda, la zona de oficinas ya me sonaba, ya he visto todo lo que no recordaba con claridad, ahora cuando volvamos lo dibujaré para que lo veáis, creo que no me dejo nada…
– Está bien, volvamos entonces.

SHIROKO KUROKO AOIKO

ACTION: Capítulo 16

ImagenA

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) RenMinhyunAaronJR y Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

Capítulo decimosexto

Siento que no puedo seguir, que me desmorono a cada paso. Cada inspiración es un suplicio, apenas puedo mantener los ojos abiertos. Pero debemos seguir. Tenemos que huir. Ni siquiera sabemos a dónde, pero irnos.
JR apenas está consciente. Ren intenta llevar-le, pero no puede con su peso. Me pongo al otro lado para compartir su carga. Enseguida que puede JR deja caer su peso sobre mí, y yo siento como si se rompieran todos los huesos de mi cuerpo. Agudas punzadas de dolor en todo mi cuerpo, cortándome la ya difícil respiración.

Seguimos avanzando, la mochila parece pesar más a cada paso que doy y empiezo a notar el golpe en la cabeza y todos y cada uno de los moratones de mi cuerpo. Intento que JR se apoye en mi pero es Baekho quien carga todo el peso, no me gusta que Baekho tenga que cargar con el pero es verdad que yo solo no hubiera podido mucho más tiempo…. ¡¿Por qué tengo que ser tan débil?!
Veo que pone cara de dolor por más que intente disimular… ¿por qué no confía en mí? si yo fuera más fuerte a lo mejor no fingiría delante mío…

– ¿Estás bien? – Ren me mira preocupado, ansioso. No puedo dejar que se preocupe tanto por mí.
Asiento, sintiendo que me estalla la cabeza solo por este movimiento.
– Sigamos. – le digo.
Empiezo a andar, tirando de ellos, siguiendo a Minhyun y Aron, hasta que estos se detienen y Min se gira.
– ¿Por dónde ahora Baek?
No lo sé… no me preguntes… No soy capaz de abrir mi mente, no puedo, no puedo sentir nada más que este dolor…
Haz un esfuerzo Baek. Busca guardias, busca una salida, un sitio seguro. Busca.
¡Ah! Duele… no puedo, no puedo, no me pidáis que siga…
– Izquierda – le respondo al azar.
Espero que no haya guardias, no llevar-les otra vez a ninguna trampa. Por favor, no más guardias, no más peleas, no más dolor…

Paso, tambaleo, paso, tambaleo, paso, tambaleo.
Poco a poco vuelvo a ser consciente de lo que me rodea. Alguien me carga, y en mis labios siento un sabor extraño, para nada desagradable…
Ya no me duele tanto la cabeza, y mi mente se va despejando poco a poco, pero todo sigue siendo borroso. Mis párpados pesan, mi cuerpo entero me parece de plomo.

Me parece que han pasado horas cuando, unos cuantos pasillos más tarde oigo a JR murmurar a mi lado.
– Huele dulce… – dice muy bajito.
¿Estará delirando por la fiebre?
– Es cierto, – responde Ren – huele raro…
– Es como… mi comida olía igual, las drogas…
¡Y por eso no hay un solo guardia en los pasillos!
– ¡Poneos las máscaras! – les grito.
Ya no van a mandarnos más guardias. Han vaciado la planta y nos tiran gas paralizante, como lo que le daban a Minhyun. Esperarán a que caigamos todos por la droga y vendrán a buscarnos. Pero no caeremos. Las máscaras que les quitamos junto con los uniformes tienen un filtro. Nos protegerán.
Me pongo la mía y luego me giro para ponerle la suya a JR. Y entonces caigo en la cuenta de que Ren no tiene máscara.
No lo dudo ni un instante. Me arranco la mía de un tirón y se la pongo delante de la cara.
– ¿Qué haces Baek? – exclama – ¡No!
– ¡Póntela! – le ordeno.
– Pero entonces tú te quedas sin.
– ¡PÓNTELA!
Ren sigue sin coger la máscara. ¿Cómo tengo que decírselo?
– Yo no me la voy a poner. O la coges o se queda aquí.
– Pero Baek… – veo lágrimas en sus ojos. ¿Encima va a hacerme sentir culpable?
Se la lanzo y sigo avanzando, arrastrando conmigo a JR, sintiendo como miles de agujas se clavan en mi cuerpo a cada movimiento. Y sigue la insistente punzada en mi pecho al respirar…
Pero no me detengo. No puedo. Tengo que estar al cien por cien. O fingirlo. Por ellos.

Seco con rabia las lágrimas de mis ojos y me pongo la máscara de mala gana. ¡Ya sé que soy débil! Pero… ¿tengo que ver como estando peor que yo sigues sacrificándote por mí? Baekho no aguantara demasiado con este gas, ¡necesitamos otra mascara! A ver, una máscara… ¡oh! ¡Un pañuelo, o un trozo de tela puede servir! Mierda, ¿de dónde saco yo ahora más tela? ¡Ah! ¡Mis pantalones! son como de hilo o algo por el estilo, servirá. Arranco un trozo de pernera y corro para atrapar a Baek y JR.
– ¡Espera!
Se para un momento y se gira y yo aprovecho para colocarle la tela delante de la cara y hacerle un nudo en la nuca. Me alejo un poco y lo observo con ojo crítico. Servirá.

El pequeño gesto de Ren me llena de calidez. Incluso en un momento así, que intente cuidarme, ver su sonrisa animándome con ojos llorosos es el mejor bálsamo para todas mis heridas.
Le atraigo hacia mí y le abrazo un instante, aun sosteniendo a JR con el otro brazo. Sentir su pequeño cuerpo junto a mí me da fuerzas. Es tan pequeño, tan delgado, parece tan frágil…
Me separo y vuelvo a cargar a JR. Tengo que ser fuerte.
Cojo aire para seguir andando, y el dolor en mi pecho se hace atroz. Intento hacer respiraciones más cortas, cogiendo solo el aire necesario, pero con el pañuelo… con esto que me tapa la boca cuesta respirar. Tengo que coger más aire y a cada inspiración siento las agudas punzadas en mi costado.
Casi preferiría el gas.
Pero ha sido un gesto tan tierno por su parte… si me lo quitase tendría que explicárselo. Solo le preocuparía más. Así que me trago las lágrimas y el dolor y sigo avanzando.

Caminamos despacio, y lo agradezco. Mi cabeza da vueltas y lo veo todo borroso, he perdido demasiada sangre. Las paredes blancas, el suelo grisáceo y las puertas oscuras… Todo se me mezcla. Si no fuera porque Min me guía hace rato que me hubiera chocado con algo. De hecho, si él no me hubiera ayudado no habría podido ni levantarme del suelo.
Mi brazo sigue doliendo mucho, casi consigue que se me olvide el dolor de los otros golpes y descargas eléctricas que he recibido y que llenan mi cuerpo de moretones y marcas de quemaduras…
Miro a Min, que camina a mi lado y me deja usar su hombro para apoyarme al caminar. No hubiera pensado nunca que en su estado pudiera llevar esa mochila y encima parte de mi peso. Camina con dificultad, a veces se tambalea y le oigo jadear suavemente, pero se mantiene firme y sigue adelante. No sé de dónde saca la fuerza. Se me hace raro, porque hasta ahora había cuidado yo de él, y ahora es él el que cuida de mí. Y me gusta.
Aún noto el sabor de sus labios y recuerdo el tacto de su lengua. Ese beso ha sido lo más maravilloso que he sentido nunca. Cuando lo oí llorar y gritar mi nombre se me aceleró el corazón. Me encanta saber que yo también le gusto, que esos labios son míos, que soy el único que puede probarlos.
Saldremos de ésta, tenemos que conseguirlo. Min tiene que sobrevivir, y yo quiero estar a su lado. Para siempre.

Cada vez estoy mejor, y siento a mi lado a Baekho que cada vez está más débil. Apenas respira, se tambalea a cada paso y tiene en el rostro una expresión crispada por el dolor.
Ren le mira preocupado, no, más que eso, ansioso. Y yo, ahora que ya estoy más fuerte intento andar por mí mismo, dejar de recostarme en ellos, sobretodo en Baekho, y ya no tengo muy claro quién lleva a quien.
Aron y Minhyun avanzan delante de nosotros. El mayor se tambalea también, agotado, y el vendaje de su brazo empieza a mancharse de sangre. El menor le mira preocupado, girándose de vez en cuando para comprobar que le seguimos y alentarnos con un ansioso “vamos…”.
Y de repente BH cae, las piernas le fallan y se desmorona con un alarido, se arranca la tela de la cara de un tirón y respira, agarrándose el pecho con fuerza.
Ren se agacha enseguida junto a él, va a quitarse la máscara, pero Baekho le ordena con un grito ahogado que no lo haga.
– ¡Ya basta Baek! ¡Deja de torturarte! ¿¡Crees que no nos preocupas si te comportas así?! ¡¿Crees que no te vemos sufrir??! Por favor…
Baekho desvía la mirada, como un chiquillo pillado en falta, pero demasiado orgulloso para admitir su error.
Me arrodillo a su lado, ignorando el mareo y concentrándome en no perder el equilibrio.
– Déjanos ayudarte – le digo suave – somos un equipo, y todos tenemos que salir de aquí. ¿Qué ganas cargando tú con todo? ¿Sacrificándote así? Nos has ayudado a todos, ya has hecho suficiente, deja que ahora los demás cuidemos de ti.
Él nos mira a Ren y a mí alternativamente, como debatiéndose, pero al final asiente y deja que Ren le ponga la máscara, atándose él el trozo de pantalón en la boca, y se recuesta en él para poner-se en pie.
Yo me incorporo también, y todo da vueltas. Me apoyo en BH, no recostándome en él, ni ayudándole yo, solo manteniéndole como mi punto de equilibrio.
Y así volvemos a avanzar. A ver hasta donde llegamos…

Apenas hemos dado cuatro pasos que una voz nos llama.
– ¡Eh! ¡Por aquí!
Nos giramos. Es un guardia. Con el uniforme, la máscara, las armas… Siento odio y rabia, y escondo a Baekho detrás de mí. No voy a dejar que le hagan daño.
Minhyun mira a JR, como esperando que decida qué hacer, Baekho y Aron parecen demasiado inconscientes. El loco se encoge de hombros y asiente, imagino que van a atacar, y me dispongo a saltar para ayudarles. Por más destrozados que estemos habrá que intentarlo. Solo es uno, podemos con él.
Pero no le atacan, siguen caminando tranquilamente hacia él. ¡¿Qué coño hacen?! ¿¡Es que se han vuelto locos!?
– ¿Se puede saber que cojones estáis haciendo? ¡Es un guardia, nos va a matar!
Se giran, confundidos.
El atontado sonríe histérico.
– Ren, estamos hechos asco. Si quisiera matarnos ya lo habría hecho.
– Nos está llamando, podemos intentar confiar en él. Igual nos ayuda.
– ¿Ayudarnos? ¡Me da igual lo que penséis, es un maldito guardia, no podemos confiar en él! ¡Es una trampa!
No lo entiendo, ¿cómo pueden pensar seriamente en confiar en uno de estos monstruos? ¿Cómo pueden ni tan solo plantearse que pueda ser buena persona? Es un guardia. No merece ni ser considerado persona. Ellos no nos consideran personas, ¿por qué merecen un trato mejor?
– Ren, no todos los guardias quieren matarnos, algunos nos quieren ayudar.
– ¡Ayudarnos a palmarla!
– Los uniformes que tenemos nos los dio un guardia, nos ayudó a buscarte cuando estabas capturado. Puede que incluso sea ella…
¿Que un guardia les ayudó? no es posible, algún provecho debió sacare de ello. Seguro que planeaba traicionarles o entregarles y le salió mal. ¡No se puede esperar más de esa escoria! Son asesinos, torturadores, ¡no almas caritativas!
– ¡Vamos! – la máscara blanca vuelve a asomar del pasillo.
– No tenemos otra opción.
– Intentémoslo – susurra Baek a mi lado.
Está bien, supongo que podemos intentarlo… total, con lo destrozados que estamos tampoco vamos a aguantar mucho más. No voy a confiar en ese guardia, pero confiare en Baekho.

Camino guiando a Aron en dirección al guardia, que nos ha llamado asomando la cabeza por detrás de una esquina. Oigo a Ren murmurar palabrotas de disconformidad, no lo ve demasiado claro pero me sigue. Y con él Baekho y JR.
Yo tampoco las tengo todas, pero no tenemos demasiadas opciones más. Habrá que intentarlo. Si seguimos deambulando sin rumbo por aquí tarde o temprano acabarán pillándonos.
El guardia nos guía por un pasillo estrecho que termina en una discreta puerta grisácea. Mete una llave en ella y la abre; luego con un gesto nos invita a entrar. Le obedecemos. Y en seguida nos encontramos en una salita pequeña, vacía y de paredes blancas, en la que solo destaca una pequeña trampilla muy bien sellada en un rincón del suelo.
El guardia cierra la puerta y se gira para hablarnos con una voz… ¿femenina? que la verdad, me sorprende un poco.
– Aquí no os buscarán, al menos de momento. Podéis descansar un poco, parece que lo necesitáis.
Al instante Baekho se tambalea y con un gemido se desploma al suelo; ha perdido el conocimiento. Ren tira la mochila, se deja caer al lado del rubio y le acaricia suavemente el pelo, sin quitarle los ojos de encima al guardia. JR se apoya en la pared y se desliza para quedar sentado en el suelo. Se acaricia la frente con la mano y cierra los ojos, aún parece mareado.
Yo ayudo a Aron a tumbarse, parece más dormido que despierto, y me siento a su lado. Cuando lo dejo veo que se mueve incómodo, como si le faltara algo. Entreabre los ojos y mira a su alrededor, cuando me ve se arrastra hasta mí y apoya su cabeza sobre mi regazo. Vuelve a cerrar los ojos y sonríe. Parece que ahora sí que está cómodo. Y yo estoy rojo como un tomate.
La voz de Ren me distrae de mis pensamientos.
– ¡Oye, tú! ¡¿Quién eres?! ¡¿Qué quieres?!
El guarda se quita la máscara y la capucha para descubrirnos su rostro femenino, sus facciones delicadas y su pelo corto y azulado.
– Me llamo Lime. Quiero ayudaros, porque no me gusta lo que os hacen. Podéis confiar en mí. Luego tendremos tiempo para hablar, pero ahora no podemos quedarnos mucho rato aquí. Deberías ocuparos de vuestros amigos.
Tiene razón, por ahora no podemos hacer nada más. Ren no parece muy convencido, pero se levanta con un “¡Tsk!” y se pone a rebuscar en la mochila grande. Yo dejo con cuidado la cabeza de Aron en el suelo, que se queja con una mueca, y me acerco a la rubia para ayudarle.
Lo primero que encontramos es un paquete de galletas. Ambos nos miramos con los ojos brillantes. ¡Es comida! ¡Casi no puedo creerlo! ¿Cuánto hace que no cómo? Abrimos el paquete a lo bruto de un tirón y engullimos su contenido como un par de desquiciados. Cuando se terminan sigo con una manzana, un panecito, dos mandarinas e incluso un trozo de carne cruda. ¿Carne cruda? ¿A quién se le ha ocurrido coger eso? Bueno, supongo que pensarían que podríamos cocerla con mi poder. Pero me da igual, no hay tiempo para eso.
Ren tampoco se queda corto y se traga todo lo que encuentra. Hasta que ya no podemos comer más. Creo que tengo el estómago a punto de explotar… ¡Pero qué bien me he quedado!
– Joder, tontaina, hay que ver cómo comes…
– Mira quién fue a hablar…
Vale, ahora sí debemos ocuparnos de nuestros compañeros. JR todavía se encuentra mal, pero de momento no podemos hacer mucho más por él. En cambio Aron vuelve a sangrar porque se le ha reabierto la herida y Baekho está en un estado bastante deplorable.
– Rubia, intenta hacer algo con Baekho. Yo me encargo de Aron.
Ren asiente y se acerca a su chico.
Yo vuelvo a rebuscar en la mochila hasta volver a encontrar la crema antihemorrágica y las vendas. Me arrodillo al lado de Aron y le quito el vendaje que le pusimos antes. Con estas mismas vendas le limpio un poco la herida. Gime cuando le toco y me dedica muecas de dolor medio soñoliento. Aguanta, Aron, pronto estarás bien. Luego le vuelvo a poner una buena cantidad de la pasta blanducha y las vendas limpias. Al final voy a ser un experto en esto de poner vendajes…

Sigo sin fiarme de la chica esta, si fuera por mí no le quitaría el ojo de encima ni un segundo. Vete a saber lo que hará si no la vigilamos.
Pero hay cosas más importantes. A Baek le cuesta respirar, es obvio que le duele horrores ¿será por el disparo? no he visto sangre pero…
Necesito ver si tiene alguna herida grave, tendré que quitarle la ropa…Espera ¿Quitarle la ropa a Baekho? No puedo, me va a dar algo… Me tiemblan las manos, ¡joder Ren! ¡Cálmate! Es solamente para curarle NADA MÁS. Respiro hondo y le desabrocho los velcros del chaleco, uno a uno, lentamente. No puedo evitar estar tremendamente nervioso. Termino con los velcros e intento sacárselo sin hacerle daño, con infinito cuidado, pero no puedo evitar que haga alguna mueca de dolor.
Solo queda la camiseta. Mierda, ¡vuelven a temblarme las manos! Es solo el pecho de Baekho nada más. Cojo el borde de la camiseta. Está muy abajo, demasiado… Voy subiendo la camiseta con cuidado, intentando no tocar su cuerpo. Lentamente se empieza a ver sus abdominales… joder, como está… ¿por qué me vendrán todas esas ideas pervertidas? ¡Ya Ren! ¡¡Cálmate!!!
Al fin consigo apartar las ideas locas de mi mente y termino de subir la camiseta, mostrando todo su pecho… pero esta vez no me fijo en lo bien trabajados que están sus pectorales, solamente busco alguna herida, algún corte, pero no veo nada.
A ver Ren, piensa ¿Dónde le ha dado la bala? En la espalda ¿no? Pues claro que no va a estar la herida en el pecho. Me concentro en pensar con la cabeza y no con las hormonas y le cojo para girarle y poder ver su espalda. Se queja y parece a punto de despertarse pero no lo hace. Y en cuanto lo veo me quedo sin aliento. Una enorme mancha negra y amoratada se extiende des del omóplato hasta la cintura.
Eso tiene que doler… Mierda. ¿Qué hago? ¿¡¿Qué hago?!? A ver, Ren, piensa. Crema, tiene que haber alguna de estas cremas raras para golpes.
Voy corriendo hacia la enorme mochila y la vacío sin cuidado, tirando al suelo todo lo que no me interesa. Lo único que quiero ahora es algo que pueda curar costillas rotas. Lo que sea. Rápido. Todo este tiempo debe haber estado sufriendo tanto sin decir nada… ¡A la que se despierte voy a echarle una bronca que va a flipar! Por fin encuentro un pote con de crema donde pone “antiinflamatorio, esguinces y fracturas”. Genial. Vuelvo corriendo al lado de Bakeho y le embadurno toda la espalda de crema. Se la pongo toda, dejándole la espalda casi blanca pero intentando no apretar demasiado. Espero que haga efecto, no tengo ni idea de cómo se cura una costilla rota como esto no funcione…

Miro a mí alrededor, analizando la situación.
Minhyun y Ren están ocupados cuidando de sus respectivos… ¿novios? Resulta algo chocante.
Quiero ayudarles, pero no puedo ni acercarme a Aron, está cubierto de sangre otra vez y… cierro los ojos, no puedo mirar.
La guardia de pelo turquesa, Lime, va a ayudarles, y sonríe amable a Minhyun para tranquilizarle. Me recuerda a Alice…
Solo de pensar en Alice siento en mi pecho una punzada de culpabilidad. He matado a otros guardias. ¿Por qué me siento más culpable con ella? ¿Por qué la conocía? ¿Por qué llevaba medio año cuidándome? ¿Por qué era la persona más amable y tierna que he conocido aquí dentro?
¿Estará viva? ¿Me odiará?
Sacudo esos pensamientos y voy con Ren a ayudarle. Parece desesperado esparciendo litros de pasta blancuzca en la espalda de nuestro malherido guía.
– ¿Qué le pasa?
– Creo que se ha roto una costilla – me responde con lágrimas en los ojos. – No despierta, no sé qué hacer…
Wow, una costilla rota, parece serio… En los sitios en que la capa de crema es más fina puedo ver la piel amoratada, y no pinta bien.
– ¿Cómo ha sido?
– La bala… El chaleco le ha protegido pero… – ¿Le dispararon? ¿Chaleco?
Toco la tela de la prenda que yo también llevo. ¿Es antibalas? Ahora que lo pienso sí que se parece un poco a esos de las series de la tele… Y es una suerte, porque una bala aquí hubiese sido mortal.
– Se pondrá bien – le digo acariciándole la cabeza para tranquilizarle – estas medicinas son milagrosas, verás cómo enseguida mejora – Realmente no sé si intento convencerle a él o a mí. No soportaría que muriese después de todo lo que ha hecho por mí, por todos. – Podemos darle alguna pastilla para el dolor de mientras – asiente, sorbiendo las lágrimas – Y… ¿le vendamos?

Antes de dejar que me ayude me aseguro que lleve puestos los guantes y entonces le vendamos como podemos, intentando no hacerle demasiado daño pero apretando lo suficiente para que sirva de algo. Vuelvo a bajarle la camiseta intentado no tocar la herida y acaricio su pelo con cuidado, mi pobre Baekho…
Tengo que volver a girarle pero teniendo así la espalda no quiero apoyarle directamente contra el suelo, necesito poner algo debajo… ¡La chaqueta! Aquí no hace tanto frio y el la necesita mucho más. Me la quito y la doblo con cuidado en el suelo haciendo algo parecido a una almohada y le estiro encima. El dolor sigue reflejado en su cara pero no puedo hacer nada más… Ah! ¡Analgésicos! Tiene que haber en la mochila.
Me levanto otra vez y rebusco entre la pila de medicinas que he tirado antes. Al fijarme me doy cuenta de que no hay tantas como parecía, tendríamos que controlarnos o solo para curar las heridas que tenemos ahora vamos a gastarlos todos.
Encuentro unas pastillas que parecen calmantes para el dolor, ¡perfectas! me pongo de pie pero un tobillo me falla y caigo al suelo. Auch. Me lo toco sin hacer mucha fuerza, duele y está hinchado pero no creo que sea nada. Supongo que no es muy buena idea ir dando patadas por allí… pero bueno, he conseguido madera y deshacerme de un guardia, no importa. Lo que no entiendo es porque antes no me dolía nada y ahora sí… puede que estuviera demasiado concentrado en otras cosas para darme cuenta del dolor.
Alargo el brazo hasta la mochila y cojo un paquete de vendas, creo que al final seremos unos expertos en primeros auxilios a este paso. Me vendo el tobillo tan fuerte como puedo, queda cutre pero creo que se aguantara.
Vuelvo al lado de mi chico intentando no apoyar demasiado peso en el tobillo y me siento a su lado. ¿Y ahora como le doy la pastilla si esta inconsciente? Estoy igual que antes con JR…Oh, JR, claro… ¿Hago lo mismo que Minhyun? Besar a Baekho…Mierda, ¡no tengo que volver a sonrojarme! Suerte que ahora no mira nadie. Bueno, si no quiere o no le gusta tengo la excusa de que era por la pastilla, aunque si esta inconsciente no va a darse cuenta, ¿entonces mi primer beso con Bakeho será así? ¿El inconsciente y con una asquerosa pastilla de por medio? Pero esto ahora no importa, lo único que importa es que Bakeho se ponga bien. Respiro hondo y abro la caja, aprovechando para mirar cuantas nos quedan. Hay…dos tabletas de seis, no son muchas comparadas con la cantidad de heridas que tenemos, espero que haya otra caja. Levanto un poco a Baek y apoyo su cabeza en mis piernas, respiro hondo otra vez y cojo la pastilla
– Rennie… ¿estás enfermo?
Del susto casi se me cae la pastilla. ¡Está despierto! Ahora sí que estoy rojo como un tomate, ¿y si llega a despertar cuando le estaba besando? Espera…No, no, ¡no! ¡No es un beso!
– ¿Rennie?
Mierda, debo parecer loco.
– ¡No, no! Estoy bien, la pastilla es para ti, para el dolor, yo…estaba a punto de despertarte para dártela, ¡sí!
– ah, gracias…sí que me duele un poco
¿Un poco? Claro, seguro que solo le duele un poquito…  pero bueno, como mínimo ha admitido que le duele, vamos progresando. Suspiro con resignación, siempre igual. Espero que esta pastilla le reduzca el dolor aunque sea un poco, no soporto verle con esta cara de sufrimiento, saber que está agotado pero que no puede descansar por el dolor.
Alza su mano y pongo la pequeña pastilla en ella mientras le levanto un poco con todo el cuidado que puedo pero no es suficiente, le duele, mucho. Consigo apoyarle en mi pecho sin que le duela más de lo necesario y le acerco la botella de agua a los labios. Da un pequeño sorbo y se toma la pastilla sin problemas pero con cara de asco. Bueno, mejor cara de asco de que dolor. Enseguida vuelvo a tumbarle en el suelo en, aunque sea poco tiempo y en un sitio tan incómodo espero que pueda dormir un poco.

Me despierta el tacto de una mano acariciándome suavemente la mejilla. Y una voz inconfundible que tararea dulcemente una canción. Abro pesadamente los ojos y me encuentro de nuevo tumbado en el suelo con la cabeza apoyada sobre el regazo de Min. Me mira fijamente, y cuando me ve despertar deja de cantar, esperando mi reacción. Una lástima, me encantaba oír su voz… ¿Cómo puede ser que cante tan bien?
Intento incorporarme pero cuando muevo el brazo lastimado siento una tajante punzada de dolor recorrer mi cuerpo. Se me escapa un gemido, que intento ahogar como puedo.
– ¡Aron! ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?
¡Sí, sí que duele, maldición! Miro mi brazo y veo el nuevo vendaje, limpio de sangre y atado de una forma experta. Me ha curado de nuevo, la herida se cierra y ya no sale sangre, ahora estoy bien.
Me calmo poco a poco. El dolor no desaparece, pero con el tiempo me he vuelto un experto en diferenciar cuando el dolor es real de una herida abierta y cuando esta ya está curada y el dolor es solo en mi mente, así que aprieto los dientes y me incorporo.
Min me mira preocupado, preocupado por mí, y es tierno. Me acerco a él y beso sus labios, fugazmente, sólo un toque, sintiendo enseguida ganas de más. Me separo y le sonrío.
– Estoy bien… Gracias…
Al instante lo veo enrojecer, y desvía la mirada. Me encanta.
– Yo… estaba preocupado porque no despertabas… y no sabía qué hacer… Lime me dijo que cantara, que eso te iría bien…
Sonrío aún más de lo adorable que es.
– Me ha encantado oírte cantar, tu voz es preciosa…
Me mira a los ojos, luego a los labios, y de nuevo a los ojos. Creo que tiene tantas ganas de que nos besemos de nuevo como yo. Me acerco despacio a su rostro…
– ¡Chicos! Veo que Aron ya está despierto. Atended, tenemos que decidir qué hacemos.
JR y Ren ya han acabado de curar a Baekho, que aún yace inconsciente. ¿No podían ser más inoportunos? En fin, tienen razón, tenemos que hablar. Me separo un poco de Min y ambos nos giramos hacia donde están los otros.

Espero el contacto de los labios de Aron sobre los míos con los ojos cerrados, las mejillas ardientes y el corazón desbocado. Pero nunca llega.
Vuelvo a abrir los ojos y veo como se aleja, distraído por el grito de JR. ¡Argh! ¿Qué le costaba haber esperado un par de minutos antes de interrumpirnos? ¡¿Es tanto pedir?!
Quedará muy mal si le agarro y le estampo un beso en los labios, ¿no? Mierda, debo dejar de pensar idioteces. Parecerá que estoy desesperado por comerle la boca. Suspiro, sé que en realidad lo estoy. Y sé que no es momento para esto. Debo controlarme y atender a la conversación.
Es JR quien empieza a hablar, creo que tiene madera de líder.
– A ver, centrémonos. ¿Estamos todos curados? Dentro de lo que cabe…
Los demás asentimos.
– Y ahora… ¿esperamos? – pregunta Ren con voz dudosa.
– Hasta que disipe el humo supongo… – Aron le responde, yo hubiera dicho lo mismo, aunque en realidad no lo he pensado demasiado.
– Pero si esperamos mucho esto se plagará de guardias – JR de nuevo, usando el sentido común.
Asentimos de nuevo y nos quedamos en silencio. Por algún motivo yo me siento cansado, el estrés que acabamos de pasar con la lucha y la huida ha dejado paso a la relajación de estar en un lugar seguro, y además hace demasiado que no duermo. Se me cierran los ojos. Tengo que romper este silencio.
– Entonces mejor hagamos algo que si no voy a dormirme…
– Emm… ¿intentamos decidir qué hacemos ahora? – me responde Ren.
– De eso hablábamos.
– ¡Qué hacemos cuando salgamos de esta sala, atontado!
– Pues… ¿buscar otro sitio donde escondernos?
– ¿E ir escondiéndonos de un sitio a otro hasta que nos encuentren y nos maten? No, gracias.
– Hombre, lo ideal sería huir hacia la salida, ¿no? – Aron interrumpe mi discusión con la rubia.
– Sí, claro, ¿es que no ves cómo estamos? – contraataca Ren.
¡Viva el pesimismo! Aunque tiene razón. Estamos hechos un asco, no sabemos a dónde ir y hay montones de guardias buscándonos que no pretenden precisamente hacernos cosquillas…
Otra vez silencio. Estamos todos con la cabeza baja, pensando. Realmente no se me ocurre qué podemos hacer.
– Algún sitio tiene que haber… – suelta JR con un suspiro. Empiezo a dudarlo. Estamos acabados.

La guardia, Lime, interrumpe nuestra discusión.
– Almacenes – Parece que va a seguir hablando, pero Minhyun le interrumpe.
– ¿Almacenes? ¿Qué es eso?
– ¿Dónde está?
– ¿Es un lugar seguro?
– ¿Qué estáis diciendo? ¿Seguro que queréis seguir confiando en ella? ¡Os repito que es un guardia!
– Si calláis un segundo y me dejáis explicároslo… – Nos interrumpe de nuevo, y ahora callamos para escucharla. Ella coge aire y sigue hablando – Almacenes es un piso subterráneo inferior a este. Antes se utilizaba como oficinas hasta que se construyó la planta superior, y luego como almacén, pero se selló hace un tiempo porque tampoco se usaba. Nunca hay nadie allí, ni pensarán en buscaros allá abajo porque las entradas están selladas. Si consiguierais abrir una seria el escondite ideal hasta que os recuperarais…
Un sitio seguro, un sitio para escondernos. ¿Podría funcionar? ¿Tenemos otra opción que intentarlo?
Miro a mis compañeros y veo en sus ojos la misma duda.
– ¿Y dónde están esas entradas? – Ren no parece muy convencido.
– Detrás de ti -responde ella simple sin poder evitar una sonrisa burlona.
Ren la fulmina con la mirada, parece que se lo ha tomado peor de lo que cabía esperar. Por suerte Minhyun les distrae antes de que la cosa vaya a más
– Entonces… ¿la abrimos?
Se levanta y se acerca a la puerta a inspeccionarla.
– Espera, – le detengo – si la ven abierta sabrán que estamos allí.
Lo piensa un instante y se da cuenta de que tengo razón.
– ¿Entonces?
Me mira, como pidiéndome una respuesta, pero es Aron quien responde.
– Igual BH puede abrirla y volver a cerrarla…

¿Cómo? Joder, ¿¡porque todo tiene que hacerlo él!? Me niego.
– ¡Dejadle tranquilo! Ya ha hecho suficiente, ¿es que somos unos inútiles sin él?
– De todos modos… No sé si podréis bajar por allí, solo hay una escalerilla metálica y en las condiciones en las que estáis…
En eso tiene razón, maldita guardia, intentar bajar por allí en este estado es prácticamente imposible, solo conseguiríamos hacernos más daño del que ya nos hemos hecho y no me apetece, la verdad, aunque seguro que a ella le parecería genial.
– Pero os puedo llevar hasta la grande.
Ha, ahora le llaman “escalera grande”, seguro que es una emboscada.
– Es una trampa
– Cállate rubita.
– Cállate tú atontado. ¿Cómo podéis ser tan inocentes?
– Vale ya, dejad de discutir los dos. Descansamos media hora más y luego vamos a buscar la entrada. ¿De acuerdo todos?
¿Porque no me creen? ¿Cómo pueden confiar en ella? ¡No pienso dejar que nos maten por confiar como unos estúpidos! No voy a conducir a Baekho a una trampa tan obvia.
– Sí.
Minhyun lo acepta y Aron también asiente, pensaba que Min era más inteligente, de Aron ya no me extraña tanto.
– No. Y Baek tampoco quiere.
– Baekho está dormido.
– Pero está de mi lado.
– Eso no es un motivo…
– ¡Ren, déjalo ya!
– Que te calles.
– Ren, aporta una opción viable y mejor que esta y te escucharemos. Hasta entonces si no te importa me duele la cabeza…
¡Argh! Le respondería a JR a gritos pero… no sé qué decir, supongo que tiene un poco de razón. Odio cuando se pone en plan líder, hace que me sienta como un niño pequeño estúpido, aish. Aunque tengo que admitir que cuando se trata de calmar los ánimos es necesario, sobre todo cuando Aron se mete con Baek.
A ver, una opción viable, no puede ser tan difícil ¿no? Vale, puede que sí… por más que me cueste admitirlo estamos destrozados y no tenemos lugar donde ir, no podemos pedirle a Baek que analice toda la planta constantemente y al final los guardias nos van a encontrar. Odio de decir esto pero…
– Yo… pues… ¡argh! vale, está bien, ¡pero si luego resulta que yo tenía razón no me digáis que no os lo advertí! y no pienso quitarle el ojo de encima a la tipa esta.

– Baek… Baekho…
Oigo a Ren que me llama y hago un esfuerzo para abrir los ojos. Le veo borroso, todo es borroso y apagado, como si algo sobre mis ojos me impidiese ver. Levanto la mano y le acaricio el rostro, mis dedos recorren ojos, su mejilla, sus labios… Qué hermoso es…
Coge mi mano y besa mi palma abierta. Parece sufrir, los ojos cerrados, el cejo fruncido. ¿Qué le pasa? ¿Es que algo le duele?
– Vamos Baek. Te pondrás bien… Vas a recuperarte, ya lo verás…
Y entonces me doy cuenta de qué le hace sufrir.
– Rennie… No voy a morirme. – intento sonreírle – te prometí que te sacaría de aquí, ¿acaso crees que me iría sin cumplir mi promesa?

Me sorprenden las palabras de Baekho, más que sus palabras su actitud, ni siquiera se ha sonrojado aun cuando todos lo hemos podido oír claramente. Supongo que no está en sus mejores condiciones como para reparar en eso… Ren, por el contrario, parece un tomate.
Sonrío. Incluso en las peores situaciones los sentimientos siguen siendo los mismos. Seguimos siendo humanos.
Pero el momento mágico termina, tenemos que irnos. Lime se ofrece a llevar la mochila grande, y yo cojo la pequeña, dejando así que Ren y Minhyun carguen con nuestros compañeros heridos.
Volvemos a ponernos las máscaras, Baekho re nuevo rechaza la suya, pero esta vez el rubito no permite réplica alguna.
Y así, abandonamos la pequeña salita y salimos de nuevo a los pasillos…
Creo que al final voy a soñar con estos malditos pasillos blancos.

Nos detenemos y me esfuerzo en enfocar la vista para mirar a la enorme puerta metálica. Se hace el silencio, de algún modo esto impresiona. Al final es Minhyun quien nos despierta del trance.
– ¿Y bien? Seguimos teniendo el mismo problema. ¿Cómo la abrimos?
– Si la forzamos quedaran marcas.
– Igual Baekho puede…
– ¡Que le dejéis en paz!
– Déjame intentarlo…
Todos me miran sorprendidos, realmente no sé si seré capaz de abrirla y volver a cerrarla, pero es necesario.
Cierro los ojos y me concentro en sentir de nuevo mi mente, abrirla, y “percibir” el exterior. Es difícil, y duele, he forzado demasiado mi poder en las últimas horas. ¡Un último esfuerzo Baekho!
Siento los engranajes, las pesadas barras de metal, y las retiro una a una.
– Esta abierta – anuncio con voz rasposa.
Minhyun y Lime corren a empujar las puertas de metal, y al abrirse estas revelan unas escaleras que bajan hacia la oscuridad.
Nuestro refugio.

FIN DE LA PRIMERA PARTE DE ACTION

¿Podrán recuperar fuerzas en almacenes? ¿Les encontrarán los guardias? ¿Cómo es este lugar en el que quieren ocultarse? ¡Todas las respuestas a estas preguntas en la segunda parte de ACTION!

SHIROKO KUROKO AOIKO

ACTION: Capítulo 15

Imagen

 

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) Ren, Minhyun, Aaron, JR y Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

Capítulo decimoquinto

 

Cuando la bala atraviesa mi cuerpo me siento sin fuerzas y me desplomo en el suelo. Se forma un enorme charco de sangre a mi alrededor. Grito, y mis lágrimas se acumulan en mis ojos por el dolor.
Intento mover el brazo atravesado por la bala pero duele demasiado. Aunque reconozco que he tenido suerte de que me haya dado en el brazo; si me llega a alcanzar en el pecho o en la cabeza no lo habría contado.
Oigo una risa detrás de mí, parece que el guarda está contento con su logro. Da un par de pasos para acercarse, y eso me hace estremecer. ¿Por qué no me remata a balazos? No le sería difícil, no consigo que el cuerpo me responda. Supongo que les han ordenado que nos capturen vivos…
No voy a permitirlo, tengo que reaccionar. Vamos, puedo hacerlo. Sólo queda uno. Uno y nada más. Uno y podré volver con Min. Espero que él esté bien…
Consigo girar un poco la cabeza y con los ojos aún nublados por las lágrimas veo el guardia a mi lado con la porra en alto, a punto de atormentar mis pobres costillas. Ah, no, no se lo permitiré. Tengo que volver a usar mi poder. Vamos, debo concentrarme, sólo una vez más.
En el momento en el que el guardia baja la porra consigo que mi cuerpo reaccione, y gracias a mi poder me escabullo veloz de su golpe. Antes de que él se dé cuenta ya estoy a su espalda, rodeándole el cuello con el brazo sin lastimar y agarrándole fuerte la cabeza. Cuando se da cuenta de la situación me lanza una mirada de puro terror.
No, yo tampoco quiero hacer esto. Pero es la forma más rápida de acabar, y no puedo permitir que esto se alargue más.
Cierro los ojos, trago saliva y sin esfuerzo giro mi mano, agarrada aún a su cabeza. Oigo un “crac” y un gemido ahogado. En el momento en el que lo suelto veo caer su cuerpo al suelo, carente de vida y con el cuello roto.
No quiero ni pensar en lo que acabo de hacer. Ojalá pudiera borrar este recuerdo de mi mente. No, esta imagen no voy a olvidarla jamás. Pero ahora no puedo pensar en esto, tengo que volver con los demás. Con Min.
Por suerte creo que recuerdo el camino por el que he venido. Sólo falta encontrar fuerzas para recorrerlo. He usado mi poder para acabar con el guardia, pero no puedo seguir usándolo, estoy demasiado agotado. Cuando dejo de usarlo siento de nuevo la pesadez de mi cuerpo magullado y el intenso dolor de la herida. Con trabajo consigo andar hasta la pared del pasillo. Me da vueltas la cabeza y se me nubla la vista. Mi brazo está completamente rojo, al igual que mi ropa, parece que la sangre no va a dejar de salir. No sé cómo voy a llegar, pero tengo que hacerlo. Vamos, un esfuerzo más. Puedo hacerlo, sé que puedo.
Apoyándome en la pared consigo avanzar, medio arrastrándome, deshaciendo el camino que había hecho antes. No me había parecido tan largo, tengo la sensación de que no voy a llegar nunca. Aguanta, Aron, aguanta. Cuando llegue voy a ver a Min de nuevo.
Por fin giro la última esquina y le veo: mi chico está en el suelo, llorando, temblando y gritando mi nombre con desesperación. Llora por mí. Quiero llamarlo, pero no sé si me va a salir la voz.

– Min…
¿Qué? Esta voz…
Giro la cabeza y lo veo. Justo acaba de aparecer por uno de los extremos del pasillo. Camina con mucha dificultad, apoyándose en la pared. Y tiene sangre, mucha sangre, en el brazo derecho. Su voz suena muy débil y respira con dificultad. Las piernas le flaquean y cae de rodillas al suelo.
– ¡¡¡ARON!!!
Me levanto de golpe y corro hacia él tan rápido como puedo. Y le abrazo con fuerza, ansioso de la calidez de su cuerpo, incapaz de soltarlo.
Ahora veo la herida de donde le sale tanta sangre. Una bala le ha atravesado el brazo. Va dejando un rastro rojo a su paso, está perdiendo demasiada sangre.
– Min… -su voz es ronca y débil.
– Aron…
– Veo que tú estás bien… Me alegro tanto…
Le abrazo aún más fuerte, sigo llorando.
– Sí… Pero tú…
– No pasa nada… Estoy bien… No llores por favor…
Con la mano izquierda acaricia mis mejillas para secar mis lágrimas. Levanto la cabeza para mirarle a los ojos, los suyos se clavan también en los míos. Y me sonríe de forma pícara.
– Te recuerdo que me debes un beso. Aún no lo he olvidado.

Por fin aparece Aron y Minhyun corre a sus brazos, tiene bastante mal aspecto pero eso ahora no me importa demasiado. Vuelvo a centrar mi atención en Baekho que parece más tranquilo ahora sin gritos ni presiones. Aun así parece a punto de colapsar…
Le cojo un brazo y lo paso por encima de mis hombros para asegurarme que no va a caer y él me sonríe sin decir nada. No hace falta. Le sonrío yo también, solo con sentir el calor de su cuerpo siento que todo va a estar bien, solo le necesito a él a mi lado.

Se sonroja un poco y me sonríe. Por fin sonríe. Ha dejado de llorar. Se ve adorable con los ojos enrojecidos, pero prefiero su hermosa sonrisa.
Estaba preocupado por mí hasta el punto de llorar de esta forma y gritar desesperadamente mi nombre. Me duele todo el cuerpo, estoy mareado por perder demasiada sangre y no me siento capaz de levantarme, pero creo que no podría ser más feliz. Moriría con sus brazos rodeándome y su cuerpo pegado al mío.
Entonces me dedica una mirada traviesa. Luego acerca su rostro al mío, muy despacio, y le veo cerrar los ojos. Yo cierro también los míos y espero el contacto de nuestros labios, que no se hace esperar. Vuelvo a sentir esos delicados y dulces labios sobre los míos, el suave roce de la rojiza piel. ¡Cómo me gustan esos labios! Desearía que este beso no acabara nunca…
Me sorprendo al notar su lengua lamiendo mis labios, pero inmediatamente abro la boca para permitirle el paso. Él introduce su lengua dentro de mi boca para encontrarse con la mía y empezar con ella un dulce baile de suaves caricias, que cada vez van volviéndose más rápidas, más intensas y más apasionadas.
Noto su mano en mi nuca para evitar que me aleje y para profundizar más el beso. Exploro con mi lengua todos los rincones de su boca, y él hace lo mismo conmigo.
Sólo nos separamos cuando nos quedamos sin respiración. Miro sus labios enrojecidos y me deleito con los suaves jadeos con los que intenta normalizar su respiración. Sus mejillas se enrojecen por momentos, y baja la mirada. ¡Es tan mono! Antes me equivoqué. Sí que podía ser más feliz.
– Aron… Creo que deberíamos ir con los chicos…
– ¿Eh? Ah, sí… claro…
Intento incorporarme pero al mover el brazo siento una punzada de dolor que me hace estremecerme. Min  me sujeta para que no vuelva a caerme. Me ayuda a levantarme y andar hasta donde están los demás y me tumba en el suelo para que descanse.
Estoy muy mareado, lo veo todo borroso. Creo que están hablando pero no oigo bien lo que dicen. Y poco a poco me invaden el silencio y la oscuridad…

Dejo a Aron en el suelo mientras decidimos qué hacer. Le veo cerrar los ojos y creo que pierde el conocimiento. Mientras sonríe. ¿Sonríe? ¿Por… nuestro beso? Al recordarle siento calor en el estómago, y sin querer sonrío yo también. Parezco idiota. Un idiota enamorado.
Pero de repente oigo algo detrás de mí. Eso es… ¿un sollozo? Me giro sin comprender, y entonces le veo. Es uno de los guardias, uno que no ha muerto. Está tumbado en el suelo cerca de JR, y su brazo derecho se ha convertido en un enorme charco rojizo que prefiero no describir. ¡Qué asco, maldita sea! Eso debe doler cantidad… No me extraña que esté llorando…
Doy un par de pasos en su dirección intentando aguantarme las arcadas que me provoca la escena. Le veo temblar, acurrucado en el suelo, incapaz de moverse, incapaz de hacer nada. Ha perdido demasiada sangre, no sobrevivirá. Sus gemidos de dolor se clavan en mis orejas y me destrozan el corazón. Han intentado matarnos, sí, pero… No soporto verlo sufrir así. ¿De verdad se merece esto? Al fin y al cabo no es más que un títere a manos de los mismos que nos maltrataban a nosotros.
¿Cuándo tardará en morir si le dejo así? ¿Minutos? ¿Horas? No puedo más. Va a morir igual, así que como mínimo le evitaré el sufrimiento.
Me fijo en que todavía lleva su pistola. Me acerco a él y se la quito. No la ha usado, así que todavía está cargada. Doy un par de pasos atrás y le apunto a la cabeza. Vacilo un momento, pero al fin disparo, mientras siento una lágrima recorriendo mi mejilla.
Por fin ha dejado de moverse. Ya no llora, ya no tiembla, ya no se retuerce. Ya no sufre.

 

«PAM»
Un disparo. ¿Guardias? ¿Dónde están? No les veo. Más guardias no… Búscales Baek, abre tu mente y…
Duele. Me duele la cabeza, me duele la garganta. Me duele la espalda y las costillas. Me duelen los pies, y las rodillas y las piernas.
Pero sobretodo las costillas, duele respirar, algo se me clava. Y la cabeza… No puedo pensar, no puedo «sentir» nada…

Oigo un disparo y del susto dejo caer la mochila de Bakeho. Me giro esperando ver un guardia atacándonos pero nada de eso. Todos siguen en el suelo sin dar señales de vida. Solo veo a Min de pie, apuntando a un guardia en el suelo. No entiendo nada… Espera… No puede ser… ¡Le ha matado! ¡Todavía estaba vivo y le ha reventado la cabeza!!
– ¡¿QUÉ COÑO HACES ATONTADO?!¿ES QUE TE HAS VUELTO LOCO?!
– No habría sobrevivido. Sólo he evitado que sufra.
– Pero…pero…. ¡LE HAS MATADO JODER!

“Le has matado”… “le has matado”… “le has matado”….
Estas palabras resuenan en mi mente una y otra vez, y se clavan en mi cerebro. ¡Sí, joder, sé que le he matado! Para mí tampoco ha sido fácil. Me he convertido en un puto asesino, como lo era mi padre, como esa gente a la que tanto odio… ¿Pero qué podía hacer? Habría muerto… de una forma lenta y sumamente dolorosa… ¡Lo he hecho por él, joder!
Cálmate… Respiro hondo, tengo que mantenerme frío. Yo no soy como ellos, yo no mato por placer. Yo no soy como ellos.

Miro al guardia muerto. Y a Min. Y otra vez al guardia. Y entonces me fijo en su herida y el charco de sangre donde esta tumbado… puede que tuviera razón… Pero algo interrumpe mi observación. Un sollozo.
Minhyun está llorando. La lágrima solitaria que caía antes se ha transformado en un lloro desesperado. Mierda, creo que me he pasado con el… Supongo que para él tiene que haber sido muy difícil pero lo ha hecho por ese pobre diablo… ¡Joder! ¡¿Por qué hablo sin pensar?!
– Oye Min…atontado…
Le llamo pero no me hace caso, solo llora más. Me acerco a él y pongo una mano sobre su hombro, no sé qué hacer…
– Min…lo siento, no quería gritarte ¿vale? Entiendo lo que has hecho, solo me he sorprendido…
Me acerco un poco más y antes de que pueda seguir disculpándome me abraza, hunde su cabeza en mi cuello y aprieta fuerte sin dejar de llorar. Joder Min! ¡Me ahogas! Pero le correspondo el abrazo y, dudoso, acaricio su pelo.
– Shht… está bien Min, ya esta… no has hecho nada malo

No puedo… Sólo con pensar en lo que he hecho no puedo dejar de llorar… Quizá debería haber dejado que muriera solo en vez de reventarle la cabeza… No, eso habría sido todavía más cruel… Pero es que le he matado, a sangre fría, cómo lo hacían mi padre y sus secuaces. Sólo puedo pensar en eso. En que soy un asesino, ¡un maldito asesino! Me da asco pensar en lo que me he convertido. No consigo que las lágrimas dejen de resbalar por mis mejillas.
Me abrazo fuerte al cuerpo de Ren. Pero ni su calor ni sus palabras consiguen calmarme.
– ¡Eh, chico!
Oigo una voz ronca detrás de mí, y Ren y yo nos giramos sobresaltados sin comprender. ¿Quién ha hablado? Vemos a un guardia en el suelo. Tiene sangre en el cuello, en el pecho, en el brazo y debajo de la máscara. Su voz es débil y le cuesta mucho hablar. ¿Quiere volver a atacarnos? No, es imposible, no creo que pueda moverse. Le veo muy mal, por sus heridas creo que él tampoco sobrevivirá.
– Mátame…
– ¿Qué?
– Mátame… por favor…
¿Que lo mate? ¿Cómo que lo mate? No puede ser que me esté pidiendo eso. No… no puedo… Otra vez no… Niego con la cabeza, incapaz de pronunciar una palabra.
– Me duele… mucho… Mátame… Sabes tan bien como yo que no sobreviviré… Duele… Por favor… Mátame… Por favor… Mátame…
Sus últimas palabras se vuelven un sollozo. Llora y gime de dolor de forma cada vez más audible. Tiembla, se retuerce. Cada vez tiene más sangre. Sufre demasiado. No quiero dejarlo así, tengo que hacerlo.
Aprieto con fuerza la empuñadura de la pistola con mi mano y doy un par de pasos hacia él. Estoy temblando. No quiero volver a matar, no puedo.
– No puedo… Lo siento…
– Por favor… Por favor hazlo… Por favor mátame…
Sigue llorando, cada vez más fuerte. ¡Joder, ¿qué hago?! No puedo…
– Hazlo – oigo la voz de Ren a mi espalda y su mano en mi hombro. – No puedo seguir viéndolo sufrir así…
Finalmente asiento. Me alejo de Ren y me acerco al guardia con paso firme. Le apunto con la pistola a la cabeza.
– Gracias… Muchas gracias… No dudes… Aprieta el gatillo… Mátame…
Disparo. Sin temblar, sin vacilar. La bala le atraviesa la cabeza. Dejo de ver sus temblores y de oír su voz ronca y sus sollozos.
Lo he vuelto a hacer, he vuelto a matar. Pero ya no me siento tan mal. Siento los brazos de Ren rodear mi cintura desde detrás y su cabeza apoyada en mi espalda.
– No tengas remordimientos, tontaina. Has hecho bien. Nadie más habría sido capaz de hacerlo.
Sonrío, me siento mejor. Por fin veo claro que no soy como mi padre. No soy un asesino como él.

Por fin Min ha dejado de llorar. Me quedo unos momentos más abrazándole sin decir nada pero luego recuerdo en que situación nos encontramos.
– Min, tenemos que irnos… pueden volver en cualquier momento…
– Sí, tienes razón.
Me separo de él y cojo la mochila que he tirado antes al lado de Bakeho. Este abre un poco los ojos cuando me acerco
– Rennie… tenemos que escondernos
– Sí, pero primero tenemos que curarnos un poco las heridas. Descansa, nosotros nos encargamos
– Está bien… pero tu primero, tienes mucha sangre.
– Sí, sí, no te preocupes.
Vuelve a cerrar los ojos pero no hace cara de estar dormido, me preocupa pero creo que estará bien, Aron y JR nos necesitan más.
Cojo la enorme mochila y se la lanzo a Minhyun.
– ¡Min! ¡Busca vendas y medicamentos!
Asiente con la cabeza y empieza a rebuscar, creo que estará bien. Necesito buscar algo para la fiebre de JR y limpiarme la sangre de la cara porque así no veo nada.
Entro en la sala otra vez y mojo un trozo de tela de un uniforme en el charco, no es lo más higiénico del mundo pero es agua así que supongo que servirá. ¡Joder esta helada! Aish, pues claro, ¿cómo no iba a estarlo? Toda la sala lo está.
Termino de limpiarme un poco, la herida escuece y me va a salir un buen chichón pero no es grave. Limpio el trapo y vuelvo a mojarlo, supongo que para bajarle un poco la fiebre servirá…
Ah! tenemos que limpiar la herida de Aron también… Rompo la tela en dos, las empapo bien y vuelvo a salir.
Minhyun alza un par de paquetes triunfalmente.
– ¡Ren! ¡¡Muchas vendas y pastillas para la fiebre!!

Cojo las vendas y me acerco a Aron, que sigue tumbado en el suelo e inconsciente. Mierda, ha perdido un montón de sangre, demasiada. Hay un charco rojo debajo de su brazo lastimado. No, no, no, por favor, no sangres más.
Me arrodillo a su lado, tengo que detener la hemorragia. Tapo la herida con las vendas, son lo único que tengo, pero no funciona, no para de salir sangre… ¡Maldita sea!
– ¿Y si lo intentas con esto?
La rubia me ofrece un trozo de tela empapado de agua helada. Genial, el frío ayuda a detener la salida de la sangre. Lo coloco sobre la herida y presiono fuerte para intentar detener la hemorragia.
Noto como tensa su cuerpo y suelta un gemido. Parece que no está inconsciente del todo.
– Auu… Duele…

Me duele mucho el brazo… Tengo frío, mucho frío, mi brazo está frío… Y duele… ¿Por qué siento tanta presión en el brazo? Quiero apartarlo pero no tengo fuerzas… Duele demasiado… Y estoy muy mareado… Mi cabeza da vueltas…
– Aron… Aron, ¿me oyes?
¿Min? ¿Estás aquí conmigo? Intento llamarlo pero no me sale más que un susurro, no sé si me habrá oído…
– Aron, estoy a tu lado, aguanta un poco, ¿vale? Te pondrás bien, te lo prometo.
Quiero responderle pero mi cuerpo no obedece. Intento sonreír, no sé si lo consigo. Noto sus labios sobre mi mejilla. No puedo decirle que se lo agradezco…
Creo que él sigue hablando pero casi no le oigo. Cada vez menos, cada vez se vuelve todo más silencioso…

Ha vuelto a perder el conocimiento. Sigo presionando con fuerza la herida, intentando que deje de sangrar. ¿Por qué no para de salir sangre? Ya ha perdido demasiada, ¡si sigue así morirá! ¿Qué más puedo hacer?

Minhyun se encarga de Aron mientras yo voy a revisar como esta JR. Lleva un buen rato inconsciente pero no parece haberle aumentado mucho la fiebre por suerte, pero tampoco bajado. Le pongo el otro trapo empapado sobre la frente, por más que tengamos pastillas no sé cómo se las vamos a dar si esta inconsciente
Me giro para comprobar como le va a Min y le veo histérico, Aron sigue sangrando. Voy corriendo a la mochila y la vacio toda de golpe, ¡tiene que haber algo! Reviso montones de potes de colores hasta que encuentro uno de “pomada antihemorrágica”. Perfecto, espero que sea esto, me suena el nombre.

¡Deja de salir, joder! ¿Por qué no te detienes? Por favor…
Sé que si sigue así Aron morirá. Sólo con pensarlo las lágrimas se acumulan en mis ojos. Me siento frustrado, inútil… No sé que puedo hacer…
– Min, usa esto.
Me giro y veo que Ren sostiene un pequeño bote verdoso.
– ¿Dónde…?
– En la mochila.
La cojo, la abro y empapo el trozo de tela con la pastosa crema. Por favor, que funcione. Vuelvo a colocársela sobre la herida, y presiono con fuerza. Vuelvo a oír un ligero gemido.
Poco a poco la sangre deja de salir, o por lo menos con la intensidad con la que lo hacía. Hasta que se detiene por completo. ¡Bien! ¡Lo hemos conseguido!
Mojo las vendas con la crema y me apresuro a vendarle el brazo. Creo que de momento será suficiente, ya no corre peligro.

Genial, parece que ha funcionado. Vuelvo a ver como esta JR, sigue sin moverse ni dar señales de mejora, no creo que el trapo haya servido de nada… ¡Mierda! No puede morirse ¿verdad? Aparto el trapo que ya está más caliente que frio y pongo mi mano en su frente, realmente está muy caliente. ¿¿Qué hago?? Seguro que Baekho sabría que hacer… ¡No, no! Esta vez tienes que apañarte sin él, necesita descansar… ¡Minhyun! ¡Min sabrá que hacer!
– ¡Min! ¡JR no despierta!
– Me da igual
¿Qué? ¿Cómo que le da igual? Vale que su novio esta jodido pero mi… ¡mi chico también lo está! ¡JR es nuestro compañero y nos necesita!

Ya no sangra, que bien, pero sigue inconsciente. Lo llamo pero no reacciona. Le acaricio la mano, la mejilla… Ren me grita no sé qué sobre JR. ¡Me da igual, Aron no se despierta, ¿qué puede ser más importante?!
Por fin abre los ojos, me mira y me sonríe.
– Aron, estás…
– Estoy bien, dame un minuto…
¡Qué descanso! Vale, ahora sí que puedo ir a ver qué le pasa a JR.
Me levanto y me acerco donde está Ren. Me mira con cara de pocos amigos, creo que antes me he pasado.
– Lo siento, estaba nervioso… Sabes que no pienso lo que dije… JR me importa, y mucho…
– ¡Cállate atontado! ¡No tenemos tiempo para esto!
Tiene razón. Me agacho a su lado y miro a JR. Está muy rojo, suda y respira con dificultad. Pobre…
– He encontrado pastillas para la fiebre, pero si está inconsciente no sé cómo dárselas…
– Déjame a mí.
Le cojo la cápsula blanca que tenía en la mano y me la meto en la boca. Ren me mira incrédulo.
– ¿Pero qué…?
Cojo con una mano la barbilla de JR para abrirle la boca, y con la otra le tapo la nariz. Junto mi boca con la suya para pasarle la medicina, y luego empujo la pastilla hacia el fondo de su garganta con mi lengua para asegurarme de que se la traga. Me separo despacio de él y le veo tragar saliva con una mueca rara. Perfecto, asunto resuelto.

¿Qué…?
Observo fijamente a Min mientras le mete la lengua a JR… ¿¿Cómo puede hacer algo así delante de Aron sin dudar?? Es… ¡Es casi como ponerle los cuernos!
Finalmente Min se separa y JR parece tragar. Vale, Ren, respira. Ha funcionado y eso es lo que importa, Minhyun ha demostrado mucha sangre fría tanto antes como ahora para hacer lo que sea necesario. Aron no parece haber visto nada así que vamos a dejarlo así, no tiene porque saberlo  y Min le ha salvado la vida a JR.
Mierda, ¡¿porque todos son tan geniales?!
Respiro hondo por última vez y me levanto, por más prisa que tengamos solo podemos esperar a que la medicina haga efecto y JR reaccione un poco.
Me acerco a Baekho que sigue apoyado en la pared con los ojos cerrados ¿se habrá dormido? No lo creo, tiene el ceño fruncido. Casi inconscientemente resigo la arruga de su frente con el dedo intentando borrarla y el abre un poco los ojos.
– ¿Cómo estás?
Parpadea unos segundos antes de responder con una sonrisa. Una sonrisa falsa.
– Estoy bien…sólo cansado
No me mientas, no estás bien, pero esta vez pienso cuidar yo de ti.
– La herida de Aron ha parado de sangrar y hemos encontrado medicamentos para JR, enseguida que puedan ponerse en pie nos vamos
Asiente ligeramente con la cabeza y me aparto para prepáranos, no podemos perder mucho más tiempo. Busco con la mirada por los alrededores, tiene que haber alguna otra mochila ¿No? Con lo que hay en la de Baekho no duraremos mucho… En un recodo del pasillo se ve algo negro así que me acerco y… ¡Bingo! Una mochila enorme, Aron la debe haber tirado al suelo en algún momento supongo.
No tenemos tiempo para revisarla mucho así que me la cuelgo a la espalda. ¡Joder! ¡Como pesa! Bueno, no importa, es sólo un poco de peso extra, podré con ello.

Ren se va por el pasillo, ¿qué diablos está haciendo? Pronto lo veo regresar con una mochila enorme cargada en la espalda. Pero… pero… ¡si es más grande que él! Se tambalea un poco, pero la lleva con mucha dignidad. Aunque no sé si aguantará demasiado…
– Rubia, ¿quieres que te ayude a llevarla?
– ¡No! Puedo solo. Hay demasiadas cosas por llevar.
Tiene razón. Todavía nos queda otra mochila, aunque más pequeña, y no sé si Aron y JR pueden andar.
Me acerco a mi chico y me agacho a su lado.
– ¿Cómo estás? ¿Puedes levantarte?
– Creo que sí…
Le agarro las manos y le ayudo a ponerse de pie. Él pone una mano en mi hombro y se apoya en mí para andar. Siento mi cuerpo muy débil, y con su peso tengo la sensación de que mis piernas me van a fallar y vamos a caer de morros al suelo. No, no puedo permitirlo. Aguanta. Además, creo que me toca llevar la otra mochila. Asco de vida.

Me acerco a JR a ver como está y me agacho a su lado intentando no desequilibrarme por el peso de la mochila. Le sacudo para que despierte y le llamo.
– JR, ¿me oyes? ¿Como estas?
Abre los ojos, parpadeando  y mira alrededor como intentando situarse.
– Los guardias… – murmura medio inconsciente.
– Nos hemos encargado de ellos pero pueden volver, tenemos que irnos… ¿puedes ponerte de pie?
Asiente, cansado, mientras intenta levantarse pero no creo que pueda solo así que paso mi brazo por debajo de los suyos para que se apoye en mí. Espero unos segundos y hago un par de pasos para comprobar cómo lo lleva y para mi alivio lo consigue, apoyando todo su peso en mi y lentamente pero podemos avanzar.
Espero que no nos encontremos con guardias o esta vez no salimos de esta…
– ¡Baekho! – le llamo y él abre los ojos – ya estamos todos, ¿nos vamos?
El sonríe y se levanta.
– Vámonos.

Cuando veo que por fin JR y Baekho están de pie y todos se disponen a marchar me acerco a la mochila que queda en el suelo. Suspiro resignado y me la cargo a la espalda. Joder, pesa demasiada para mi cuerpo debilitado. La pierna izquierda me falla y me obliga a usar todo el equilibrio del que dispongo para no caerme. Aron me mira preocupado.
– Oye… ¿Estás seguro de que puedes? ¿Quieres que la lleve yo?
– ¡¿Cómo vas a llevarla tú si ni siquiera te mantienes en pie solo?!
– Ya pero…
– ¡Pero nada! La llevo yo.
Mi tono de voz no da opción a réplicas. Valoro su buena intención pero no puedo permitírselo. Está débil, por poco se desangra. Él siempre ha cuidado mucho de mí, todos lo han hecho. Lo haré, tengo que ser fuerte.

Minhyun ayudando a Aron delante de todo, después yo con JR y Baekho justo detrás. Vamos, aunque sea lentamente, cada vez estamos un poco más cerca de salir de aquí.
Empezamos a andar lentamente en silencio, JR pesa más de lo que parecía y la mochila, demasiado grande, casi resbala de mis hombros. Buf, creo que esto va a ser más difícil de lo que parecía… Pero voy a hacerlo, puedo cargar con JR perfectamente. Si, tú puedes Ren, paso a paso, sin dudar.

 

SHIROKO  KUROKO  AOIKO

ACTION: Capítulo 14

action14

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) RenMinhyunAaron, JR y Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

Antes que nada, agradecer a nuestros lectores la infinita paciencia que habéis tenido con nuestra «pequeña» pausa que se nos ha ido de las manos, no era nuestra intención tardar tanto pero las tres estamos hasta el cuello de trabajo (sobretodo Shiroko y Aoiko, Kuroko es mas feliz xD).

Así que gracias a todos y en especial a nuestras unnies depravadas y a @Fool9thstreet y @Alex_ 4563 por su enorme apoyo.

Esperamos poder publicar seguido y no tener que hacer otra pausa y si al final es inevitable… culpad a nuestros estudios, nos esforzaremos al máximo y esperamos que os siga gustando y no decepcionaros!

Y ahora si, Action is back..

 

Capítulo decimocuarto

 

– Guardias… En la sala 5…

Corre. Corre. Corre. Corre. ¡CORRE!!!
No puede ser, no pueden estar allí. No. No. ¡NO!
Mientras corro sin aliento por los pasillos blancos me doy cuenta de que todo ha sido una trampa. Han sabido donde estábamos en cada momento. Nos han distraído para separarnos, para masacrarnos uno a uno.
No pueden defenderse solos, no tal y como están. Ren. Ren. Ren. Espérame… por favor…
Más rápido. No llegamos. Ah, desesperante, ¿Por qué mis piernas no se mueven más rápido? ¿Por qué estamos tan lejos? No llegaremos a tiempo…
Aron se adelanta. Es mucho más rápido que yo. Él sí puede alcanzarles. Distraerles. Pero no sabe dónde va.
– ¡Seis cruces y todo recto a la izquierda! ¡Pasillo 14 B!
Levanta la mano en respuesta y acelera aún más.
Le pierdo de vista. Me siento tan inútil… No puedo respirar, mi costado duele pero no me detengo. No puedo. Como lleguen antes de que les alcancemos… No quiero ni pensarlo. Ren, Ren, ¡REN!

Corro tan rápido como puedo, siguiendo las indicaciones de Baekho. Soy muy rápido pero no me parece suficiente. Tengo que llegar a tiempo, tengo que salvarles.
Giro la esquina y al fin los veo. Doce guardias demasiado cerca de la antigua sala cinco, demasiado cerca de Min. He llegado a tiempo, debo detenerlos. Tengo que alejarlos de aquí.
Sigo corriendo hacia ellos sin disminuir la velocidad. Cojo la porra eléctrica de mi traje de guardia y al pasar a su lado golpeo a dos. Uno cae, inconsciente. No me detengo, me alejo por el otro lado del pasillo y compruebo que tres me siguen. Perfecto, los llevaré tan lejos como pueda.

Quedan ocho. Dos se quedan con el que ha caído y los demás siguen adelante. Me desvío y consigo evitar a esos tres, persiguiendo directamente a los seis que van hacia la sala cinco. Seis. ¿Qué voy a hacer solo contra seis? No pienses, solo corre. Y están tan cerca… Apenas unos metros, y ellos ni saben nada… No, no, no, deteneos. ¡DETENEOS!
– ¡¡¡AHHHHHHHHHHHH!!!

Sigo avanzando a menor velocidad para asegurarme de que puedan seguirme. Giro esquinas, cruzo pasillos, hasta que me parece que estamos suficientemente lejos para que no le hagan daño a Min.
Entonces decido enfrentarme a ellos.
Me detengo y me giro de golpe. Se sorprenden, no se lo esperaban. Levanto la porra en alto y ataco con todas mis fuerzas al que va delante. Le golpeo en la cabeza y él se desploma al suelo. Mi porra ha quedado manchada de sangre, su máscara se ha resquebrajado y bajo su cabeza se forma un charco rojizo.
¡No, otra vez no! ¡Me prometí a mi mismo que controlaría mi fuerza! No quería que volviera a pasar esto…
De repente algo impacta contra mi espalda. Siento el golpe y una descarga eléctrica recorriendo mi cuerpo. Duele, quema. La porra me resbala de las manos y yo caigo al suelo. No debí bajar la guardia, no hay tiempo de lamentaciones ahora. Si no acabo con ellos van a acabar conmigo.
El guardia se me acerca y vuelve a levantar la porra para golpearme. No voy a permitírselo. Aún desde el suelo le doy una patada a la espinilla, usando la fuerza que me otorga mi poder. Su pierna se rompe, puedo ver el hueso salir a través de la piel. Cae al suelo con un grito y se retuerce de dolor. Ha perdido la porra y no parece en condiciones de atacarme de nuevo. Uno menos.
Oigo un disparo a mi espalda. E inmediatamente después siento la bala atravesar mi piel, abriéndose paso entre mis carnes. Y me invade una ola de intenso dolor.

Me levanto para recibirles pero no hay nadie abriendo la puerta. Se ha abierto sola. ¿Qué coño…? Y de repente un grito de una voz demasiado conocida. Baekho. Corro fuera de la sala y le veo. Gritando, usando su poder al máximo y rodeado de 6 guardias que le apuntan con sus pistolas sin conseguir disparar. Mierda, no puede controlarlos a todos. Tengo que hacer algo. No voy a permitir que estos hijos de puta le hagan daño.
Miro dentro de la sala y veo un enorme trozo de madera que todavía no hemos quemado, perfecto. Lo cojo y salgo corriendo hacia la batalla.

¿Qué está pasando? ¿Qué hace la rubia con un trozo de madera? Oigo a Baekho gritando desde el pasillo. Esto no pinta bien.

Me separo de JR y me levanto con dificultad. Camino tan rápido como puedo hacia la puerta, estamos en peligro y tengo que ayudarles. Y al llegar veo los seis guardias. Joder, son más de los que esperaba.
Me apoyo contra la pared del pasillo para sostenerme de pie. He intentado usar mis poderes para luchar pero es inútil. Estoy demasiado agotado y necesito comer algo. Creo que agoté todas las fuerzas que me quedaban para utilizarlos encendiendo el fuego de antes…

No, mas guardias no. Me duele la cabeza, se me cierran los ojos, mi cuerpo arde.
No pienses en eso, corre y ve allí a luchar con tus compañeros. ¿Acaso tengo otra opción? Les sigo, temblando.

No puedo, no consigo controlarles a todos. Cada vez estoy más cansado.
Uno se libera de mi control. Ataca a Ren. No, Ren no. Grito con más fuerza intentando detenerle. Le agarro, y los demás consiguen liberarse. Mierda. Vuelvo a centrar el control, mantenerles a todos.
Los gritos de Ren llaman mi atención. Golpea con fuerza a un guardia caído. Dejo de sujetarle, Ren ya está a salvo.
Me golpean en el hombro. El dolor me ciega un instante, pero reacciono. Grito con más fuerza y vuelvo a poner los cinco sentidos en sujetarles.
– ¡Baekho! ¡Pásame una pistola! – me llama Min. Como que puedo hacerlo…

Un guardia me encara y le ataco con el trozo de madera. ¡Toma esa gilipollas! Le golpeo una y otra vez en la cabeza hasta que la madera podrida se rompe. Joder, vaya mierda. Pues con las manos.
Le doy un puñetazo en el estomago, el chaleco es más duro de lo que pensaba y me hago daño en la mano pero el monstruo de la máscara blanca cae al suelo. Bueno, pues a patadas.
Le doy una vez y otra, en el pecho, en el estómago, en la máscara, descargando mi odio por todas las veces que me han pegado sin que yo pudiera defenderme, por intentar atacar a Baekho, por mis compañeros, por nuestras familias…hasta que ya no se mueve. ¡Jódete imbécil! La sangre le cae por debajo de la máscara. Joder… ¿Le…he matado?
No tengo mucho tiempo para pensar, me giro cuando oigo el grito de Min.
– ¡Baekho! ¡Pásame una pistola!!!
Baek le ignora.
– ¡BAEKHO!
– No puedo…
Un guardia se le acerca. ¡Quieto ahí! Baek vuelve a gritar, el guardia se detiene.
Busco con mi mirada una pistola y veo una cerca de mis pies, debe ser de mi guarida. La cojo y se la tiro a Minhyun. ¡Espero que sepa disparar de verdad!

Cojo con fuerza la pistola que me ha pasado Ren. En mi estado, casi sin poder moverme, creo que es la única forma que tengo para luchar.
Apunto a los guardias, inmovilizados por el poder de Baekho. Están un poco lejos pero tengo buena puntería. Mi padre me enseñó a disparar, esto va a ser fácil.
Ni siquiera me planteo dónde dispararle. Instintivamente apunto a la cabeza del que tengo más cerca. Así es como siempre me lo han enseñado.
Y aprieto el gatillo. Un instante después veo un agujero en su cabeza y un charco de sangre debajo de sus pies. Ya no forceja para librarse del poder de Baekho. Ya no se mueve. Sólo se mantiene de pie porque el poder de Baekho lo sujeta.

Oigo el disparo, y siento el peso del guardia que cae. Me giro, le veo, con la máscara destrozada por el disparo. Bañado en sangre que gotea de entre los pedazos de mascara.
Aparto la mirada reprimiendo las arcadas. Y en ese instante los otros cuatro escapan de mi agarre.
¡No! ¡Quietos!!! ¡Volved aquí!!!
Imposible, demasiado lejos, demasiado cansado. Mis parpados se cierran…

Me agacho para coger la porra del guardia intentando no mirar la sangre que se acumula, creo que será mucho más efectiva que un trozo de madera. Apenas he conseguido liberar la porra del cinturón del guardia cuando Baekho pierde el control de los otros, ¡mierda! Me levanto de golpe, uno de ellos se gira apuntándome y le doy en la mano. Le cae la pistola al suelo. ¡Toma ya!
Antes de que pueda volver a darle saca su porra y me da en el brazo. ¡Joder que daño! Consigo no soltar el arma con el golpe y me aparto un poco. Nos miramos unos segundos hasta que el ataca, apunta a mi estomago y bajo mi porra para interceptarlo pero cambia de dirección en el último momento. Va a por mi cabeza, ¡cabrón! Me aparto pero no suficientemente rápido y me da en la frente lo suficiente fuerte para que salga sangre. Ahora vas a ver… Tan rápido como puedo le doy en el brazo con toda mi fuerza pero se aparta y pierdo el equilibrio. Me da en toda la espalda y noto la corriente eléctrica que me recorre. Grito de dolor “BAEKHO!” y caigo de rodillas.

A través de mis ojos nublados veo a alguien que se acerca a mí. Lleva traje de guardia, espero que de verdad sea uno de ellos. Me aparto, me mareo y caigo al suelo. El guardia se abalanza hacia mí, con el arma en alto. En alguna parte de mi mente embotada me pregunto porque nos atacan con las porras teniendo pistolas ¿Seguirán queriendo capturarnos vivos?
Ruedo sobre mi mismo para esquivarle, pero no soy muy ágil ahora mismo. Me alcanza en el costado y, aunque el acolchado amortigua el golpe, al instante siento la corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo. Quema, me paraliza, por unos instantes solo siento mi cuerpo ya magullado siendo víctima de los espasmos.
No, no puedes dejarte dominar. Tienes que luchar, ¡no puedes rendirte aun! Abro los ojos y clavo mi vista en él. Ya no veo borroso, tengo muy claro lo que tengo delante, una máscara blanca, impoluta, marca de todo lo que odio. Alzo mi brazo hacia él, me quito el guante y agarro su brazo, activando mi poder.
El guardia cae, desplomándose a mi lado. Me siento cansado, todo da vueltas. Se me cierran los ojos y me dejo arrastrar por la oscuridad.

Los guardias ya pueden volver a moverse. Mierda, Baekho está débil y su poder ya no es suficiente para sujetarlos. Apunto hacia uno de ellos y le disparo sin dudar. Esquiva la bala, es muy rápido ahora que ha recuperado toda su libertad de movimientos. Y echa a correr hacia mí. ¡Joder, no podré esquivarle! Le apunto. Cada vez está más cerca. Tengo que ser rápido. Va a matarme.
Disparo. Me ve las intenciones y se aparta. Pero no es suficientemente rápido. Cae al suelo. Le he dado en la pierna. ¡Bien! Así no podrá atacarme.
Me mira con odio, coge su pistola y me apunta. Mierda. Yo le apunto con la mía. Tengo que dispararle, sino me matará. Aprieto el gatillo.
CHAK
No. No tengo balas. Joder, ¿qué hago? No, no, no… No te desesperes Min, ante todo mantén la calma… Creo que no se ha dado cuenta, yo finjo seguir apuntándole. Parece que no se decide a dispararme. Si lo hace estoy muerto.

Un guardia me encara. Me apunta. Grito, no para que se detenga, le giro la mano y le obligo a dispararse a sí mismo, en el cuello. Le estalla la cabeza. No mires Baek. Siguiente.
Ren me llama. Tengo que ayudarle. Grito. No me sale la voz. Corro hacia allí. Agarro, al guardia, con mis manos. Rodeo su cuello con los brazos. Presiono. Ren golpea. Y siento como deja de respirar…
Suelto al guardia. Miro a Ren. Solo veo sangre.
– Rennie…

Susurra mi nombre mientras me mira fijamente, acariciando mi mejilla llena de sangre por el corte de la cabeza. Me alegra tanto ver que está bien…. Pero algo interrumpe nuestro momento. Minhyun. Se apuntan con el guardia mutuamente sin llegar a disparar ¿¿Por qué no dispara?? No puede ser que no tenga balas ¿¡verdad?!
De repente el guardia sonríe. Mierda, si ha llegado a la misma conclusión que yo…
Aparto la mano de Baekho y salto en dirección al guardia con la porra en la mano.
Salto encima suyo y antes de que pueda reaccionar le doy con toda mi fuerza en la cabeza. Cae con un golpe sordo en el suelo, en medio de un charco de sangre.
¡Bien! Ahora me siento un poco menos inútil. Me giro para asegurarme que Min este bien pero Baekho grita antes de que pueda decir nada.
– ¡GUARDIAS!

Dos nuevos guardias. Min me pide un arma. ¿Y yo que sé donde hay una pistola? Expando la mente, nunca me había costado tanto, encuentro una y se la lanzo, con las manos, mi poder no funciona.
Y oigo el disparo, y siento el dolor, y todo se vuelve oscuro…

Le tira una pistola y Min la coge. Me giro y veo a dos guardias delante de Baekho. No. No. No.
Antes de que pueda moverme uno dispara y Baekho cae. No. Baekho no. NO. NO ES JUSTO.
Está muerto. Muerto.
Os matare.
Corro. De frente. No importa nada. Os matare. Con mis propias manos. Os matare. Aunque muera en el intento. Si no está Baekho ya no importa. Muertos. Os matare.

¡Mierda, aún quedan dos! ¡Y yo sin balas, joder!
Baekho se apresura a pasarme una pistola. Genial. Tengo que cargármelos.
Pero antes de que pueda hacer nada uno le dispara a Baekho. Y él cae al suelo. ¡No! ¿Está muerto?
No tengo tiempo, van a matarnos a todos. Apunto a ese guarda y me dispongo a apretar el gatillo. Pero antes de que pueda hacerlo Ren sale corriendo en dirección a los guardias y se pone en medio de la trayectoria que debe seguir mi bala. No puedo disparar, voy a darle a la rubia.
¿Pero qué hace? Corre en plan suicida y gritando como un poseso. No sabe lo que se hace, está en shock por lo de Baekho, no podrá ganarlos así. ¡Van a cargárselo, maldita sea! ¿Qué puedo hacer?

Algo me tira al suelo. Caigo de cara. Duele. Oigo dos disparos y los guardias
caen. Muertos. Me levanto lentamente y alguien me grita.
– ¿ESTAS LOCO? ¿ACASO QUIERES QUE TE MATEN?
Baekho. No, Baekho está muerto ¿verdad? Me giro pero allí esta. De pie. Gritándome. Vivo.

Oigo la voz de Baekho, que usa su poder para tirar a Ren al suelo con un grito. En cuanto él cae yo aprovecho para disparar a los dos guardias. Les doy a la primera, un disparo para cada uno. Ambos caen, y no creo que puedan volver a levantarse. Nunca más. Se acabó…

Me acerco a él lentamente. Necesito tocarle, asegurarme que está vivo. Que está bien.
Le acaricio la cara suavemente. Tengo miedo que desaparezca en cualquier momento. Que solo sea una mala jugada de mi mente. Pero no, es real, está bien.
– Baekho… 

– ¡No vuelas a hacer algo así! – he estado a punto de perderle… – ¿es que quieres que te maten? – cuando ha salido corriendo hacia ellos…
– Estás bien… yo… pensaba… que estabas muerto…
Le tiembla la voz…
¿Muerto? Cierto, la bala… ¿debería estar muerto? siento dolor, pero es más como un golpe… El chaleco me ha protegido, ha detenido la bala.
Siento en mi rostro los dedos fríos de Ren. Acaricia mi mejilla con suavidad, mis ojos, mis labios… Lleva su otra mano también a mi cara y me coge con fuerza, como si quisiera asegurarse de que estoy ahí. Yo le acaricio también, sus dulces facciones, de las que ya me he enamorado. He estado a punto de perderle. No puedo borrar de mi mente ese momento en que le he visto correr, desarmado, hacia el enemigo. Pero está vivo. Herido, pero vivo.
Le abrazo, rodeando con fuerza sus hombros. Que fácil encaja entre mis brazos, que cómodo es estar así. 

¡Buf! ¡Suerte que a Baekho no le ha pasado nada! Él y Ren están hechos polvo, pero siguen vivos. Yo también he salido bastante bien parado de esto y JR… bueno, creo que como mínimo respira. No quedan guardias en condiciones de atacarnos, y parece que no van a venir más. De momento hemos salido de ésta.
Pero… no todos. ¿Y Aron? ¿Dónde está Aron? Cuando he salido al pasillo he visto que no estaba con Baekho, pero no he tenido tiempo de darle demasiadas vueltas. Pensé que aparecería para ayudarnos… pero no lo ha hecho. Aron nunca nos dejaría tirados si sabe que estamos en peligro. ¿Por qué no ha venido? ¿Dónde está? ¡¿Dónde está, joder?!
Miro a ambos lados del pasillo, esperando verle aparecer por algún lado. Vendrá, sé que vendrá, sé que no me dejará. ¿Por qué no aparece? Sé que en cualquier momento le veré girar la esquina y correr hacia mí para abrazarme. Me dirá que se alegra de que esté bien, que siente haber tardado tanto. Lo hará, claro que lo hará. Vamos, ¿qué está haciendo? ¿Dónde está?
¡Aron! ¡Maldita sea! ¡Ven, por favor! Estás bien, ¿verdad? No te ha pasado nada, ¿verdad que no? Por favor… Por favor dime que estás bien…
Se me humedecen los ojos y mi cuerpo tiembla. Sólo con la idea de que pueda haberle pasado algo. ¿Y si es verdad? ¿Y si no vuelve? ¿Y si le ha pasado algo? ¡No, joder! ¡No lo soportaría!
– Baekho…
No me responde. Está demasiado entretenido con Ren.
– ¡¡¡BAEKHO!!!
Grito con todas mis fuerzas y ambos se giran asustados.
– ¿Qué…?
– ¿Dónde está Aron?
– ¿Aron?

¿Donde está Aron? se fue con tres guardas. Debería haber vuelto… Fuerzo mi mente a abrirse, a buscarle. Imposible, duele, y pesa, mi cuerpo pesa… Estoy agotado. 

Clavo la mirada en Baekho, él desvía los ojos para no mirarme. ¿Por qué? Luego habla en un susurro.
– Yo… no lo sé.
No puedo más. Me acerco a él tan rápido como me permite mi cuerpo, le cojo por la por la ropa, le sacudo con fuerza y le grito.
– ¡¿Qué no lo sabes?! Estaba contigo, ¡claro que lo sabes! ¡Tienes que saberlo! ¡Baekho! ¡Dime dónde está Aron! ¡¿DÓNDE ESTÁ ARON, JODER?!

Cada grito se clava en mi mente. No puedo pensar. ¿Cómo voy a buscarle?
– ¡No lo sé! ¡De verdad que no lo sé!
Me duele la cabeza, no me sale la voz, me escuecen los ojos. Vamos Baek, haz un esfuerzo, ¿donde está Aron? Búscale, no puede estar lejos…
Pero mi mente se cierra, se niega a abrirse, y como más lo intento más duele.
Dejadme en paz… 

Minhyun no para de gritar, entiendo que este preocupado por Aron pero… ¡Joder! ¡Baekho no puede más! ¡Está agotado! ¡Lleva mucho tiempo usando su poder al máximo! ¡¿¿Es que no lo ve??! Aun así lo intenta, ¡a este paso va a colapsar en mis brazos de un momento a otro! ¡Para ya!
– ¡Déjale en paz! ¡¿No ves que está agotado?!

Ren me coge de forma brusca y me aparta de Baekho. Me empuja y yo no consigo sostenerme de pie y me caigo al suelo. Me quedo allí, incapaz de levantarme. Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos como inmensas cataratas. No consigo parar de llorar, y tiemblo. Porque tengo miedo, mucho miedo. De no volver a verlo, de que le haya pasado algo. Deseo volver a sentir sus abrazos, sus ojos clavados en mí, su dulce voz gritando mi nombre…
– Aron… ¡¡¡ARON!!!

SHIROKO KUROKO AOIKO

ACTION: Capítulo 13

13

 

Categoria: Fanfic Yaoi

Personajes: Nu’est (grupo K-POP) RenMinhyunAaronJR Baekho

(Cada personaje narra en un color diferente.)

Capítulo trigésimo

Tengo sueño. Los ojos me pesan y mi cabeza palpita con un dolor sordo. Me duele todo el cuerpo. Solo quiero dormir… pero tengo miedo. No quiero volver a soñar. Cada vez que cierro los ojos vuelve la imagen de Baekho muriendo delante mío. Por mi culpa. Sin que yo pueda hacer nada.
Y ahora esta allí fuera. Tienen que volver pronto. Min necesita comida y JR mantas y medicamentos. Pero… ¿Qué pasa si les cogen? Nos encontraran y nosotros tres no podemos defendernos. Mi sueño se volverá real. Nunca más veremos el sol, mi familia, Baekho…
Intento acurrucarme más, tiemblo en un rincón al lado de Minhyun pero no sé si es por la temperatura de esta sala congelada o por el miedo.
– ¿Y si no lo conseguimos? – digo finalmente en voz alta, tengo la impresión de que si sigo dándole vueltas así me volveré mas loco que JR. Necesito que alguien me diga que vamos a conseguirlo.
– Lo habremos intentado – responde Minhyun.

Me estiro para darle una colleja ¿Qué? ¿Cómo que lo habremos intentado? ¡No es suficiente! ¡Tenemos que conseguirlo!
– No Min, ¡No es suficiente! Tenemos que hacerlo ¿Estarás satisfecho si morimos en el intento? ¿Si nunca salimos de aquí? ¿A caso no quieres volver a ver a tu familia? – desvía la mirada, no me creo que pueda ser tan frio. Con lo que yo les echo de menos… – Yo si…yo…tenía una hermanita. No, tengo una hermanita. MinNa. Tenía 6 años cuando yo me fui, y siempre se levantaba antes de que yo me fuera al instituto para despedirme. “Te espero aquí” me decía… y esa mañana también me lo dijo, y yo le respondí, como siempre, que quería verla ahí de pie en cuanto llegase. Me capturaron al volver del colegio. Esa tarde no volví, y no puedo hacerla esperar más. Tengo que regresar con ella. Se lo prometí y voy a cumplirlo.

Escucho la historia de Ren con la mirada vacía y perdida en algún lugar de la habitación. Ha sido triste y a la vez conmovedor. Me da pena que lo separaran así de su familia, debe de ser muy frustrante morir de ganas de ver a alguien y que no te dejen hacerlo. Me cuesta un poco imaginarme cómo debe sentirse.
Pero a la vez me da envidia. Ojalá yo pudiera decir lo mismo. Ojalá hubiera alguien esperándome fuera, en la puerta de casa. Ojalá tuviera un lugar al que regresar.
Ren se gira dificultosamente para mirarme, esperando que le diga algo, supongo que quiere que le hable de mi familia y de cuanto los echo de menos. No quiero hablar de eso. No digo nada.
– ¿Qué coño te pasa, atontado? ¿Se te ha comido la lengua el gato? ¿Es que te da igual volver o no con los tuyos? ¿Te da lo mismo no poder ver a tu familia nunca más? ¡Seguro que están todos buscándote desesperadamente! ¿Y tú pasas de ellos?
Habla rápido y casi sin respirar. ¿Se enfada conmigo porque paso de mi familia? Como si yo les importara…
– Mis padres me vendieron.
– ¿Qué?
Por fin se ha callado, y ahora me mira incrédulo.
Yo suspiro y cojo una gran bocanada de aire para que me de fuerzas para contarle lo que pasó. Me tiembla un poco la voz. Todavía me duele hablar de eso.
– Estaba sentado en la sala cuando llegaron. Escuché como mis padres hablaban con ellos y me acerqué a ver qué sucedía. Les dijeron a mis padres que me querían, les ofrecieron una cifra. Mi padre respondió que nunca vendería a su hijo… no por ese precio. Me fui con ellos por el doble. Como comprenderás no, no quiero regresar con los míos.
No puedo creerlo. ¿Vendido? ¿Por sus padres? ¿Qué clase de familia haría algo así? No merecen ser llamados padres… Cuando pienso en lo feliz que he sido yo siempre en mi casa… No puedo ni imaginarme lo que sería que mis padres hicieran algo así.
No se qué hacer o decir. No me extraña que no quiera volver a casa y acabo de darme cuenta que he metido la pata. Muy bien Ren.
– Lo siento Min, no lo sabia…
– No, no lo sientes ¿Cómo vas a sentirlo? No sabes lo que es, ¡no puedes comprenderlo! No puedes entender lo que es vivir con un padre que te ignora y cuya esposa cambia cada pocos meses, con unas hermanas que seguro se alegraron de que desapareciera solo porque así reciben más parte de herencia, rodeado de gente que daría cualquier cosa por estar en una posición que yo nunca pedí y teniendo sobre mi cabeza la responsabilidad de ser el heredero de un mundo que odias y… ¡Y cuando ya crees que tu vida no puede ser peor te enteras de que a tu padre no le importas más que unos cuantos millones! ¡¡¡Tu propio padre!!! Y te meten en este pozo oscuro y… Lo siento, se que todos lo habéis pasado mal pero es que pensar en eso…

Minhyun calla y se hace el silencio. No me atrevo a decir nada.
– Yo… creo que en parte te comprendo. – JR es quien responde al fin – No por lo de tu familia, no puedo ni quiero imaginarme como tiene que ser crecer rodeado de gente así, y que sepas que te compadezco y te admiro por partes iguales, tuvo que ser duro, Pero si comprendo la sensación de no tener a nadie que te espere fuera. Quieres escapar, pero tienes tanto miedo de fracasar como de conseguirlo. Porque si lo logras ¿Qué harás fuera? ¿Dónde irás? ¿Qué será de ti?

Dejo la pregunta suspendida en el aire. No era consciente de haber pensado en eso hasta ahora pero de repente me doy cuenta de cuánto me preocupa. Tal vez aquí dentro no soy más que una pieza de museo, pero soy importante, fuera no soy nadie.
– ¿Qué pasó con tu familia? – pregunta el rubito inocente.
Rio, algo histérico, prefiero no pensar en ello.
– Si no quieres… – Minhyun es más comprensivo, en parte comprende lo que es no querer recordar algo…
– No, está bien, vosotros lo habéis contado, es mi turno. – cierro los ojos e inspiro, intentando no pensar en lo que voy a decir. – Mataron a mis padres – mis propias palabras me golpean, creo que nunca había pensado racionalmente en ello – de hecho tengo grabada la imagen de mi madre muriéndose, es la principal causa de… bueno, de mi locura, ¿por qué negarlo? Recuerdo su cara, con la sangre cayendo por la comisura de sus labios, el roce de su cuerpo al caer a mi lado sobre la alfombra, y como esta se llenaba cada vez mas de sangre, sangre espesa, sangre caliente…
Sus brazos, extendidos hacia mi, su grito “Jonghyun… Jonghyun…”
– JR… ¡JR!
Abro los ojos que ya tenía abiertos y regreso de nuevo a la habitación fría. Minhyun arrodillado a mi lado con una mano sobre mi hombro, Ren tumbado algo más lejos, ambos me miran preocupados.
Me doy cuenta de que tiemblo, de que respiro con dificultad, de que estoy tenso. Inspiro y expiro profundamente, varias veces, sintiendo como el aire me llena los pulmones de nuevo.
– Gracias, – les digo – por despertarme. Y… lo siento, me pasa a menudo.
Por suerte, cada vez menos.

Ahora entiendo el origen de la locura de JR. Presenciar la muerte de tus padres delante de tus propios ojos debe de ser horrible. De unos padres que te quieren, claro. Mi caso es distinto. Yo creo que incluso disfrutaría viéndolos morir delante de mí. Esa gente que nunca me ha querido, que me ha arruinado la vida, a la que siempre he odiado. Definitivamente estarían mejor muertos. Para mí es como si ya lo estuvieran.
Pero ellos sí que le querían. Y los mataron, él los vio morir. Qué asco de gente.
Hasta ahora pensaba en JR sólo como “el niño loco”. Ni siquiera me había planteado el origen de su locura, inconscientemente había dado por hecho que sencillamente él era así, como si siempre hubiera sido así. Incluso había llegado a pensar que era un estorbo para nosotros, y una carga por tener siempre que vigilar que no se pusiera a gritar e hiciera que nos descubrieran.
Me siento muy mal por haber pensado eso. ¡Soy horrible! ¡Pobre JR! ¡Y encima me da las gracias!
Creo que ha visto en mi cara que me siento mal, porque me sonríe como diciéndome “no estés triste, anímate, todo saldrá bien, ya lo verás”. Su boca sonríe pero sus ojos están tristes y llenos de dolor por los recuerdos de un pasado demasiado traumático. Igual que los míos. Cruzamos una mirada de complicidad. Ninguno de los dos dice nada, no hace falta, los ojos dicen mucho más que las palabras. Y este instante, este pequeño gesto que compartimos lleno de compañerismo, dolor y esperanza nos une más que cualquier otra cosa.
Me gusta este chico, y me arrepiento de todo lo que había pensado sobre él. Voy a compensárselo, quiero que seamos buenos amigos.
Oigo sollozos detrás de mí. Éstos me sacan de mis pensamientos. Me giro sin entender qué puede estar pasando. Es Ren. Está arrodillado no muy lejos de nosotros y por mucho que se tape la cara con las manos está claro que está llorando. ¿Ren? ¿El inexpresivo Ren llora?
Cruzo de nuevo la mirada con JR y veo en su expresión que lo entiende tan poco como yo.
– ¿Rubia? ¿Qué… qué te pasa?
Me acerco a él y con delicadeza le aparto las manos de la cara para encontrarme con sus ojos ahogados de lágrimas como dos cataratas. Le acaricio la mejilla suavemente en un intento de secar sus lágrimas, pero sin demasiado éxito.
– Ren… Vamos, dinos, ¿qué ha pasado? ¿Hemos dicho algo malo?
Él niega con la cabeza. No le salen las palabras.
– Es que… es que… yo… -traga saliva con dificultad y coge aire- yo pensaba que era desgraciado, pero lo vuestro es muy triste… No sabía que lo habíais pasado tan mal… Lo siento mucho…
¿Está llorando por nosotros? Vaya, eso sí que no me lo esperaba. No sabía que fuera tan empático y sensible…
– Vamos, no te lo contábamos para ponerte triste. Ren, no llores, por favor…
– Tiene razón, rubia. Siento haberte gritado antes, es que recordar me pone de mal humor. Pero nada de esto es tu culpa, no te sientas mal…
– Pero es que…
Sigue llorando. Sólo se me ocurre abrazarlo, y él recuesta su frente en mi hombro y se agarra a mi cuerpo con fuerza, aún ente fuertes sollozos. Siento como tiembla. Pongo una de mis manos detrás de su cabeza y le acaricio con suavidad el pelo, intentando tranquilizarlo. Nadie dice nada y los sollozos de la rubia son lo único que se oye en la fría sala.

Baekho y yo seguimos metiendo dentro de las mochilas toda la comida que podamos llevarles a nuestros compañeros. Debo reconocer que yo también estaba muerto de hambre, creo que estoy metiendo más comida en mi estómago que dentro de la mochila. Pero es que debo estar fuerte para poder proteger a mi Min.
¡Crash!
¿Qué ha sido eso? Del susto suelto el paquete de galletas que tenía en las manos y me giro.
Baekho debía de tener un bol de mármol lleno de naranjas en las manos, porque ahora el bol se ha convertido en un montón trocitos de cerámica cortantes esparcidos por el suelo alrededor de sus pies, y las naranjas se pasean sobre las baldosas de la cocina como si fueran bolas de billar.
¡Ese imbécil! ¡Ya está armando jaleo! Nos están buscando por todos lados, si sigue así nos van a pillar.
Estoy a punto de gritarle algo más bien poco amable, pero cuando veo la expresión de su cara me reprimo.
Tiene el rostro rígido con una expresión preocupación. Sus ojos miran al vacío y se muerde nervioso el labio inferior. Ni siquiera parpadea, y me fijo en sus manos extendidas como si aún estuvieran sosteniendo el bol.
– ¿Baekho? ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
– Es Ren… Ren está llorando… Lo siento llorar… Pero no llego a sentir por qué…
Vale, será mejor que no le diga todo lo que iba a decirle por hacer ruido.
¿Debería consolarle? No, ¿cómo voy a hacer eso? ¡Pero si me cae mal! Pero ahora me da lástima…
Opto por darle una palmadita a la espalda, en señal de complicidad, pero no me atrevo a decir nada.
Luego me giro y empiezo a cargar la mochila con queso, pan y zanahorias. ¡Anda, un melón! Pues para dentro.

Terminamos de llenar las tres mochilas que hemos conseguido y volvemos a ponernos en marcha. Estoy preocupado por Ren. Sé que no habrá sido nada muy grave pero… me preocupa… ¿Por qué estoy lejos siempre que quiero estar junto a él? vale, eso no tiene sentido, quiero estar siempre junto a él pero… ahora que siento que me necesita… que tal vez me necesita… No pienses en eso.
– ¿Llevas tú la grande y cargo yo con las otras dos? – le propongo intentando distraerme distribuyendo el trabajo.
Se ríe, casi con desprecio.
-Tsk… Coge tu una de las pequeñas y déjame a mí el resto.
Maldito fanfarrón arrogante.
– ¡Ei! ¿Por qué crees que puedes llevar más peso que yo?
– Porque puedo. – responde simple cogiendo las dos mochilas más pesadas. – Ale debilucho, vámonos.
Me trago mi orgullo por que se que es verdad, que es más fuerte que yo. Pero, en eso consiste su poder ¿no? Cojo el paquete que me ha dejado y le sigo, adelantándole y saliendo al pasillo antes que él.
– Si no fuera por mí ya te habrías perdido. – Tsk.

Le oigo bufar detrás de mí.
– Ya, claro, lo único que has hecho hasta ahora es hacernos dar vueltas como tiovivos.
– Ya déjalo enano. Tenemos trabajo.
– ¿Enano? Disculpa pero soy más alto que tu.
– Claro que no.
– Claro que sí.
Guardias acercándose. Tenemos que girar.
– … De hecho creo que soy bastante más alto que tu, ya que llevas esas botas con plataforma que…
Me giro y le encaro, ya enojado.
– En primer lugar tú llevas las mismas botas, y ahora cállate y sígueme que se acercan guardias.
Seguimos en dirección contraria, ahora procurando no hacer ruido. Giramos la siguiente esquina y luego volvemos a subir hacia la dirección que íbamos, pero ellos también giran dos pasillos más allá cortándonos el paso. Volvemos a retroceder e intentamos llegar de nuevo por otro camino. Otra vez nos cortan el paso, casi como si supieran donde estamos. Pero no es posible, hemos evitado las cámaras todo el rato.
Tenemos que llegar a las duchas, donde se que podremos encontrar medicinas i algo de ropa de abrigo, pero cada vez que nos acercamos los guardias Nos cortan el paso. Son apenas tres, podríamos vencerles, pero la idea era no llamar la atención. Tampoco tengo ganas de matarles, aun me siento mal por la otra vez, no creo que pueda quitarme de dentro esa sensación, si puedo evitarlo tanto mejor.
Al fin conseguimos superarlos y llegamos a la enrome sala donde nos arreglaban para nuestras actuaciones.

Las duchas. Y la sala de maquillaje. Por fin un lugar conocido. Llevábamos ya unos cuantos minutos dando vueltas por estos pasillos que a mi me parecen todos iguales, Baekho dando indicaciones que si en ese cruce a la izquierda, que si en ese otro a la derecha… Tengo la sensación de haber girado cuatro veces en la misma esquina. Ya creía que estábamos del todo perdidos y que el rubio se divertía mareándome de aquí para allí. Y como me ha dicho que había guardias yo no podía abrir la boca para rechistar. Porque sin él no soy capaz de volver donde está Min y además le necesitamos para salir de aquí, que si no…
Ambos conocemos este lugar, así que no tenemos demasiada dificultad para encontrar las medicinas que queríamos, mantas, algo de ropa y guantes para JR. No queremos que nos deje como ese guardia.
Baekho carga las medicinas en su mochila, yo voy a meter la ropa en la mía.
Vaya, creo me he pasado con la comida. Aquí no cabe ni una aguja. Intento meter las mantas a presión dentro de la mochila grande, pero no funciona. Luego empiezo a quitar cosas para intentar redistribuirlas y así optimizar el espacio. Nada, es inútil. Vuelvo a intentarlo.
– ¿Es que necesitas un libro de instrucciones para meter una maldita manta dentro de una mochila? -le lanzo una mirada asesina pero no me da tiempo de contestar- ¡Quítate de en medio! Lo haré yo, que si no vamos a estar aquí durante horas y por si no lo recuerdas, tenemos prisa.
Me aparta y se pone a remover en la mochila.
– ¡Eh, ten cuidado! ¡Vas a romper las galletas!
– ¡Deja ya de quejarte! Ei… ¿y esto? ¿Qué haces con un melón?
– ¿Qué problema hay? A mi me gusta y seguro que a Min también.
– ¿Que qué problema hay? Pues que pesa mucho, ocupa espacio y es inútil. Vamos a dejarlo aquí.
– ¡Tú sí que eres inútil! El melón se viene con nosotros.
Este tío es agotador. No tengo ganas de discutir más.
Con un pesado suspiro vuelve a meter el melón en la mochila. ¡Ajá, he ganado! Al final consigue que le quepa todo excepto un par de mantas.
– No importa, yo sólo llevo una bolsa, las llevaré en las manos. Anda, vámonos.
Antes de abrir la puerta Baekho cierra los ojos y expande su mente.
– Siguen ahí. Pero si vamos hacia la derecha en dirección al pasillo 23, pasamos por delante la puerta 4T8 y giramos a la izquierda vamos a poder esquivarlos.
No he entendido nada. Pero en fin, asiento y ya me guiará.
Salimos y yo le sigo a través de los laberínticos pasillos. Voy tan concentrado pensando en que ahora voy a traerle la comida a Min y él se pondrá muy contento que no me doy cuenta que Baekho se detiene de golpe, y choco contra su espalda.
– ¿Qué haces? Ten cuidado, ¿es que no miras por dónde vas?
– Eso tú, ¿por qué te detienes de golpe?
– Es que se han movido, se están acercando. Están a tan solo dos pasillos de nosotros.
– ¿Y no podemos esquivarlos?
– Sí, pero creo que es mejor enfrentarnos a ellos.
– ¿Pero no dijiste antes que debíamos pasar desapercibidos?
– Es cierto, pero piénsalo: ahora estamos muy lejos de la antigua sala 5. Ellos no saben que nos escondemos allí. Si nosotros nos dejamos ver por aquí vamos a distraer su atención, van a pensar que estamos escondidos por aquí y van a dejar de buscarnos donde nos están esperando nuestros compañeros. Será un buen modo de protegerlos.
Dicho de este modo creo que tiene razón…
– Baekho yo… No quiero volver a sentirme como un asesino…
Al oír eso vuelve a mi el recuerdo de nuestra última pelea, el recuerdo de la consistencia de su cuerpo mientras apretaba la correa entorno a su cuello, los gritos, el olor de la sangre, y esa sensación tan repugnante de sentirte sucio y miserable, realmente sientes como te pesa tu consciencia, arrastrándote al infierno al que tú mismo te has condenado. Tampoco quiero volver a sentir eso.
Asiento.
– Tampoco quiero matarlos. – Suspiro – ¿Esperamos entonces?
– No… Quiero volver ya… No hay ninguna otra forma de… ¿De no tener que matarles?
– ¿Capturarlos vivos y encerrarlos en algún sitio? – propongo, luego niego con la cabeza dándome cuenta de lo disparatado de mi idea – si al menos tuviésemos algo con que dejarles inconscientes…
De repente abre los ojos como platos y sonríe.
– ¡Claro!
Tira de mí para arrastrarme y empieza a desandar todo el camino hasta las duchas. Al llegar allí me suelta y, a una velocidad que casi no puedo seguir sus movimientos, se dirige a los armarios junto a la pared del fondo y se pone a rebuscar en los cajones.
Vuelve a mi lado unos segundos más tarde, trayendo en sus manos una cajita negra. La abre, mostrándome siete jeringuillas que aún quedan llenas de un líquido transparente.
– Son los sedantes que usaban con Ren – me explica – los he visto antes pero no pensé que pudieran servirnos para nada.
Sedantes. Pues claro. Si conseguimos clavarles eso… Es una buena forma de quitárnoslos de encima sin vernos obligados a matarles, y no parece tan difícil… Siento como en parte mi consciencia se aligera.
– Buena idea. – Asiento, convencido – intentémoslo pues.
Solo necesitamos tres, pero nos llevamos el estuche entero por si más tarde las necesitamos. Volvemos al sitio donde estábamos, los guardias siguen patrullando la zona. Él insiste en llevarse dos jeringuillas y enfrentarse a dos ya que como es rápido se los quitara de encima «antes de que le hayas puesto un dedo encima al otro». Claro enano, lo que tú digas… Aunque me parece ególatra y pedante accedo, porque sinceramente no me siento lo suficientemente fuerte para enfrentarme a dos de ellos a la vez.
Sigo a Baekho hasta que se detiene al lado de una esquina.
– Están al otro lado.
Dejamos las mochilas en el suelo, si tenemos que luchar sólo nos molestarán. Y nos miramos a los ojos. A la de tres salimos a por ellos. Uno… Dos… ¡Tres!
Hace frío, mucho frío, y en mis sueños incluso la sangre se congela. No me siento los dedos, ni las manos, ni los pies. Poco a poco voy perdiendo la sensibilidad de mi cuerpo, pero no del todo, porque algo en mi arde. Un potente fuego que me abrasa pero que, aun así, no es capaz de mantener el frío alejado. Y duele… Me duele la cabeza, y los ojos, me duele el brazo, y me duele el cuello de respirar este aire helado…
– Creo que tiene fiebre. ¿Será por la herida?
– Puede. ¿Está consciente?
– No lo se…
Oigo las voces de mis compañeros, pero no me atrevo a abrir los ojos a mirarles, suficiente tengo con seguir obligando a mi pecho a subir y bajar, subir, bajar, subir,…

JR parece estar cada vez peor. Coloco una mano en su frente. ¡Dios, está ardiendo! Tenemos que hacer algo. Miro a Ren tumbado en el suelo no demasiado lejos. No parece estar en muy buenas condiciones para ayudarme. Vale, creo que tendré que apañármelas solo.
Se me ocurre algo. De un tirón rompo un trozo de tela de mis pantalones y con mi poder lo mojo con agua. Luego se lo coloco en la frente. A ver si le ayuda a bajar un poco la fiebre, es que no tengo nada más.

Al final Min ha encontrado una buena manera de bajarle la fiebre a JR, su poder es muy útil, al contrario que el mío. No me sirve para nada y no puedo ni ponerme de pie, ahora mismo no soy más que una carga para ellos.
– Min… siento no ser más útil.

Pobre Ren, realmente parece preocupado por no poder ayudar. O quiero pensar que es eso, porque su expresión tampoco dice nada… Le sonrío tiernamente.
– Tranquila, rubia, yo me encargo. Tú descansa y ponte bien, luego podrás ayudarnos.
Asiente con su misma expresión que no dice nada.
– Oye, ya que controlas los elementos podrías encender algo de fuego, ¿no? Me estoy helando y creo que a JR también le irá bien…
Tiene toda la razón. Estaba tan concentrado preocupándome por nuestro estado lamentable que ni siquiera había pensado en eso. A ver si está rubia tendrá razón cuando dice que soy tonto…
Utilizo mi poder para encender una llama de tamaño considerable si quiero que nos sirva para calentarnos. Pero no voy a tener la llama en las manos todo el rato, es agotador. Tengo que encender algo. Miro a mi lado pero no veo nada que pueda servirme. Finalmente decido sacarme la capucha del traje y la enciendo. Es acolchada, espero que queme bien. De momento funciona, pero no creo que aguante demasiado…

Min se pone a quemar la capucha del traje pero no creo que dure mucho, necesitamos alguna otra cosa para quemar. Respiro hondo e intento levantarme. Bien, no es tan difícil.
Lentamente empiezo a recorrer la celda buscando alguna cosa que pueda quemar pero esta prácticamente vacía. Cruzo la pasarela lentamente, apoyándome en la barandilla de madera. Espera. ¡Madera!
– ¡Eh Min! ¡El puente es de madera!!
– ¡Oh! ¡Perfecto!
– Esta medio podrido así que espero que se rompa fácilmente…
– ¿Y crees que se encenderá?
– No sé, por probar…
Muevo un poco la barandilla con la mano, parece podrida pero no lo suficiente como para romperla con las manos. Me aparto un poco y le doy una patada. ¡Auch! Vale, mala idea, pero se ha roto un poco. Le doy un par de golpes más intentando no perder el equilibrio hasta que finalmente se cae un buen trozo.

Espero que sirva.
– ¡Min! ¡Ya tenemos un trozo!!!
Miro hacia Ren y le veo acercándose caminando torpemente con un trozo de madera en las manos. Cuando llega me la enseña. Está húmeda y podrida. ¿En serio podremos encender eso? En fin, habrá que intentarlo.
Acerco la capucha encendida a Ren y él pone la madera sobre las llamas. Lo único que conseguimos es humo, y a los pocos segundos Ren suelta la madera con un grito
– ¡Auch! ¡Me he quemado!
Genial, Ren quemado, un montón de humo y la madera ni se ha inmutado.
– Perdón…
Así no vamos a conseguirlo. Cojo el trozo de madera y me concentro en sentir todas y cada una de las moléculas de agua que contiene y que lo humedecen, y las obligo a salir de allí, a evaporarse. Es difícil, pero poco a poco consigo secar la madera. ¡Buf, es agotador! Lo había intentado alguna vez y sabía que era posible pero… no recordaba que cansase tanto… No consigo secarla del todo pero ya no está tan húmeda. Me giro buscando la capucha que había encendido pero ya se ha apagado. Mierda, tendré que volver a encender la llama.
Suspiro con resignación y vuelvo a concentrarme para crear fuego. Cuando lo tengo en las manos lo acerco a la madera, cruzando los dedos mentalmente para que se encienda. Esta vez sí prende, aunque le cuesta un poco, y yo suspiro de alivio a la vez que me derrumbo, mareado.
Que calorcito… ya no es ese fuego ardiente ni ese frío polar, es una calidez dulce y brillante que me relaja. Poco a poco vuelvo a sentirme los pies, las manos, los dedos, las orejas. Voy recuperando mi cuerpo. Siento más el dolor de cabeza, siento más el dolor en mi brazo, pero es más soportable. Me atrevo a abrir los ojos y veo las llamas danzando frente a mí. Es hermoso… recuerdo cuando antes mientras Ren estaba perdido me he peleado con una llamita que había creado Minhyun, incapaz de comprender que era fuego, y que quemaba, y no puedo evitar reírme de mi mismo.
– ¿Ya estas mejor? – me pregunta Minhyun tumbado cerca de mi, junto al fuego.
Asiento. Oigo unos golpes y veo a Ren algo más allá dándole patadas a una pasarela de madera.
– Cuanta energía.
– Le he dicho que teníamos suficiente pero insiste en que así no se siente tan inútil… – me explica – tampoco quiere dormir.
– ¿Por lo del sueño? – Asiente

– Lleva así toda la no… Bueno, des que te has quedado dormido. Me preocupa…
No se que responder. Claro que también me preocupa Ren, pero los demás no estamos mucho mejor. Minhyun se ve cada vez más demacrado, aunque intente parecer fuerte está agotado, y yo, sin ir más lejos, sigo sintiendo que el brazo me arde de dolor…
Me incorporo, ignorando la cabeza que me estalla y el mareo y vuelvo a deshacer el vendaje. De lo que había sido un surco profundo hace apenas horas ya solo queda una costra y una línea rosada. Es increíble, por que duele para mucho más que eso…
Sigo dándole patadas a la barandilla para intentar conseguir más madera, pero está más dura de lo que parece. Pero lo conseguiré, parece a punto de romperse, una más… ¡Auch! ¡Joder! ¡Qué daño! Pierdo el equilibrio y me caigo de culo al suelo. Genial Ren, eres patético.
¿Qué ha sido este golpe? Me giro y veo a Ren en el suelo. Esa rubia testaruda…
Desde el suelo le doy un último golpe y finalmente cae otro trozo. Me levanto cojeando y me siento al lado de la hoguera improvisada. Le tiro el trozo de madera y me relajo. ¿Debería ir a buscar más madera? No creo que la que tenemos dure mucho… Pero si sigo haciéndome daño en el pie aun seré más inútil…
Por fin Ren ha dejado de luchar contra el puente, hace rato que le he dicho que no hacía falta, pero él no me ha hecho ni caso. Estoy más tranquilo si le tengo aquí quietecito, no está como para ir peleándose con barandillas de madera.
JR se ha quitado la venda del brazo. Me alegra ver que su herida ha mejorado bastante, pero parece que sigue doliéndole, y creo que no le ha bajado del todo la fiebre.
Después de comprobar el estado de su herida intenta volver a ponerse la venda. Pero entre que está medio somnoliento por la fiebre y que sólo puede usar una mano le está quedando una chapuza digna de campeonato. Eso no le durará ni dos minutos.
– Déjame a mí.
Le cojo las venas y le deshago “eso” que no sé si puede llamarse vendaje. Y él me deja hacer sin decir nada. Con cuidado para no hacerle daño le vendo el brazo, no se me da mal. Cuando termino admiro orgulloso mi obra: éste sí que aguantará.
Pero cuando levanto la vista sonriendo para mirar a JR veo que él está llorando. ¿Le habré hecho daño? ¡Aish, pero si he procurado ser cuidadoso!
– JR, ¿qué te pasa? ¿Te he hecho daño? Perdóname…
– No, no es eso, lo has hecho muy bien…
– ¿Entonces?
– Es que… la forma en la que me has vendado el brazo… es igual que cuando me lo hacía mi madre y…

 Con esto recuerdo todo lo que nos ha contado antes: que mataron a sus padres, que no tiene familia, ni lugar al que volver… De hecho yo tampoco lo tengo… Por eso creo que en cierto modo puedo ponerme en su lugar. Y me da mucha lástima, lo siento mucho por él.
Sin pensarlo lo abrazo. Rodeo su cuello con mis brazos y lo aprieto fuerte contra mi pecho. Quiero que sienta que no está solo, que estoy a su lado, que puede contar conmigo.
No esperaba mi reacción, porque tensa su cuerpo y no se atreve a devolverme el abrazo. Y sé perfectamente que es porque no quiere tocarme con sus manos.
– Minhyun, ten cuidado, soy peligroso y no quiero hacerte daño…
– No me harás daño, sé que no lo harás. Porque confío en ti.
Siento que vuelve a llorar, pero esta vez tiene una sonrisa dibujada en los labios. Y me devuelve el abrazo con fuerza evitando tocarme con las manos.
– Gracias…

Pobre JR, realmente le habíamos juzgado mal…Lo ha pasado muy mal y nosotros tratándole de loco…
Oigo unos pasos que se acercan. Deben ser los chicos, ¡espero que estén en bien!
Antes de que pueda avisar a Min y JR se abre la puerta.

Contamos hasta tres y salimos a por ellos.
Mientras corro hacia los guardias veo a Aron ya junto a los ellos. Alza la jeringuilla y la hunde en el cuello de uno de nuestros enemigos. Este cae al instante con una mueca. Pero no me permito distraerme. Aprieto mi jeringuilla y me concentro. Llego hacia ellos, encarándome al guardia, alzo mi mano imitando a Aron con el arma en alto y siento el beso eléctrico del metal contra mi brazo, contra mi piel. El temblor de todo mi cuerpo sacudido por las chispas.

Utilizo mi poder para llegar a ellos a la velocidad del rayo. Todavía no se han dado cuenta de mi presencia que uno de ellos ya tiene mi jeringuilla hundida en la piel de su cuello y vacía de su contenido. Se desploma delante de mí un instante después.
He conseguido deshacerme del primer guardia sin dificultad alguna. ¡Bien! Saco la segunda jeringuilla y busco al segundo.
Pero entonces oigo un grito detrás de mi proveniente de la inconfundible voz de Baekho.

Grito, pero soy incapaz de darle nada de poder a mi voz, no es más que un aullido de dolor. Consigo apartarme, dejo de sentir la corriente, y aunque estoy entumecido me niego a contemplarme mucho. Lanza un nuevo ataque hacia mí, lo esquivo, y recuerdo que yo también tengo un arma.

El grito de Baekho ha hecho que me girara, parece que el golpe que le ha dado el guardia con la porra eléctrica le ha dolido bastante. Veo que tiene dificultades para ganarlo y pienso en ayudarlo.
Cuando estoy a punto de saltar encima del guardia que está peleando con él noto un golpe y un calambre en mi mano que hace que la jeringuilla que sostenía salga volando. Me doy la vuelta sobresaltado y veo al enemigo que nos queda. Vaya, ya casi me había olvidado de él. Ha aprovechado mi distracción para atacar con la porra eléctrica.
Acaricio instintivamente mi mano roja y adolorida.
Veo la jeringuilla en el suelo y salto veloz hacia ella para recuperarla, antes que el guardia pueda volver a atacar. Pero cuando consigo llegar hasta ella veo que está rota y todo su contenido esparcido por el suelo.
No tengo otra jeringuilla a mano. Voy a tener que ir donde dejamos las otras.
Pero cuando levanto la cabeza veo el guardia apuntándome con la pistola. Ahora sí que tengo un problema grave.

Saco la porra eléctrica que venía con el traje y detengo el golpe. Ataca de nuevo y yo vuelvo a detenerle, aparando su arma para desmontar su defensa.
Los golpes se transforman en estocadas cada vez más fuertes. Al final van a servirme de algo las clases de kendo

Me dispara. Pero yo utilizo mi poder para salir corriendo y saltar sobre él sin que las balas lleguen a tocarme. Cae al suelo y del golpe suelta la pistola y ésta se desliza fuera de su alcance.
No tengo tiempo de ir a por otra jeringuilla. Debo encontrar otro modo de dejarle fuera de juego. Aunque no quiero hacerlo no tengo alternativa.
Antes de que yo pueda hacer algo me golpea en las costillas con la porra eléctrica y consigue sacarme de encima suyo. Caigo al suelo a su lado. ¡Dios, como duele!
Veo que se ha puesto de pie y alza la porra eléctrica para golpearme de nuevo. No puedo permitírselo.
Soy más rápido que él y antes de que pueda atacarme le doy un puñetazo en la cabeza con todas mis fuerzas. Cae al suelo inconsciente. Le sale sangre de la nariz y de la comisura de los labios y creo que los huesos de la cara están fuera de su sitio.

Detengo sus golpes y se los devuelvo, siempre concentrado al 100% y con los cinco sentidos en mi contrincante. Nuestras improvisadas espadas chocan una y otra vez en el aire, soltando chispas en cada golpe. Me concentro tanto en la lucha que el resto del mundo pierde sentido.
Pero recuerdo a Ren, mi brillante rubito esperándome en la antigua sala cinco. Agotado, hambriento, congelado. Me necesita. Y solo entonces me siento lo suficientemente fuerte para soltar mi arma y gritar, inmovilizar su cuerpo y, antes de que me fallen las fuerzas, sacar de mi bolsillo la jeringa que aun guardo y hundirla en su cuello, vaciando en él el potente somnífero.
Sus ojos se cierran tras la máscara y cae, derrotado. “Lo siento amigo, ha sido una gran lucha”.

Miro el guardia delante de mí. No se mueve. ¿Estará muerto? No me atrevo a acercarme para comprobar si respira. ¿Y si es verdad que está muerto? ¡Dios mío, no puede ser! ¿He matado a otro? ¿He acabado con otra vida humana? No debí golpearle tan fuerte… ¿Por qué demonios son tan frágiles? No, creo que soy yo que soy demasiado fuerte… Debería haberme controlado…
Cálmate, debo mantener la cabeza fría. Intento dejar de pensar en ello, ya no puede hacerse nada. A lo mejor sólo está inconsciente. Me propongo tener más cuidado la próxima vez.
Baekho también ha ganado su combate. Bien, ya podemos marcharnos. Volvamos a la sala 5, con Min, quiero que me dé el beso que me debe.

Siento un peso en mi consciencia, como si hubiese hecho trampas para ganar este combate.
Respiro, cansado, y saltan las alarmas de mi mente indicándome que algo va mal.
Me quedo congelado.
No puede ser.

Baekho no parece dispuesto a marchar. ¿Qué rayos le pasa ahora? Parece muy concentrado, perdido en el interior de su mente. Y no le gusta lo que siente. Se ha quedado bloqueado, como una estatua. No se mueve, no parpadea, creo que ni respira espero no tener que hacerle el boca a boca, ¡puaj!
– ¿Baekho?
Nada, no responde.
– ¡Baekho! ¿Me oyes? ¡Di algo, por favor, me estás asustando!
– Guardias…
¡Oh, no! ¡Otra vez no! Estoy agotado, no quiero volver a luchar. Suspiro pesadamente.
– ¿Dónde están esta vez? ¿Están muy cerca de nosotros?
– No… En la antigua sala 5…

Esperamos que os haya gustado!  Probablemente no vamos a actualizar durante un par de semanas ya que el tiempo se nos echa encima, si lo tenemos terminado publicaremos un pequeño Baekren mientras tanto. Gracias por vuestro apoyo! 

SHIROKO KUROKO AOIKO